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No. 69/ Mayo 2014



Yendi Ramos
(Oaxaca, 1982)


El parto de Aquila

Si la mirada de las cosas es ligeramente dulce,
ligeramente grave, ligeramente pensativa, es una mirada del agua.

Gaston Bachelard


Nacer, ¿será?
olvidar la paz del agua, sus cabellos
pronosticar el viaje de un jinete experto
que a tientas recorre el vagón.

Será la respiración que desdibuja la frente o simplemente es dar golpes
    a lo blando
una venganza sin orgullo ni errática posible. Abrir buscando arbustos: piracanto.

Porque sinceramente hasta molesta
la rara forma de lo claro
es quizá esta combinación que somos de raza turbia.

Así, que así, se siente haber bebido de su sueño
y luego ayudarle a juntar escamas en el muelle
para estar atento a esta posición vertical
que mira allá.




El temor de Miroslava

Temo que en tu tren no haya sal
que al regreso la curva se endeble y no puedas ver la esquina
a la alucinación en el garito cuando te truenes los dedos y pienses que es tarde
temo que en tu pasado mi forma aquélla haga un caliche sobre la olla
y en el Maipo las rodillas levanten el ancla y no identifiques el secreto.

Puedo leer de tu mano cómo evades esa gran luz que es el día
el relato de cómo Octavio con una cáscara mintió un 12 de julio
porque se puede vestir una ciudad con una historia repugnante
o caminando tú y yo tomados de la mano
―antes que llegue ese día en el que podamos ver, ictíneos, un juego de pelota―
pero me da frío
porque a pesar del breve sabor de la nuez y las costuras sobre el bordado
nunca entenderé cómo se ve desde tu Puente
el cardias a tus años, el témpano, Saturno y todo a su llegada.