No. 70 / Junio 2014

 
Grietas en el MUAC


Poéticas visuales
Por María Andrea Giovine
 
En Poesía y realidad, Roberto Juarroz dice que “el poeta es un cultivador de grietas”. Generador de grietas en el lenguaje, de grietas en la más pura estructura del edificio poético. Algunas grietas que se forman en una pared o en un techo se quedan ahí por años y se van haciendo más y más profundas hasta que un día un pedazo se nos viene encima. Otras, simplemente permanecen y se convierten en una parte de nuestro entorno y de nuestro paisaje cotidiano hasta que prácticamente dejamos de verlas. Sin embargo, las grietas, y particularmente en la metáfora de Juarroz, son desestabilización, descimentación.

Del 27 de marzo al 31 de agosto de 2014, el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) exhibe la exposición Desafío a la estabilidad. Procesos artísticos en México 1952-1967. Me permito reproducir aquí la información de presentación de la exposición, que se encuentra en la página del museo (www.muac.unam.mx ):

Desafío a la estabilidad. Procesos artísticos en México 1952-1967 ofrece una visión amplia de este complejo e intenso momento creativo de apertura en las artes mexicanas que aporta una revisión amplia, crítica y académica que se aparta de una visión unívoca sobre los campos artísticos y el peso que la figura artística individual significa. En un contexto de modernización y replanteamiento de las relaciones entre identidad nacional e influencias internacionales, aparece una generación de creadores que revolucionaron las artes visuales, la arquitectura, la literatura, el cine y el teatro mexicano a partir de nuevas estrategias interdisciplinarias y propuestas audaces, críticas y lúdicas producto de abrazar otro sistema de valores que afectó y transformó perspectivas sobre el cuerpo, la política, la religión y la sexualidad. Aparecieron obras de los géneros más diversos, y el surgimiento al unísono de una nueva forma de utilizar los medios de comunicación como la publicidad en medios impresos, la televisión o la radio. Fue un tiempo de expansión urbana y transformación de la Ciudad de México que dio lugar al descentramiento de las actividades culturales y el surgimiento de nuevos espacios culturales que atrajeron a los emergentes públicos universitarios.

Los núcleos curatoriales que articulan la exposición son: borramientos, corporalidades, imaginarios, modernizaciones, yuxtaposiciones y nuevos circuitos.

Al recorrer la exposición, a lo largo de las distintas salas, el visitante se encuentra con la obra de artistas de indiscutible trayectoria y trascendencia para México y el mundo como Felguérez, Mérida, Rojo, Goeritz, Cuevas, entre otros. Muchas de las obras están fechadas por sus materiales, sus procedimientos y sus búsquedas estéticas, y nos hablan desde una época de la creación artística en la que, luego del deslumbramiento producido por las vanguardias y sus articulaciones de principios del siglo XX, los artistas estaban buscando su voz y su lenguaje en un mundo que daba los primeros pasos en la posmodernidad.

Una de las obras que, a mi juicio, resultan imprescindibles en la exposición es la muy bien lograda reconstrucción del famoso y emblemático poema mural Pocos cocodrilos locos hecho por Mathias Goeritz en colaboración con Ricardo de Robina en 1967 y que se encontraba (fue destruido por el terremoto de 1985) en un café de la calle Niza, en la Zona Rosa, en la colonia Juárez. El mural ocupaba tres paredes con una superficie total de 43 metros y las letras eran de acero pintadas de blanco. Para más información respecto a esta obra y a la filiación de Goeritz con el concretismo mexicano, sugiero consultar el número 49 de esta columna, titulado El concretismo en México: Dos ejemplos de Mathias Goeritz, escrita con la colaboración de Cinthya García Leyva. Baste mencionar que la concepción y realización de una obra de esta naturaleza se puede y se tiene que entender en el marco de los movimientos de poesía visual, objetual y concreta que llevaban ya algunos años de experimentación en el terreno de lo que los poetas concretos brasileños denominaron “la nueva poesía”. En http://www.youtube.com/watch?v=lhDb-nsUA0w se puede escuchar el texto del poema.

El concretismo fue un movimiento de vanguardia que nació en la pintura en los años treinta y se extendió a otras manifestaciones artísticas, entre ellas la poesía, en la década de los cincuenta. Las ideas principales del concretismo pictórico giran en torno a la búsqueda de “objetuación” en la representación de las ideas, el interés porque la línea y la superficie sean el eje rector del lenguaje plástico, el empleo de elementos geométricos básicos y el uso de las relaciones geométricas con el fin de crear construcciones, arquitecturas, efectos vibratorios o de planos superpuestos. Por tanto, este tipo de obras ponen un énfasis particular en la materialidad de las obras y en la exploración con el soporte como elemento articulador de la significación. Y, en su afán por explorar la retórica de la espacialidad, capitalizan la interacción del perceptor con la obra desde su propia corporalidad y ángulo de visión.

En el caso de la poesía concreta, estos postulados se realizan en una poesía que busca enfatizar la materialidad y la corporalidad de las obras, en las cuales, las palabras adquieren cuerpo, peso, forma y dimensión concreta. La poesía concreta, en muchas ocasiones, no está constituida por múltiples elementos discursivos, sino por apenas una palabra o un conjunto de palabras, cuyo sentido abstracto se articula con su más pura dimensión matérica. Esto se puede ver (y experimentar) en la reconstrucción de Pocos cocodrilos locos que se hizo en el MUAC. Es la posibilidad de revivir una pieza de la historia de la poesía experimental en México que, tras ser destruida por el terremoto del 85, durante mucho tiempo solo pudimos ver a través delos registros fotográficos o videográficos. No quisiera decir más al respecto de la obra, pues me parece que el lector debería experimentarla por sí mismo y, así, formarse su propia experiencia y su propia opinión.
poeticas-1-pocos.jpgPocos cocodrilos locos, fragmento del mural reconstruido en el MUAC.
 

Otra obra que quisiera destacar aquí es el poema semiótico, también de Goeritz, que se encuentra precisamente en la parte de la exposición titulada Poesía concreta. En una plancha de acrílico amarilla de grandes dimensiones, encontramos un “texto” que no somos capaces de leer, pues, en realidad, no se trata de un alfabeto real, sino de una mezcla entre la escritura árabe, la hindú y la cuneiforme; se trata de una simulación de texto que de alguna manera “engaña” a nuestro ojo. Así pues, el poema es visible, más no legible. Vinculado con las nociones de borradura y desmantelamiento, Goeritz nos propone un poema que no podemos leer, sino únicamente ver. De ahí, precisamente que lo haya titulado poema plástico. Esta obra está filiada con el concretismo y también con la poesía semiótica, la cual pone el énfasis en el signo en términos muy abiertos, no solo en el signo lingüístico como elemento constitutivo y motor de la configuración de sentido en el poema.

poeticas-2-plastico.jpg

Mathias Goeritz, Poema plástico
 
Por último, quiero mencionar otra obra ubicada en la zona destinada a la Poesía concreta, el Antipoema de Hersúa (Jesús Hernández Suárez), de 1967, la misma fecha de Pocos cocodrilos locos. Se trata de un conjunto de cuadrados y triángulos colocados para formar un rombo. En las piezas de la parte superior se lee un texto que se complementa entre sí. La idea de la obra es que las piezas se puedan mover para combinar de distintas maneras las formas geométricas y el texto. Atinadamente, el museo decidió hacer una réplica de la obra y colocarla a disposición del público para poder interactuar con ella. Me parece una decisión museográfica muy atinada, pues la obra fue pensada para ser manipulada por el perceptor, no para ser contemplada pasivamente. El título de esta obra, Antipoema, resulta muy interesante, pues da cuenta de la intención de Hersúa de plantear la obra como un cuestionamiento, como una negación que nos hace pensar en términos de tradición y ruptura.

Pocos cocodrilos locos, Poema plástico y Antipoema son tres obras que coinciden en tiempo y en propuesta artística. Son obras coherentes con su momento de producción, coherentes con las indagaciones propias de una generación que se encontraba buscando su identidad artística y que quería estar a tono con las inquietudes y planteamientos estéticos a nivel internacional. Se trata de obras que buscaban ser grietas.

Ojalá que el lector pueda tomarse unas horas para recorrer esta exposición que resulta fundamental para entender los caminos recorridos por una generación de artistas imprescindibles para la historia del arte nacional y para la consolidación del arte contemporáneo en México. No es casualidad que la exposición se titule precisamente Desafío a la estabilidad, pues las obras en su momento intentaron ser grietas, rupturas para generar nuevas actitudes artísticas.