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US Latino Poets en español
Por Xanath Caraza

Copatrocinado por el Smithsonian Latino Virtual Museum
 

us-latino-karla-coreas.jpg Karla Coreas vive en el Bronx, Nueva York. Es poeta, fotógrafa, traductora literaria, editora y promotora cultural. Su poemario Tarde en Manhattan apareció por primera vez en 2008 y fue reeditado en 2012 por la editorial Urpi.  Su próximo poemario es Como dos perfectos extraños. Ha sido intérprete en varios eventos poéticos de América Latina y Estados Unidos. Ha traducido al inglés y al castellano a escritores internacionales como Luis Manuel Pérez-Boitel de Cuba; a la dramaturga Mariluz Suárez Herrera de México; Martin Zet de República Checa; Otoniel Guevara de El Salvador; al poeta israelí Amir Or; al escritor y dramaturgo peruano Walter Ventosilla, entre otros. 

No. 70/ Junio 2014


US Latino Poets en español
Por Xánath Caraza

Copatrocinado por el Smithsonian Latino Virtual Museum
 
us-latino-karla-coreas.jpgKarla Coreas vive en el Bronx, Nueva York. Es poeta, fotógrafa, traductora literaria, editora y promotora cultural. Su poemario Tarde en Manhattan apareció por primera vez en 2008 y fue reeditado en 2012 por la editorial Urpi.  Su próximo poemario es Como dos perfectos extraños. Ha sido intérprete en varios eventos poéticos de América Latina y Estados Unidos. Ha traducido al inglés y al castellano a escritores internacionales como Luis Manuel Pérez-Boitel de Cuba; a la dramaturga Mariluz Suárez Herrera de México; Martin Zet de República Checa; Otoniel Guevara de El Salvador; al poeta israelí Amir Or; al escritor y dramaturgo peruano Walter Ventosilla, entre otros.  Actualmente dirige Urpi Editores en Nueva York y es la Directora General del Festival Latinoamericano de Poesía Ciudad de Nueva York que organiza Latino Poets NY. Su poesía ha sido traducida al inglés, portugués y hebreo.

Fundó y dirigió los espacios literarios Martes Soleados de Poesía y Letras y Voces en Long Island, Nueva York. Anualmente es invitada especial por la Universidad de Massachusetts para dar talleres de escritura creativa durante la Semana de los Escritores Latinos de la ciudad de Boston. Ha participado en varios recitales y lecturas de poesía en diferentes ciudades en los Estados Unidos, así como en varios países en Latinoamérica. Ha sido merecedora del reconocimiento al mérito por ser Orgullo Salvadoreño-Americano, y por su aporte como escritora y promotora cultural. Ha publicado las traducciones Performance para mí mismo (2006) del poeta checo Martin Zet, así como el libro Milagro/Las Horas (2010) y recientemente publicado en Cuba Milagro (2013) del poeta israelí Amir Or.

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Karla Coreas le canta al amor, uno de los grandes temas de la poesía. Le canta al amor en sus múltiples posibilidades, el perdido, el anhelado, hasta al platónico; también le canta a ese amor que no deja dormir y en ocasiones al que duele. Entreteje sentimientos con los paisajes urbanos de la ciudad de Nueva York; los rascacielos de la ciudad aparecen en sus versos, las caminatas por los parques, bancas metálicas y postes de luz donde, valientemente, la poeta declara su amor.

Coreas en realidad está expresándose como mujer que siente y eleva su voz. Rompe con papeles tradicionales, deja el silencio, y no espera a que llegue el hombre ideal y la conquiste. Ella es conquistadora, osada y hasta temeraria. Con su poesía se desdobla y piensa en voz alta, mujer que desea y que no se intimida, y de paso, reta los presupuestos sociales.

En muchos de sus poemas Coreas combina desde lo sensual hasta lo erótico y en muchos de ellos existe la ironía. Invita a personajes literarios a romper con sus roles, a abrir los ojos y a conocer la vida, a veces, con picardía, otras a deleitarse con el sabor de la piel.

A continuación mi selección de poemas de Tarde en Manhattan (Urpi editores, 2012):



Para Alicia


En el jardín de violetas está sentada,
Terciopelo entre ramas.
Un viento suave la acaricia.
Silencio.
El rocío la humedece,
Ella juega con violetas—
Pobre Alicia en el paraíso de la ilusión.
Debería conocer el país de las picardías.




Tarde en Manhattan

Entre la 33 y la 7a Avenida
el viento de acero y su alborada sacuden mis pestañas
La yerbaseca pisoteada por las sombras
es una danza macabra al compás de las estrellas
El escarnio de esta ciudad y su charco de licores
desvía el vuelo de los pájaros
La luz de su pecho no encuentra una flama
y los minutos de una sonrisa se van al resumidero
Un farol sacude la arena de mis ojos
ambos nos reconocemos solos y vacíos
y la poeta sin darse cuenta muerde los cristales
de infinitos escaparates
no sabe si afianzarse a la gélida mirada del farol
o a la ternura engañosa de la medianoche.
De algo estoy segura
entre el farol y mi presencia
ambos inspiramos lástima.





Cuando regreses

Abandonaré la angustia y ordenaré las letras de mi vientre.
El vocabulario de la dicha borrará las migajas farsas
que quedaron esparcidas en la alfombra
y el tambor del sueño danzará alegremente en la orquesta del delirio.
Mis pupilas brillarán ante la furia del vino tinto
con la certeza indiscutible que tu sed y respiración volverán a tocar a mi puerta




Antes de pensar en ese instante de filigrana donde aparece una sombra

Contigo me dulcifico,
con tu almíbar me impregno.
Como mariposa
busco el sabor delicioso de tu piel,
(voy de a poquitos chupando todo tu ser).
Te envuelvo entre mis alas,
nos amamos con desmesura,
te revelo mis oscuros secretos.
Siempre pierdo con vos la compostura.




Se me antoja en esta hora que te sigo

Deseo andar por tu mundo sin prisas:
perderme en llanuras, resbalar en grietas,
bañarme en el río dulce de tus manos.
Navegar por tus aguas saladas,
y retozar con tu espuma medicinal.
Estremecerme con cada temblor
que tu tierra provoca.
Conquistar el firme suelo de tus pies,
y sus semillas de amor.
Deleitarme en tu majestuoso paisaje
besar tus planicies húmedas,
y sus colinas de placer.
¡Ah!, se me antoja arañar el cielo
y aventurarme en la placidez oscura
que me provoca el surco fértil de tus músculos.




Vestida de negro

Una mujer vestida de negro con su paz ficticia
de llagas escondidas seduce el cigarrillo de las angustias
su táctica depresiva de absurda ternura
me convoca al pedestal de hielo
y raspando los agujeros negros de mi vida
recuerdo que aún sigo viva
esperando esa carta absurda de poesía
que alivie el dolor del corazón y el cerebro
entre el papel y ese espacio que hay en el mismo centro
donde coloco nombres que nadie más podrá decir.




Declaración frente a poste de electricidad

Si la sangre de mis orquídeas te contara cuánto extraña tu lengua,
seguro cambiarías el destino del otoño.
Si el rojo tenue que ausculta mis labios te contara cuánto añora la geometría
    de tu paisaje,
seguro invocarías los dioses del exilio.
Si mis manos te contaran la trenza de azúcar que hilvana tu secreto
seguro desearías ser un pastel de pétalos frente a este poste
de electricidad donde la noche pasa inadvertida.
Si mis pies te contaran cuánta falta le hacen tus precisas reglas amorosas
seguro confesarás que el olvido no ha olvidado la mirra y la espuma de tu cuerpo.




Mujer que se despide

La mujer vestida de blanco me llama.
Camino hacia ella.
Alguien me toca la espalda, me frena.
Oscilo entre el aquí, entre el allá,
entre el ayer y el mañana.
Aún reconozco mi sonrisa y mi lamento.
Aún sigo viva.
Me acerco a la orilla del río
busco verme en el agua de la mañana.
También veo la mujer despedirse
con un vestido negro de tanta espera.





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