No. 70 / Junio 2014



El estilo de Octavio Paz


La clásica definición del estilo como el hombre mismo ―dada por Buffon― está íntimamente entroncada al temperamento del escritor, a su relación erótica con el lenguaje, a sus tics sintácticos. En Octavio Paz hay una relación intrínsecamente poética entre el lenguaje y el pensamiento. Hay, asimismo, un decir supeditado a una visión, a una erótica del discurso ―en el sentido barthesiano de la expresión. Paz utiliza una lógica en el estilo en perfecto equilibrio con la gracia, la emoción y la metáfora del pulso expresivo. En su prosa, las proposiciones hacen pensar en un estilo matemático y en una geometría sintáctica; tal es el uso, verbigracia, de los dos puntos, que en él se vuelve un tic estilístico, para dar una relación de equivalencia, de causa-efecto, de ideas y proposiciones. El suyo es un estilo que tiene sus ecos en la prosa surrealista, la crítica estructuralista ­―Barthes, Caillois―, en Ortega y Gasset y Alfonso Reyes.

En el autor de El laberinto de la soledad, los periodos oracionales son predominante­mente breves, con una hegemonía que, en cambio, no depara en monotonía sino en un ritmo festivo y deseante, en sus frases. Esa brevedad de sus proposiciones es la clave de su estilo, conciso, preciso, entrecortado: el estilo del ensayista que es hijo legítimo de la poesía -o bien: del ensayista que es una proyección del poeta, y viceversa. Sus ensayos son poéticos y su poesía es reflexiva, pensante, o, como dijo Carlos Fuentes, recientemente: "El gran acierto de Paz fue darle pensamiento a la poesía y poesía al pensamiento. Contagió su prosa de relámpagos metafóricos y su poesía de lucidez discursiva". Sus ideas no vienen dadas por la intelección filosófica sino por la intuición racional y la especulación conceptual. Quiso, claro está, explotar (o explorar) en el territorio del pensamiento, haciendo acopio de la adivinación, la espontaneidad, el juego ―por qué no― de la intuición y la metáfora. Sus destrezas verbales, que provienen menos de la prosa española que de la francesa, le permitieron crear un estilo peculiar, acaso único en nuestra lengua. Paz hace uso de los recursos de la literatura ―analogía, alegoría, metáfora― como método de pensamiento y de los recursos de la filosofía ―intelección, razonamiento― como método intuitivo. Máquina pensante en la que el poeta nunca desaparece: comunión del ensayo y la poesía, la emoción, el concepto y la imagen. Su estilo de escribir nunca cedió ante el tratamiento de los más diversos temas: la política, la soledad, la democracia, la libertad, el amor, la muerte, el erotismo, el arte, la historia, la antropología, la lingüística, la cultura. Podría decirse que, después de Sartre, fue el gran moralista de este siglo.

Una página de Paz tiene la forma de la geometría, del álgebra verbal, y el contenido, de la gracia estilística, de la magia sintáctica: deseo, adivinación, espontaneidad, cálculo, azar, intuición, economía de medios expresivos. Cultivó, con igual gracia y perfección, el ensayo y la poesía. Pero, en realidad, cultivó un gran género anfibio, neutro, que se sitúa en las inmediaciones: poesía-ensayo. Podría decirse que creó un género literario. Su poesía ensaya y su ensayo poetiza, siendo así que se sitúa en los orígenes de la poesía cuando esta vivía (y vive) en casa contigua con la filosofía. En sus poemas hay ideas; en sus ensayos, metáforas. En los primeros hay pensamiento y en los segundos, poesía, temblor, metáfora. En ambos predominan la reflexión, la meditación del instante que se hace permanente en la conceptualización. El pensamiento que se vuelve gracia, hechizo, magia, instinto, relámpago, discurso. Correspondencia de sentidos, analogías de los contrarios, contrastes y coincidencias, juegos analógicos, desplazamientos semánticos, dispersión y reconciliación de los conceptos, oposición dialéctica, todos estos elementos confluyen en la configuración y fundamentación del estilo prosístico de Octavio Paz. Su pensamiento es crítica al lenguaje, a la sociedad, a literatura, a la realidad misma, a la creación verbal, a la historia. La imaginación y el pensamiento en él son críticos o, como él suele decir, la creación misma es crítica. El título de algunos de sus libros revela la naturaleza de su pensamiento: Corriente alterna, In-mediaciones, Conjunciones y disyunciones, Convergencia. Es decir, todos remiten a ideas duales, contradictorias y opuestas.





Dossier Octavio Paz, Periódico de Poesía núm. 69