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resena-lagunas-night.jpg Laguna's Night Club.
Antología personal

Julio César Félix
Secretaría de Cultura
del Estado de Coahuila
(Arena de Poesía)
Saltillo, 2013.

Por José Castro González
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No. 72 / Septiembre 2014


Geometrías cósmicas de Julio César Félix

He leído esta noche Laguna's Night Club. Antología personal y he anotado las imágenes que más me llamaron la atención estética como contemplador de poesía, porque la poesía es para eso, para contemplarse con la facultad plástica y conceptual de la infinita mente humana; es lo más cerca que podemos estar del mundo de las ideas, del mundo de los arquetipos eternos de los que hablaba Platón; es lo más cerca que podemos estar de la aprehensión de las cosas en sí mismas, cosa que Kant consideraba imposible, el conocimiento de las cosas en sí mismas... Escribía que solo podemos conocer las cosas en cuanto fenómenos, pero nunca lo que las cosas son en sí. No obstante podemos decir, que la poesía es una investigación de vida que sí nos lleva, en ciertos momentos, a la contemplación de la esencia de la Realidad, de las Ideas eternas e inmutables, de la Verdad universal en sí misma de todas las cosas y seres de la Naturaleza. Del conocimiento de lo infinito al descubrir el interior humano como algo cósmico, interminable y eterno.

La primera imagen del libro que me llamó la atención está en el poema "Despojo Festivo", en Al Sur de tu Silencio:

...los cálculos infinitesimales
del agua
y de tus ojos
inauguran el día
en su geometría cósmica...

(Me gusta poéticamente porque es una imagen lograda con las materias del cuadrivium medieval, la aritmética y la geometría, que como escritores podemos sentir que no nos corresponden tanto como las del trivium; la música y la astronomía eran las otras dos materias que conformaban el cuadrivium). Sé que [el autor] no estaba pensando en eso cuando construyó la imagen, pero ya lograda, la imagen es del lector. Siento que a través de ella se alcanza a ver la poesía que hay en la matemática, sin embargo, es la amada la que establece la geometría cósmica; me gusta bastante la conjunción de lo infinitesimal con lo cósmico. Yo he sentido que la esfera es una constante en nuestro universo, desde la forma esférica de los átomos, hasta las grandes conglomeraciones esféricas de los planetas y las estrellas. El cosmos está ahí y nos toca la tarea de comprenderlo.

Otro grupo de versos que me llamó la atención está en el mismo libro, que el anterior, en el poema "La Palabra Vagabunda":

Es un marasmo de ideas
que giran
como los demonios en torno a mí
que se encuentran en los versos
que hacemos
en este preciso juego.

(Yo soy una persona de infierno, alguien que al morir bajará al avernal para vivir allí con los otros demonios y castigar a los desalmados; ya antes he estado en el infierno y he llegado a ser óptico del avernal. Así que las imágenes con demonios me parecen impactantes. Los demonios siempre están con nosotros, Sócrates tenía su demonio, todos deberíamos reconocerlos como los entes de la divinidad que se encargan del trabajo sucio con las oscuridades de las almas de todos los seres. Qué bueno que las Ideas y los demonios giren en torno a Félix. De hecho, recomiendo que se mentalice con ellos, son de lo más elocuente que puede haber y ayudan mucho en el trabajo con los laberintos del lenguaje).

De este libro, Al Sur de tu Silencio, me llamó mucho la atención el "Autopoema", muy de las vanguardias, muy moderno, y me pareció de esa poesía ingeniosa que sale de los lugares donde aparentemente no hay poesía.

Del libro Desierto Blues, y del poema "Ninfas" me gustó mucho la siguiente imagen:

A mí las ninfas se me aparecen
desde que un ángel tocó su laúd
a mis oídos...

El ser tocado por la música de las entidades angelicales, por los seres trascendentales, es lo que vuelve a un hombre ordinario, aunque sea por leves momentos en la vida, un verdadero poeta. Uno no es poeta las veinticuatro horas del día, cuando eso sucede, la siguiente estación es la indigencia o el manicomio, (al que por cierto y para bien hace mucho que no me meten). Federico García Lorca hablaba del duende de la música de los gitanos, se trata de un espíritu gnómico-musical que habita en el fondo de la sangre, en ese espacio espiritual que hay en todo torrente sanguíneo; al que no lo crea, hay que pedirle que contemple su propia sangre derramada y verá entonces la luz de ser que hay en las venas de todos los seres de la creación. A eso me llevó la imagen de inicio de ese poema. Al mirarla, como poeta vives en el nivel de las contemplaciones ninfáticas; comparto la visión: en las tardes del Malecón es muy común para mí contemplar esos seres de agua y luz que brillan y son el reflejo de la luz solar, son, en el nivel en que uno se mueve, seres solares de categoría cuasiangelical, se trata de las llamadas ondinas, ninfas como lo dice el libro −el diccionario las establece sinónimas.

Bachelard escribiría todo un libro sobre ellas, una poética de la luz, que en secreto siempre estoy redactando, como que es un libro que le faltó a Bachelard y uno se cree tanto como escritor, que espera un día tener sus canas y lograr escribir a su nivel, finalmente, estudiando duro la poesía nada será imposible.

Del mismo libro Desierto Blues, en el poema "Anuncio", me llamó la atención lo siguiente:

Los locos transitan sigilosos
por estos pasillos anunciando
su luz profética con encendedores en las manos
y flores en lugar de ojos...

Muy bien logrado el grupo de versos, y qué no decir de la locura en la poesía y de las categorías estéticas de la locura, yo mismo tengo un grupo de versos donde digo que he despertado con esquizofrenia entre las nubes de agosto, tengo poemas que la llevan por título… Y para no hacer largo el cuento deben saber que he contemplado los mundos extraños de la locura: en realidad se sufre en ellos, se trata de existencias muy cansadas... Por ejemplo, al estar hablando todo el día y toda la noche monólogos interminables que cansan más que una semana de trabajo. No quiero volver a vivirlo y en todo caso, como dijo un poeta: si me vuelvo loco, que no me encierren, que me permitan soñar con las nubes. (Porque lo malo de la locura no son las contemplaciones y habilidades sobrehumanas que conlleva, lo malo es que los demás te encierran, te encierran, te encierran involuntariamente y uno, en estado esquizoide, considera que está bien, que no está enfermo, cuando en realidad sí lo está... Yo mismo al ver a un tipo hablando solo considero que necesita atención y un poco de biperideno).

En fin, como motivo poético, la locura llena gran parte de la historia de occidente, desde Quijote hasta de Rotterdam y de ahí a Foucault, a Gerard de Nerval, a Dalí, a los surrealistas, a quien gusten... Qué poeta o músico no es en realidad un loco, un tocado por los ángeles o la misma divinidad o los magníficos demonios.

Hay un poema que me pareció existencialismo puro y de buena calidad:
"Tú, no sé qué o quién, siempre vuelves"

Estoy sentado en las orillas del todo [...]
y estar esperando algo
no sé cuándo ni dónde
aparecerá por cualquier lado.

Sé que Félix siempre o en alguna época, gustó mucho de las doctrinas existencialistas, creo que a través de este poema se ven sus lecturas filosóficas de esta corriente y del spleen francés; y es que eso también tienen los poemas: se ven las lecturas que uno hace y que tras mucho tiempo se soterran en el subconsciente... De hecho, hasta en el rostro y en la mirada se le ven a uno las lecturas.

Otra de las imágenes que quiero estudiar de esta antología pertenece al poema "Descifrando el Aire":

Inefables demonios que despiertan
la incitación de sumergirse en las aguas del Leteo.

Yo comercio con los demonios, tanto poética como existencialmente. Siento que la nueva juventud debería ponerse a hacer cuando menos eso, ponerse en contacto con las entidades del averno; es claro que el ateísmo reinante desde la locura del Círculo de Viena hasta el insensato Nietzsche y el insípido Heidegger, ese ateísmo reinante impide que las personas entren en contacto con fuerzas psicocósmicas y espirituales que verdaderamente existen... Quizá Dios no les responda a todos, pero los demonios responden y reaccionan al instante cuando se les busca. En ellos está la elocuencia, la poesía, la versificación y el manejo de psicoplásticas activas que verdaderamente ayudan a vivir en profundidad y a prepararse para cuando el espíritu se desprenda de la materia corporal en la que debemos realizar una vida.

De Imaginario de Voces, que ya conocía, me llamó la atención anotar en mi cuaderno esta imagen:

Un niño dice agua
y delfines aparecen
en el trampolín de su lengua...

La anoté junto con las ya comentadas, porque me pareció una plástica poética muy agradable, hace mucho que no escribo poemas o cuentos con la infancia como motivo literario. En estos versos se logra bastante bien. Me recordó cuando mis personajes eran los niños... y es que la infancia conlleva una estética propia: los colores, lo primaveral y la inocencia, así como la aparición mágica de cosas, imágenes o elementos repentinos, son uno de los núcleos significantes de dicha estética.

Del libro Mis Ojos el Fuego de esta antología personal, me gustaron mucho las prosas poéticas "Nadie Posee el Blues" y "Ahora Soy un Ñaque". Julio César debería escribir más prosas como éstas, de hecho, debería sentarse a reescribir el Trópico de Cáncer, o más bien, el Nexus. Sus prosas me recordaron mucho a Henry Miller, creo que aquí tiene un potencial muy fuerte. Sus versos siempre han sido poemas breves con una fuerza en la palabra y el concepto, 'economía de la belleza', la llamo yo; la sorpresa en los últimos versos: poemas cortos dicen más de lo que está escrito en ellos, pero estas prosas en verdad me sorprendieron al grado de atreverme, como poeta, a pedirle que escriba un libro completo con ese estilo. No comento de esos prosemas, la estética en detalle porque me gustaron en bloque, me gustó el estilo de prosar la poesía, no se lo conocía a Félix.

En el otro libro: En El Norte Ya No Hay Playas, la mención de la respiración del venado azul me pareció un buen momento poético; así como me pareció llena de significación la siguiente imagen: la arcilla me ha moldeado el cuerpo y el pensamiento a través de los siglos de las nubes.

Los siglos de las nubes, a través de ellos... No sé si sean diferentes los siglos de las nubes a los siglos de la historia humana, y del pensamiento y de los libros; después de todo, poéticamente, las nubes han de tener su propia eternidad, su propio ser de nube al cual nos pueden llevar la contemplación reposada, el lenguaje en sus últimas consecuencias y el pensamiento en la más profunda de sus penetraciones, no importa lo ambrósica que ésta deba de ser, ni tampoco importa lo que diga Kant acerca de que no podemos conocer las cosas en sí mismas, de hecho, el problema de Kant es la propia sobriedad kantiana, esa mente tan lógica que no concibe nada más allá de los esquemas de la razón, lo he leído lo suficiente como para criticarle los límites en que lo encierra la misma razón; así como le critico a Nietzsche los desvaríos ateos de su locura. Pienso que deberá haber un justomedio aristotélico entre la sobrecarga de razón y las despreocupaciones teoréticas de la locura, quizá se trate de la ambrosía angelical o demoniaca.