...................................................................

portada-extracomunitarios.jpg Extracomunitarios. Nueve poetas latinoamericanos en España
Benito del Pliego (ed.) Fondo de Cultura Económica
México/Madrid, 2013.

 
.....................................................................

No. 72 / Septiembre 2014



José Viñals
(Córdoba, República Argentina, 1930 - Málaga, 2009)


Espejo espejo

Bastaría la urraca, aquí blanca, allí negra: ¿Dónde es aquí y allí? Bastaría la urraca, si solo se tratara de ornitologías. O de faunas y floras. Bien, aquí la clemátide, allí la madreselva. ¿Dónde aquí, dónde allí? Aquí el ciervo y el lobo; allí la llama y el guanaco; aquí el ñandú, allí la ardilla y la cigüeña, allí la ruta de las migraciones. Bastarían sin duda, ¿pero cómo pueden bastar cuando no bastan?

Ni siquiera unos pocos, menudos mas solemnes actos definitivos: aquí el nacer, allí el morir o viceversa. La tumba aquí del padre, allí su cuna; allí la densa ternura del hermano, aquí su suave, persistente memoria. Y aquí y allí, bello y odioso e insondable, el océano grande, callado como bestia que ruge para adentro.

A esta orilla, los hijos; el hijo a aquella orilla; a ambas orillas, los amigos, y las cosas del alma, ya las antiguas, ya las incipientes.

A esta orilla el amor, como una mancha luminosa en el pozo del pecho; la amada, a la otra orilla, entretejiendo la ansiedad y las urgencias del retorno.

¿Y dónde el animal desollado? ¿Dónde la media res derecha o bien izquierda? ¿Dónde el doble coleóptero que vuela apareado consigo? ¿Dónde las fuentes breves y variadas de la alegría sostenida? ¿Dónde la dura cantera del dolor, y dónde la agonía?

¿Dónde, en qué orilla, lo que estaba en los libros, y dónde lo que estaba y está en la vida? ¿Dónde los heroísmos y las cobardías, la afirmación y la renuncia, el coraje y el miedo?

¿En dónde lo escindido flagrante que con diestros, sinuosos costurones no se cierra de prisa? ¿Dónde la flor del verbo, mitad luz, mitad sombra?

¿Dónde el caballo de la infancia? ¿Dónde la espera serena y a la vez agitada de la nieve?

No más preguntas; bastaría la urraca blanca o negra. Bastaría el espejo caligráfico en dos mitades roto. Bastaría la sombra de la sombra. Bastaría la lágrima unitiva, mitad de cuarzo y mitad de hoguera.

O bastaría ver la comadreja y su trabajo apresurado del agujero en tierra —¿en qué tierra?— al borde mismo de mis viejos zapatos, o bien de mi descalzo de uñas frías, tenuemente moradas.




Isel Rivero
(La Habana, Cuba, 1941)


Historia Seria

Te dejaré atrás, pero tú serás mi viuda
Anna Akhamatova

 



El Duque de Wellington
conoció a Fernando VII
Tomaron té
y una crónica fue escrita
A eso le llaman Historia

En el Hotel Wellington de Madrid
los toreros duermen
antes y después del sacrificio

Hay una Bahía y posiblemente un Golfo de Wellington
y hay ciudades que seguro también llevan su nombre

Wellington es el nombre de unas botas camperas
mi padre las llevaba de cacería
le gustaba el barro en las suelas
el barro que se pegaba al buscar gacelas
se regodeaba
en caminar con ellas dentro de la casa
embarrando los azulejos
dejando que sus perros olieran
la sangre seca en el empeine

Wellington es también el nombre de una receta
para la carne al horno
que se envuelve en masa de hojaldre
y es también el nombre de plumas de fuente
hechas a mano y numeradas
que se usan para firmar tratados

Estatuas ecuestres
figuran en todas las plazas
respetables y serias del mundo
bustos como setas germinan
en todos los salones a media luz
donde los hombres se reúnen
Es una tradición guardada e inspirada
por César que cruzó el Rubicón

Pero Wellington es solo un hombre
menos simpático que Lord Nelson
quien tuvo una tórrida pasión en Nápoles

Borbones, Habsburgos, Tudores, Romanovs,
Plantagenets, Saboyas, Valois, Hohenzollern,
la lista del registro puede ser extensa
si incluimos a los arribistas post coloniales
cuyas familias reclamarían su pedigrí
adjudicados en campos de muerte, conquistas y saqueos

Nuestra breve historia
Seis mil años
Y tantos héroes.




 


Ana Becciú
(Buenos Aires, 1948)


Quiero asesinar a la que salió al mundo con la cara del amor, y no saqueó, pero comprendió el estado de afuera en que los demás creen cultivar un reino.

Yo, a quien a veces llamo ella, porque a partir de ahora asisto a su reconocimiento, y que no es la otra porque no ha sido escindida, sino que es la que convive, la que no se guarece, la que habla. Y ella, a quien no daré un nombre porque ya ha muerto, y es el ángel que habita detrás de todos los ojos que he visto.

El amor, siempre el amor, quiero que ese sea un relato de amor para que lo lean las niñas, las joyas del alba, las niñas, las que un día serán abandonadas y las que un día serán abandonadoras. Las niñas a quienes otras mujeres llamarán mujeres, para que sepan de dónde proviene esta pasión por descubrir, por colocar sobre la tierra la cara del ángel.

Es la huella del judío errante que pasa por debajo de la piel, todavía: abrigo busca.

Las que como ella viajan deslumbradas, son las más expuestas al dolor de abandonar: la partida es el signo predominante de sus vidas.

La veo pasar envuelta en eso que emana de sus ojos. Ella, la que busca sin cesar, ¿cómo vincularla al escándalo de un permanecer? Ama lo que por esencia es perecedero, vive a merced de su pérdida. Criatura condenada a la marginalidad por su condición de sola. Eso es lo que es. Y viaja con los ojos fijos en la herida que abrió su nacimiento. El amor es su éxtasis. Ama desmesuradamente. Pero lo que ama está en ella misma, de ahí su desesperación. Encuentra en otro cuerpo leve alivio para su sed. La rodea una espesa maraña de calles, ciudades, noches que abren bajo la concha de la noche sus bolsas llenas de aroma oscuro. Como el personaje del poema que leía Nadja, da vueltas alrededor del bosque, pero no puede entrar, no entra. Exige del bosque su condición de espacio abierto a lo maravilloso. En el umbral se ha dormido. Nadie podría despertarla. Si un pedido de clemencia cabe en sus manos, una deliberada, inútil ironía desborda su mirada.

………………………………………………………………………………………………………..

La  noche va siendo cosa
de aflojados breteles.
La noche va siendo cosa de afligidos breteles.
está delabrada.
Pobre noche sin aquella alba.
La tuviste. La guardaste. La cobijaste.
Y ahora, pensá un poco.
Los breteles:
nos cuelgan a vos.
Pechitos colgados de vos.
Amores redondos en los libros como pechos.
Ellos están allá.
Entre ellos.
Luchan por nosotros.
Por nosotros acá.
Acá es la zona eurocomunitaria,
eso dicen.
Hagamos de cuenta que tienen razón.
¿Y de todos nosotros qué?
Porque nosotros eurocomunitarios un cazzo.
Aparcados en la frontera.
Olvidados.
Ajenados.
Ahí está la cosa.
La eurocomunitaria cosa:
ajenarnos.
Yo
y ella y ella y ella.
Mamá es ella
para siempre.
Mamá es extracomunitaria.
Extraeuropea.
La dama bien peinadita le toca el pezón a la dama
bien peinadita.
Eurocomunitaria.
La dama bien penada
se toca un pezón peinado.
Se lo tocan. Se lo tocan.
Nosotros. Nuestros pezones
arrugaditos.
La muerte, mamá,
vos no sos europea.




Mario Merlino
(Coronel Pringles, Argentina, 1948-Madrid 2009)


rumpere tota poesia

habrá que romper estos poemas
atacar de nuevo a los gendarmes
acribillarlos uno a uno
arrojando a medias las verdades

difundir la media lengua en las escuelas
hacer de las sílabas guiñapos
mélanger les mots sin miedo
farfullar sin rosario
y que una bomba verbal
se expanda de las pilas a los mingitorios

habrá que habrá que habrá que
desnudar lentamente a los obispos
y usar el óleo santo en la aventura
de recorrerse el alma
de halagarse el alma
sin que nadie entre nos
nos premedite el verbo

habrá que desterrar de todos modos
la frase verbal obligativa
desterrando el temor
de acceder a las piernas sin preámbulo
aprendiendo a dormir
con el calor más próximo

y serán los fragmentos de los poemas rotos
la breve invitación escrita a mano
a estomatólogos beatas carceleros
niños bien comportados
maestros de sanas costumbres
dictadores macarras
cotillas aspavientos
reporteros del corazón
con marcapasos:

asista a la fiesta de los poemas rotos
se prevé tiempo húmedo
absténganse bocas cerradas
mosergas buenos usos
estéticas intransigentes
miradas muertas




Yulino Dávila
(Lima, Perú, 1952)


palabra: crudo inverosímil

...y las noticias de catástrofes con regusto a sur
acuellan la marca del oprobio o se engalanan
bajan sus pantalones armados con escarnio
enhiestos con hilachas de horizontes
acaso se turnan coloquiales     –se enternecen
suben sus faldas por el lado adiposo del hambre
por el lado mandíbula y mezcla de anilina
y plasman sus asombros
de ser lo que son sin que a nadie le importe

luego orinan
y a diente partido se adosan virutas de supuradas noches
se dan la vuelta sueñan descalzos

al día siguiente
provocan otra vez la vida
con la inercia que entumece/ casi inverosímil
para sufrir bien ajustado lo insufrible

moderación esquemática para no agotar el presente
y aunar en boceto crudo: melancolía y piedra


palabra: descaro y palo

la incógnita asimétrica incuba
en la casa del herrero con cuchillo de palo
el dolor de palo

mas para sus adentros
la locura albina esmera su acto de tallar
patíbulo y corbata
un kilo que sustrae al gramo la inocencia
la pereza         el espesor
y como si llegara temprano para algo
se embadurna con la nada más cercana/ nos guiña

un martes se repite a lo ancho de la semana
vomita su folletín/ ¡no te embarques!
nueve meses se aprietan dispersos en toda una vida
humea en las gavetas la prueba delatora
nos depila en el espejo
salpica el delantal con esquinas por donde lo efímero
huye sin desprecio
perfuma su alharaca
ese sarcasmo hila a trompicones     un robusto silencio
el llanto habla la palma de su mano que saluda
acusa con el hueco de la palabra
se despacha

                         hace florecer
                    en el dolor de palo una lágrima de palo
                                                          sin amén




Magdalena Chocano
(Lima, Perú, 1957)


                                                    toda palabra
afirma entre signos de interrogación
y pregunta danzando sobre puntos suspensivos

en cualquier orilla
una sed perentoria devora los sentidos

los oídos existen en la proscrita
alucinación de un canto
asonantado
brota entre
las divinas vocales
un manto de sol recalcitrante

materia sin parentela entre los seres
vacío esplendor
sombra de nada

                                                                    es la desgajada
cumbre
arbórea
                                           esa lengua de vidrio que no descansa
                                                         y ordena una nueva travesía




Mario Campaña
(Marcelino Maridueña, Ecuador, 1959)


Como signos premonitorios
en la noche zumbantes animales aletean cerca de mi rostro
y me despiertan deambulando ocioso por la ciudad desierta
persiguiendo nombres y rostros irrecuperables,
sombras fugaces que atraviesan los muros.

Despierto entero en el espacio vacío de la escisión
bajo la sucia luz de faroles viejos
y veo la ciudad desdibujarse
y ya no escucho rumor ni ecos ni últimos estertores:
En la noche todo vuelve a comenzar y todo termina
El tiempo pierde su identidad y su diferencia
Impone quietud al movimiento,
oscuridad donde antes resplandecía el recuerdo
Los días que vendrán forman parte del pasado
Días y noches como éstos: ya podéis pasar libremente
Un polvo frío se pega a mi rostro
Ruina de olvidados templos
Polvo que busca el polvo
También la quietud convulsiona mi espíritu
Me apetece la orilla en que germinan altos abedules
y el calor de juncos crepitantes que iluminan los bosques
Mas los caminos de la noche carecen de límites y señales
Desierto que devora el mundo
Cueva en que los ojos velan sin llama que flamee
Infierno sin el cual es vano todo caminar y todo intento.

Las siluetas que descubro contemplando la noche
cubren sus rostros con las cenizas del mundo.




21

Patria de mi aislamiento: sitio
en que se cierra el círculo que me aprisiona
Límite ante el cual se hunde mi devenir.

No tengo alternativas contra el silencio
pero temo encontrar en él
solo un laberinto de escombros
También el silencio puede ser un lugar hueco
Tiempo que devora el lenguaje
Ausencia que consume el tiempo.

¿Se extingue la palabra en el vacío?




Andrés Fisher
(Chileno nacido en Washington, Estados Unidos, 1963)


Deconstrucciones ferroviarias II

La posibilidad de aprehender el paisaje en su totalidad no debería constituir una limitación en la cognición del conjunto, al menos porque:

i.

la visión fragmentaria de la realidad ayuda a cuestionarla, a modularla: a psicoactivarla.

ii.

la superposición azarosa de secuencias de un encuadre es tan válida como la quietud de un plano general.

iii.

el hijo de la obsesión y el paisaje hereda los mejores rasgos de la mixtura; del mestizaje que mantiene el movimiento: la tensión de esta especie de tránsito errático a medio camino entre el exceso y la carencia.




Julio Espinosa Guerra
(Santiago de Chile, 1974)


NN

A partir del golpe de estado de 1973, la política de exterminio
comprendía el establecimiento de sectores dentro de los cementerios
donde se enterraban cadáveres no identificados bajo la signa NN.
Memoria y Justicia. MaxineLowy.



i.

Un viejo que se muere
sin nombre    sin memoria    sin lenguaje
es Nada para Nadie

Toda humanidad
oculta en el signo mudo
que cuelga de su pie.

ii.

Letra repetida
reflejo errado
que en sí misma
no dice nada

Letra repetida
nunca especular
que dice justo
lo que debe.

 

 
 

Leer reseña...