¿Oscuro o ennegrecido?


Por Carlos Mapes
 
El blues llegó al rock mexicano hasta que apareció en escena el espíritu sombrío de Javier Bátiz, quien en su ciudad natal, Tijuana, ya había escuchado a B.B. King, Muddy Waters, Ray Charles, T-Bone Walker, Jimmy Reed, Chuck Berry, entre otros. Plenilunio del rock, al entremezclar sonidos basados en la música negra, rhythm and blues, rock and roll y canciones rancheras.

No. 73 / Octubre 2014


¿Oscuro o ennegrecido?

Por Carlos Mapes
 

El blues llegó al rock mexicano hasta que apareció en escena el espíritu sombrío de Javier Bátiz, quien en su ciudad natal, Tijuana, ya había escuchado a B.B. King, Muddy Waters, Ray Charles, T-Bone Walker, Jimmy Reed, Chuck Berry, entre otros. Plenilunio del rock, al entremezclar sonidos basados en la música negra, rhythm and blues, rock and roll y canciones rancheras. Mentor de Carlos Santana, de Fito de la Parra (baterista de Canned Heat) y de Guillermo Briseño, y maestro de guitarra de muchos niños pobres y solitarios de las calles de México. Alma subterránea de los hoyos fonquis (incluso creador del término). El lobo herido, desde un principio se alejó de los reflectores de los grandes escenarios: el no participar en el Festival de Avándaro (1971) no fue un obstáculo para que años después se convirtiera en una leyenda. La personalidad ermitaña del mayor rockstar de México se vuelca en el nombre y en las historias de algunas de sus rolas: “¿Quién es él?”, "Hombre solitario", "Noches tristes", “Tierra de nadie” y “Pacífico jardín”. Crin de león en el rostro. Voz con entonación nasal, gritos y lamentos, blues en su original y memorable cover en español, que emana de la versión de Alan Price, de “The house of the rising sun”. Notas puntuales y expresivas en el requinto, “El vuelo del ángel”, que resplandecen como agua; vibrato y slide en la guitarra, cuyo fin es perpetuar una conversación rítmica con la mujer y fundirse en ella.