No. 74/ Noviembre 2014


 
 

JACOBO FIJMAN
(1898- 1970)

 

Nacido en Uriff, Besarabia, actualmente Rumania, y muerto en Buenos Aires, en vida publicó sólo tres libros: Molino rojo (1926), Hecho de estampas (1930) y Estrella de la mañana (1931. Póstumamente, se conocieron otros poemas suyos. En los años 20 del siglo pasado frecuentó los círculos vanguardistas y conoció en París a algunos de los integrantes del movimiento surrealista. Fue periodista y músico ambulante. Desde 1942 hasta su muerte vivió en el hospital psiquiátrico de Buenos Aires. Se había convertido al catolicismo y  su obra representa un cruce del simbolismo con la vanguardia y la mística cristiana.

 

CANTO DEL CISNE

 

Demencia:
el camino más alto y más desierto.

Oficios de las máscaras absurdas; pero tan humanas.
Roncan los extravíos;
tosen las muecas
y descargan sus golpes
afónicas lamentaciones.

Semblantes inflamados;
dilatación vidriosa de los ojos
en el camino más alto y más desierto.

Se erizan los cabellos del espanto.

La mucha luz alaba su inocencia.

El patio del hospicio es como un banco
a lo largo del muro.

Cuerdas de los silencios más eternos.

Me hago la señal de la cruz a pesar de ser judío.

¿A quién llamar?
¿A quién llamar desde el camino
tan alto y tan desierto?

Se acerca Dios en pilchas de loquero,
y ahorca mi gañote
con sus enormes manos sarmentosas;
y mi canto se enrosca en el desierto.

¡Piedad!