No. 74/ Noviembre 2014


 
 

BASILIO URIBE
(1916-1997)

 

Ingeniero Civil egresado de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires en 1942, estudió Dibujo en la Escuela de Artes Decorativas de la Nación. Fue además gerente de Promoción del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y miembro del Directorio del Fondo Nacional de las Artes (1971-73), fundador también del Centro de Investigación de Diseño Industrial (1963) del cual fue Presidente (1963-78) y presidente de la Asociación de Críticos de Arte (1971-74). Su poética desencantada y realista se aviene a las tendencias renovadoras de la época, aunque se mantuvo apartado de los grupos literarios. En poesía publicó: Libro de Homenaje (1940), Año del amante (1943), Los días (1959), Corona de María (1961), Vida de Hombre (1965), Edipo etcétera (1971), Relaciones humanas (1976), La ballena ( 1981), Antología inédita (1984), Minuendo (1990), La mirada de abril (1991), Libro de sonetos (1993), La huella de su paso (1996) y Antología vitae (1997).

 

PRODUCTIVIDAD DEL FRÍO

 

Ayer, 13 de junio de 1967,
desde más de veintidós años no hacía
tanto frío en Buenos Aires.
El frío en algunos causa
un estímulo agradable,
y sin embargo es un azote
cuyas consecuencias sociales
es del caso evaluar
adecuadamente.
La evaluación nos lleva
a planteos productivos,
o sea:
¿qué puede hacerse con el frío?
1º: Helarse.
Se trata de una operación
al alcance de todos.
2ª: Variante de 1º.
Hecho con el que rima,
pero exige decoro
soledad.
3º: Barras de aire
(sólo si la temperatura glacial
es mejor que la importada).
4º: Con una buena propaganda,
promover el turismo en Buenos Aires,
decir, por ejemplo:
--Come to Buenos Ayres,
Enjoy its weather and save,
Drink scotch on the rocks,
Ice’s not necessary!
Alguien debería hacer
proposiciones semejantes a la nueva
Secretaría de Difusión y Turismo;
alguien con un manubrio
como el CONADE.
Mi proposición universal,
en cambio,
a título de simple ciudadano,
suponiendo que tal título funcione,
se dirige a los enamorados.
Les propongo
que al fresco de la mañana azul
o de la tarde violeta
viajen agarrados
de las manijas del cielo
por los parques,
cosa que permiten los días como éste
en Buenos Aires.

14-VI-67