Denise Duhamel

No. 74/ Noviembre 2014


 
 
Denise Duhamel
(Traducción de Rossana Álvarez)


Cómo se cayó el cielo

“Pollo Repollo se lo dijo a Gallina Cochina que se lo dijo a Gallo Zapallo que se lo dijo a Pato Barato que se lo dijo a Ganso Manso…”

Algunos decían que fue solo una nuez. Otros, un meteorito
o una piedra tirada a Pollo Repollo desde la autopista.
Sus amigos pensaban que estaba reaccionando de manera exagerada.
Le habían robado el auto dos veces este año. En el shopping
unos chicos le habían sacado la billetera del bolsillo.
Y encima de todo esto una peleada batalla por la tenencia.
Seguramente, debe haber sentido como que el mundo se le derrumbaba.
“Se va a caer el cielo”, le dijo Pollo Repollo a su ex-mujer Rosa Tramposa
que se lo dijo a su abogado Homero Embustero que se lo dijo al juez, Omar Hurgar,
que se lo dijo a los medios, Noticias Ficticias.
Los conductores de TV, los Machos Guachos, le pidieron a Pollo Repollo
que viniera a sus programas y le dijera a todo el mundo sobre el cielo fallado.
Las amas de casa, las doñas Begonias y los chicos Pichín y Chiquilín
se rieron de la súplica histérica de Pollo Repollo.
Sus propios hijos, Tomasa Bataraza y Simón Pichón,
sabían que todo había terminado cuando su padre hizo sus
apocalípticas advertencias televisadas. Los chicos iban a tener que quedarse
con Rosa Tramposa y su nuevo novio Conrado Volado
de ahora en más. Todos ignoraron las pocas llamadas,
los Clones Mirones, que estuvieron de acuerdo con Pollo Repollo,
a quienes les habían caído pepitas del cielo de manera similar. En realidad,
Pollo Repollo le predicó a una congregación vacía
dado que las vigas de la naturaleza cedieron bajo el peso del Cielo,
dado que los broches que sostenían su cielo se oxidaron.




How the Sky Fell

“Chicken Licken told Henny Penny who told Drake Lake who told Duck Luck who told Loose Goose….”

Some said it was just an acorn. Others, a teeny meteorite
or a pebble thrown from the highway above Chicken Licken.
Her friends thought she was overreacting—
Her car had been stolen twice this year. Her purse
had been torn from her shoulder by kids at the mall.
And all this on top of a nasty custody battle.
Surely, it must have felt like her world was crashing in.
“The sky is falling,” Chicken Licken told her ex-husband Cheater Peter
who told his lawyer Glib Fib who told the jury, the Delve Twelve,
who told the media, Whose News.
The talk show hosts, the Tantalize Guys, asked Chicken Licken
to come onto their programs and tell the whole world about the faulty sky.
The housewives Home Joans and the kids Wee Latch Keys
giggled at Chicken Licken’s hysterical TV plea.
Her own children, Howl Fowl and Nerd Bird,
knew it was all over as their mother made her apocalyptic
televised warnings. The children would be stuck living
with Cheater Peter and his new girlfriend Spacey Stacie
from now on. Everyone ignored the few call-ins,
the Phone Clones, who agreed with Chicken Licken,
who had similar sky-nuggets crash onto them. For the most part,
Chicken Licken preached to an empty congregation
as nature’s rafters gave way under heaven’s weight,
as the clothespins that held up her sky rotted away.





Retorcido

Deciden intercambiar cabezas.
Barbie apretuja la pequeña abertura bajo su pera
sobre la protuberancia del cuello de Ken. Su amplia mandíbula se bambolea
encima del cuerpo de su novia, flojamente,
como uno de esos novedosos perritos que mueven la cabeza
destinados a mirar desde el vidrio de atrás de los autos.
Los muñecos se persiguen uno a otro alrededor de la casa rodante anaranjada
inseguros de saber qué hacer cuando estén al alcance de la mano.
Ken quiere sentir los pies de Barbie entre sus labios,
sacarle una de sus piernas y forzar su brazo entero dentro de ella.
Con solo una vaga sugerencia de genitales,
todas las cualidades atractivas que poseen como muñecos de moda,
hasta ahora, no les han hecho bien a ninguno de los dos.
Pero de repente Barbie se excita mirando su propio cuerpo
bajo el peso de la cara de Ken. Es en parte un fenómeno circense,
en parte un hermafrodita frustrado. Y se imagina
que es otra persona, tal vez alguien de clase media y común,
tal vez otra modelo adolescente envuelta en un escándalo.

La noche había comenzado con Barbie enojándose
al encontrar la muñeca inflable de Ken, doblada y metida
debajo de la cama. Él se mostró a la defensiva y avergonzado, especialmente por
no tener el aliento para inflarla. Pero luego de una ronda
de lágrimas de mentira, Barbie y Ken prometieron tratar
de hacer funcionar su relación. Con su buena memoria
tan sustanciosa como una buena comida, escucharon los programas
de radio de trasnoche, uno con la doctora Ruth. Cuando todo falla,
solo abrácense,
canturreó la pequeña terapista sexual.
Barbie y Ken, ante el llamado, se buscaron a tientas en la oscuridad,
su piel intercambiable brillando, del color de una Curita.
Después, se soltaron. Pronto Barbie le rogó a Ken
que se probara su minifalda de Lycra. Le mostró la manera
de moverse como si estuviera en una pasarela.  Ken le pidió
a Barbie atarla a su tabla de surf y hacerla girar
sobre la mesa de la cocina hasta marearse. Cualquier cosa,
cualquier cosa, respondieron a los pedidos del otro,
sus deseos en espejo burbujeando de los lugares más impensados.




Kinky


They decide to exchange heads.
Barbie squeezes the small opening under her chin
over Ken's bulging neck socket. His wide jawline jostles
atop his girlfriend's body, loosely,
like one of those nodding novelty dogs
destined to gaze from the back windows of cars.
The two dolls chase each other around the orange Country Camper
unsure what they'll do when they're within touching distance.
Ken wants to feel Barbie's toes between his lips,
take off one of her legs and force his whole arm inside her.
With only the vaguest suggestion of genitals,
all the alluring qualities they possess as fashion dolls,
up until now, have done neither of them much good.
But suddenly Barbie is excited looking at her own body
under the weight of Ken's face. He is part circus freak,
part thwarted hermaphrodite. And she is imagining
she is somebody else–maybe somebody middle class and ordinary,
maybe another teenage model being caught in a scandal.

The night had begun with Barbie getting angry
at finding Ken's blow-up doll, folded and stuffed
under the couch. He was defensive and ashamed, especially about
not having the breath to inflate her. But after a round
of pretend-tears, Barbie and Ken vowed to try
to make their relationship work. With their good memories
as sustaining as good food, they listened to late-night radio
talk shows, one featuring Doctor Ruth. When all else fails,
just hold each other, the small sex therapist crooned.
Barbie and Ken, on cue, groped in the dark,
their interchangeable skin glowing, the color of Band-Aids.
Then, they let themselves go–Soon Barbie was begging Ken
to try on her spandex miniskirt. She showed him how
to pivot as though he were on a runway. Ken begged
to tie Barbie onto his yellow surfboard and spin her
on the kitchen table until she grew dizzy. Anything,
anything,
they both said to the other's requests,
their mirrored desires bubbling from the most unlikely places.

Introducción de Selección de poetas “posmodernos” . Taller de traductores
de la Universidad de Mar del Plata”