No. 74 / Noviembre 2014


Mikeas Sánchez: Poesía en lengua zoque

 
 
Lenguas originarias
Por Kalu Tatyisavi
 

Cuando los invasores españoles llegaron a estas tierras en el siglo XVI, venían con su paradigma, a través de ello comenzó su historia. Es de todos conocido que Cristóbal Colón no descubrió América, nunca supo que había llegado a otro continente. La modernidad europea inventaría el descubrimiento para justificar su discurso y sus acciones posteriores.

Comenzarían entonces los calificativos: bárbaros, salvajes, etnias, pueblos, tribus, aborígenes, antropófagos, idólatras, naturales, nativos, autóctonos, oriundos, caníbales y otros tantos, que hoy se pueden reducir al indio o indígena. La filosofía de Ginés de Sepúlveda cuestionaría, principalmente, la existencia del alma en los originarios de estas tierras, además de la práctica de sacrificios. Entonces se justificaría la imposición de la religión católica, la lengua castellana y con ello, la masacre.

En mi lengua Tu’un savi: Palabra de la lluvia, no existe la palabra ‘corazón’ sino ‘lo interno’ ‘integral’, entonces, ¿cómo es que mis antepasados se comían los corazones y hacían enormes sacrificios? La historia es falsa.

La poesía actual, entonces, puede ser el vehículo de esta restitución, de volver a otorgar. De crear y proponer. Así, la poesía en lenguas originarias mexicanas camina, rehaciéndose, levantándose y cayéndose; después del despeñadero de la Colonia —que todavía persiste— hoy se escriben poemas sobre diversos temas: la sociedad, la muerte, las prácticas culturales. Hay poemas ligeros y criptogramas; hay inmediatos y difíciles; también hay eróticos, como algunos poemas de Mikeas Sánchez (Tujsübajk, Chapultenango, Chiapas, 1980).

Tomo tres del libro-disco titulado Mokaya en la colección reciente de Pluralia Ediciones (2013).

Ella dice en la contraportada que su lengua se llama Ore, pero nos habría gustado una breve explicación: desconocemos por qué su traducción es ‘maíz’ y no es zoque como lo ha impuesto la historia. También nos habría gustado una introducción cultural y lingüística, en vez del caudal de poemas. Es decir, a veces es preferible ver el inicio del río, lo que viene filtrándose con los años, el milenario manantial, en lugar de la torrente. Sin duda, la fuerza reside en la etimología de las palabras. No estamos de acuerdo con la antropología cuando dice que se trata de sincretismo, lo que vemos es la imposición; no vemos la huella clara porque está difuminada, hay que esclarecerla.

Veamos los poemas de Mikeas: en Al niño recién nacido: “Has sido niño/ pero tu nahual será femenino/ por eso irás al bosque/ con la ligereza de la torcaza/ y la velocidad del Gran Mä’ä bät.”

La poeta habla de la genealogía cultural, de la relación ancestral, de la naturaleza de la cual forma parte; del deseo de que permanezca el niño dentro de la cultura, que fluya, observe y camine. Al recién nacido se le da información sobre su pasado y se le sugiere un camino. Hay una educación moral y comunitaria, hay una integración a la familia −vaya responsabilidad de la madre con el recién nacido−: primero debe emplear los sentidos y después, andar y volar; se trata de conocerse a sí mismo, de darse una vuelta, buscándose desde lo interno para comprender lo externo; esto parece el método inicial.

En el poema Nueve dice: “Ahora ya no será llamado hijo/ ni esposo ni padre/ sino Pitero/ conocedor del lenguaje del tucán/ El que tiene la llave para caminar en los sueños.” Es decir, una vez que se absorba la música y la palabra originaria, que continúe con la memoria, entonces comenzará el sueño real, el fluir para la continuidad.

En el poema Uno, Mikeas Sánchez dice: “Soy mujer y celebro cada arteria/ donde aprisiono los secretos de mi estirpe/ y todas las palabras de los ore’pät’ están en mi boca/ y toda la sabiduría de las ore’yomo están en mi saliva.” Sin duda, Mikeas es erótica al hacer la reflexión sobre el cuerpo, digamos también que es exótica, por la connotación cultural que nos induce a buscar más allá de sus poemas. En nuestras culturas se da preponderancia a los Abuelos y Abuelas, por su conocimiento y experiencia, para la cohesión de la comunidad, pero esto es solo la mínima parte, hay un Estado y una economía globalizada que determinan estas relaciones.

Ojalá Mikeas Sánchez siga caminando por el sendero de la búsqueda para llegar a la situación conflictiva actual, porque sabemos que no basta la muestra —cualquiera lo hace—, que es necesario escudriñar, ver más allá de lo inmediato, porque las culturas originarias no están solas ni son originarias —parten de una simiente común—, sino que son parte del caleidoscopio que las oprime.

Nos explicamos: que la integración del niño recién nacido, hombre o mujer, parta de la cultura para cuestionar la realidad contemporánea, y que no caiga en la simpleza, como en el documental antropológico María Sabina. Mujer espíritu (1979) de Nicolás Echevarría, donde la chamana mazateca en su estado de éxtasis y delirio dice: “Yo llegué a hablar con Benito Juárez. ¡Yo soy el más grande!:” ¿Qué ha cambiado en la cultura mazateca desde entonces a la fecha?

Mokaya es un bonito libro-disco complementado con ilustraciones y música. Cuando no se tienen limitaciones de recursos se pueden hacer estas ediciones tan completas y necesarias.

 

Tzame’ nema’ mpionajubä jaya’une’koroya

Mbyänajum jaya’une
Abus’ nkio’räp
mij’ ngojama Sawabänijs’te makabä ngyokejne’
maka ñibi’bän’aje
sone’ maka’ sutyae’ tumdumäbä ojksi
sutyajpajse mij’ anukuram
Mbiänajum jaya’une
tese’ maka nä’ iri yom’gojama
tekoroya maka mujsi nwirä tzamomo
suñity sirijtpajse
kan’ba Sawabätse

 

Al niño recién nacido

Has nacido varón
de la estirpe del gran Abu
tu espíritu será protegido por Sawabät
cultivarás la tierra
y amarás cada grano de maíz
lo mismo que a tus descendientes
Has sido niño
pero tu nahual será femenino
por eso irás por el bosque
con la ligereza de la torcaza
y la velocidad del Gran Mä’ä bät

 

Majkustüjtay

Yäre’ te’ masan’jama sustayusñye’
yäti’ maka’ yispäjke yanuku’is ñäbin
yäti’ maka’ ñä’ metzankan’e myäa’kojama
Maka’ chake jyara’ myama
teserike dyomo yune’ram
wäkä’ tyumä’äje’ sawas’wyanejin
Yäti’ jinam ma’ ñäjmaya’e jaya’une
Jinam’ma’ ñäjmaya’e jaya jara’
maka’ ñäjma’yae’ sustayu’
yispäjkpabä’is katzi’is wayne
kyokedbabäis te’ annk
muspabä’ nwyrä’ mabaxiomo’ram

Nueve

Este es el día sagrado del pitero
hoy conocerá la memoria de su sangre
hoy caminará lado a lado con su nahual venado
Y dejará a su padre y a su madre
y a su esposa y a sus hijos
para enlazarse con la euforia del viento
Ahora ya no será llamado hijo
ni esposo ni padre
sino Pitero
conocedor del lenguaje del tucán
medidor del tiempo
El que tiene a llave para caminar en los sueños

 

Tumä

Yomo’chä
tese ngotzäjkatzi äj’nwyt
tumdumäbä’ tzäki’tzäki yujkubä’jin
ngototzäjkpatzi äj’ ngipsokiu’tyam
Mumurambä kipsokiu’y
wurabäre’ äjne’ankä’ram
Yomo’chä tese’ ngotzäjkpatzi tumdumäbä äj’näbin’dzajy
Juwä’ ijtyaju wäñajubä äj’ anukuis myusokiutyam
tese’ mumurämbä tzame ore’pänis’ñeyram ijtyaju äj’ aknakomo
tese’ mumurämba kokypsku’y ore’yomo’isñyeram ijtyaju äj tzujomo’

Uno

Soy mujer
y celebro cada pliegue de mi cuerpo
cada minúsculo átomo que me forma
y donde navegan mis dudas y esperanzas
Todas las contradicciones son maravillosas
porque me pertenecen
Soy mujer y celebro cada arteria
donde aprisiono los secretos de mi estirpe
y todas las palabras de los ore’pät’ están en mi boca
y todas la sabiduría de las ore’yomo’ están en mi saliva


Gran padre

Señor del Viento

Señor del Rayo

Hombre zoque

Mujer zoque