No. 74/ Noviembre 2014


 
 

BEATRIZ VIGNOLI
(1965)

 

Rosarina, es traductora de inglés y crítica de arte. Publicó Proesía (Rosario, 1979), Almagro (Rosario, Editorial Municipal de Rosario, 2000), Viernes (Buenos Aires, Bajo la Luna Nueva, 2001), Itaca (Rosario, 2004) y Antología Personal. Colabora desde 1980 en diversas revistas de poesía. Sus poemas fueron publicados en varias antologías; entre ellas, Poesía en la fisura (Buenos Aires, Ediciones del Dock, 1995), Señales de la nueva poesía argentina (Gijón, Llibros del Pexe, 2004) y Los poetas interiores (Madrid, Amargord, 2006).

 

COSTANERA SUR: ARTE EFÍMERO

 

No quieras guardar para mañana estas nubes
de mármol escurridizo tornasolándose
ni las gotas ígneas de cielo amarillo
que horadan la trama de los árboles del parque.
El extranjero admira el esplendor del día
en unas torres tras el paisaje extraño:
“silos”, traduce alguien.
Un pato negro pasa nadando y desaparece.
No nos quedamos a ver cómo termina la tarde.
Es otoño. El aire se pone gris en el perfume del fuego;
y el jacaraqndá, si fuese su estación, tendría
flores del color de aquel cielo
que a la vez se aleja, se apaga y se hunde.

BROOKLYN

 

Un blues en arameo, platos sucios
y tus manos que tiemblan: “El Mesías”,
decías,
“ha vuelto y vive en Brooklyn”.

No quedará el recuerdo tampoco de nosotros.
Es tarde
lo único que ocurre es el lenguaje.

 

FUNCIÓN DE LA LÍRICA

 

Mi padre agonizaba
en un sanatorio con TV por cable.
Puse el canal de ópera
para amortiguar sus alaridos constantes.
Justo cuando Rigoletto abraza el cadáver
de su hija, debí tenerlo al viejo
para que no se cayera de la cama:
la doble simetría de la escena
me la volvió soportable.