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Adán Echeverría
(Mérida, Yucatán, 1975)

¡Es tan mala la vida! ¡Andan sueltas las fieras...!
Alfonsina Storni

 

Cuánto hizo el destino por mantenernos aparte
yo me embarazaba de nuevo y tú te rompías el brazo
yo me destrozaba la piel en Cozumel y tú estirabas el vestido de tus quince años
Nos mantuvimos en secreto el uno del otro
pero llegó ese día cuando nos miramos y lo supimos
amanecimos con manchas y las grietas de la piel reclamando
Nos hemos hecho tantas promesas
inaugurales promesas de poseernos
                                                        Nos hemos hecho tanto daño
y ahora nos queda el frío enmohecido de un silencio arrinconado
Nos queda la noche alta y las montañas impasables de la memoria
                      Nos queda un río    una laguna donde reconocernos
inundar las provocaciones y readecuarnos en el avión
Ahí en lo alto   como lo es el muro de la indiferencia
seguiremos deseándonos la piel y la amargura

* * *

 

Hemos herido tanto    hemos sangrado poco
lamiéndonos  paladeándonos como las hienas
hiriendo el cenit de alumbre en que nos alumbramos
            Así
invertebrándonos hasta fundirnos la piel
en la construcción de un monstruo indolente
            Así
pardos y pertenecientes a la fauce de los brujos
            Así
claros como la horca   limpios como la sarna
Nos amaremos en esta ciudad que desespera
de calles anchas y taxis trasnochados
con las multitudes quebradas por el tráfago
que te anuncia las arrugas y me daña la garganta
Tú en la lejanía de las horas
            Yo adentro    siempre adentro entre papeles

             en el fondo de mi gris covacha.

 


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