No. 75 / Diciembre 2014 - Enero 2015


Festival Internacional de Poesía de Medellín, Colombia
(Primera parte)

 
 
Lenguas originarias
Por Kalu Tatyisavi
 
El Festival Internacional de Poesía de Medellín, Colombia, es sin duda, el mayor evento de poesía en Latinoamérica. Lo es por dos razones, porque ha invitado a más de un millar de poetas de 162 países, y porque ha tratado de considerar a las lenguas no oficiales, que aquí hemos llamado ‘lenguas originarias’.

La propuesta de considerar como ‘nación’ al espacio físico de reproducción de las estas lenguas es fundamental, implica ver más allá de la etnia, grupo o indígena (sic); esta propuesta no es novedosa. Con sus particularidades, así llaman a estas poblaciones en Brasil, Ecuador, Estados Unidos de América, Bolivia; desde el inicio de la Colonia así se les nombraba. Más conscientemente se autodenominan ‘países’, concepto más amplio y completo, como los Mapuche o los Euskara.

No. 75 / Diciembre 2014 - Enero 2015


Festival Internacional de Poesía de Medellín, Colombia
(Primera parte)

 
 
Lenguas originarias
Por Kalu Tatyisavi
 


El Festival Internacional de Poesía de Medellín, Colombia, es sin duda, el mayor evento de poesía en Latinoamérica. Lo es por dos razones: porque ha invitado a más de un millar de poetas de 162 países, y porque ha tratado de considerar a las lenguas no oficiales, que aquí hemos llamado ‘lenguas originarias’.

La propuesta de considerar como ‘nación’ al espacio físico de reproducción de estas lenguas es fundamental: implica ver más allá de la etnia, o grupo indígena (sic); sin embargo, esta propuesta no es novedosa. Con sus particularidades así llaman a estas poblaciones en Brasil, Ecuador, Estados Unidos de América, Bolivia se les ha nombrado así desde el inicio de la Colonia. Más conscientemente se autodenominan ‘países’, concepto más amplio y completo, como los Mapuche o los Euskara.


Este espacio ha intentado dar voz a las lenguas que no tienen reflectores en sus países y son casi desconocidas en el mundo. El Festival de Poesía de Medellín señala en su memoria, que ha invitado, hasta ahora, a “38 poetas de 24 naciones indígenas”. Aquí mencionaremos algunas, sobre todo, aquéllas a las que no tenemos acceso tan fácilmente, las más lejanas geográficamente.

Desde nuestra primera entrega, hemos señalado que ignorábamos con lo que nos íbamos a encontrar. Tal vez, entonces, el criterio de ‘poesía’ queda corto; conformémonos —por el momento— con su acepción de ‘creación’.

Demos una aproximación a los poemas, que hemos transcrito de acuerdo a la lectura de los autores y a los subtítulos en castellano:

Niilas Holmberg (1990) de la Nación Sami, Finlandia, dice: “Yo te consolaría si pudiera/ lloras tan alto/ de donde vienes/ miro el valle del río Deatnu/ y la tundra en su entorno.” Niilas se dirige a alguien, le habla a la montaña, al valle; escucha, siente, desea. No está solo, sin embargo desea alejarse, unirse, religarse a lo perdido. Tiene una posición que no es del todo privilegiada; hay carencia, vacío, orfandad.

El segundo poeta, Apirana Taylor (1955), se presenta así: “Soy un maorí de Aotearoa, un país comúnmente llamado Nueva Zelanda. ‘Maorí’ quiere decir ser un ser humano…” “...El lenguaje no existe por sí mismo. Proviene del alma del pueblo que habla la lengua.” Esta alma lo demuestra con mucha fuerza cuando dice: “Tus llamas/ quemaron mis bosques/ dejando sólo los calcinados huesos/ de totara rimu y kahikatea/ Tus arados como uñas de mujer/ dejaron cicatrices en mi rostro.” Taylor ruge como un volcán, sus palabras son directas: ustedes llegaron, ustedes hicieron esto, ustedes destruyeron, pero hay algo que todavía crece porque yo todavía soy. Vean mi rostro para verse ustedes, aquí están mis huesos como constancia de su obra.

Sigbjørn Skåden (1976), Nación Sami, también de la lejana Escandinavia, dice: “La globalización fue en alto grado un alivio. La sofocante presión de una única mayoría se trocó en un bombardeo constante desde todos lados. En un mundo global todo el mundo es una minoría.” Sin duda, el carácter contradictorio de la globalización es temporalmente liberadora para ciertas naciones, porque también implica movimiento.

Skåden hace un recorrido bíblico en su poema a través de la figura del judío errante, metáfora del caminante, del andador profeta que lleva la palabra, las buenas noticias. No olvidemos que lo que tenemos es una doxografía: la Biblia ha tenido sus traducciones e interpretaciones, −los diversos concilios han fijado las directrices, pero la academia, aparentemente, es plural. Las palabras Satán al final del poema nos recuerdan, de entrada, los primeros versos de Las flores del mal de Charles Baudelaire.

El Festival señala: “Convocado y organizado por la revista de poesía Prometeo (con 100 números publicados), nuestro Festival —fundado en 1991—, trabaja con el Movimiento Poético Mundial en la ruta hacia una Revolución Poética Mundial, esto es contribuir a restituir en los oídos y en los labios de los seres humanos el legendario y amoroso lenguaje de la poesía. Frente a la persistente y adversa coyuntura de la historia, la poesía debe y puede ayudar a vigorizar la conciencia, la sensibilidad, la imaginación y la resistencia humana.”

Creo también que el Festival debería invitar a los poetas invisibles, a los marginales, a los que no han publicado ningún libro, a los que no han recibido ningún premio. Sé que esto es complicado porque pone en duda la reputación y lo políticamente correcto, pero también sé que muchos de los −digamos−, oficiales no persistirán con el paso del tiempo y el espacio; no existe un regla o garantía para la existencia más que la persistencia liberadora de ir más allá.

El trabajo se va depurando, el adentro se tranquiliza o hierve aún más, pero no se aquieta, permanece. Este es el peligro para algunos, esta es la memoria afortunada para otros. Estas son solo algunas voces que el viento inconstante nos trae.

Les dejamos una muestra para quien desee escuchar la religación de la música con la poesía: http://www.youtube.com/revistaprometeo, o bien, la página completa para quien esté en búsqueda: http://www.festivaldepoesiademedellin.org/. Vale la pena una vuelta, vale la pena voltearse hacia algún quejido o volver la cabeza, no hacia la razón sino hacia el sentimiento y todo lo que conlleva.

 




Niillas Holmberg
(Nación Sami, Finlandia, 1990)


Sobre la más alta cima

Sobre la más alta cima
me ruge realmente,
a través de mis oídos y el abrigo de piel
¿de dónde vienes?
¿de qué cosas escapas?
¿a qué le temes?
Yo te consolaría si pudiera
lloras tan alto
de donde vienes
miro el valle del río Deatnu
y la tundra en su entorno
¡asustadizo!
También me aterro
un ardiente fuego detrás de las colinas
crece y se aproxima
he escuchado sobre él pero no esperaba verlo todavía
espera
dame un paseo
mira lo que estoy condenado a ver
siente mis sentimientos nacientes
mientras disminuyen se nivelan
siénteme y compadéceme
siénteme y llévame lejos




Apirana Taylor
(Nación Maori, Nueva Zelanda, 1955)


Tus llamas

Tus llamas
quemaron mis bosques
dejando sólo los calcinados huesos
de totara rimu y kahikatea
Tus arados como uñas de mujer
dejaron cicatrices en mi rostro
parece que me hubieses convertido en un monstruo gigante
pero en la muerte tus colonos y labradores regresan a mí
y yo chupo sus cuernos como si fueran colombinas.
Soy la tierra
el vientre de la tierra y de la muerte
Ruamoko, el dios no nacido
retumba dentro de mí
y las llamas del Ruapehu
aún viven




Sigbjørn Skåden
(Nación Sami, Noruega, 1976)


El rey de los zapateros
(fragmento)

Thea, Thea mía,
no puedes imaginar la dulzura del imaginario de Jusup
al escribir a tu lado,
mirándote dormir en la noche
inmerso en la palma de tu aliento,
mientras el aroma de tu piel me transportaba
al reino de Thea,
al reino de Jusup,
tu mirada fija,
cantando con tu voz chillona
canciones que no sabías:
me diste paz,
y yo, insensato Jusup,
repté en el corazón de una niña del sur,
y descansé
“José, creo que puedes leer mis pensamientos”,
y así era.
La cocina, el desván, la capilla, el esquife, los hombros, los dedos, los tendones,
alguna cosa
las manos de Jusup muestran el alma del encantador
y adhieren los dedos a los tendones.
La sabia voz del abuelo:
“¡nunca te aventures al sur…!”
Pero yo me aventuré sin contar con los abuelos maldicientes
“yo soy Jusup, yo soy Jusup, yo soy Jusup”, y así me aventuré
¿Hay algo en la tierra más sorprendente que la gran miseria del pobre judío errante?
Soy todos los nombres en los libros sagrados.
Oh, rey de los zapateros, ¿me has visto?
Recorro las plazas de tus pueblos,
los caminos de tus aldeas,
los turbios ríos de tus ornamentos:
Laquedem, Buttadeo, Ashaverus, Kartafilius,
hago zapatos para todos
para hacer girar mi diminuto mundo;
sin mis zapatos no sería Jusup,
laboriosos dedos cociendo recónditos ornamentos mentales,
impulsivo recorro la historia en el brillante ropaje de un rey,
¿me has visto?
Mis zapatos aplastan excentridades
al recorrer yo la tierra:
¡da datta dayadhvam shantih, shantih, shantih!
Cumple con el deber debidamente,
¡Satán, Satán, Satán!