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portada_resenas_abril.jpg Poesía (1997-2007)
Juan Carlos Abril
El tucán de Virginia, México, 2013.

Por Abel Vázquez Barrera
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No. 75 / Diciembre 2014 - Enero 2015


 

Juan Carlos Abril, nacido en 1974 en la provincia de Jaén, ha destacado en el ámbito literario por su labor como traductor, crítico, editor, profesor y, sobre todo, como poeta galardonado con el Premio Federico García Lorca en 1996 y con el Premio Adonáis en el año 2000. Hoy, a 17 años de ver publicado su primer poemario, El tucán de Virginia recupera Un intruso nos somete, El laberinto azul y Crisis, sus tres obras poéticas, para formar Poesía (1997-2007), un compendio donde se conjugan los temas, tópicos, motivos, reflexiones e inquietudes que se han ido forjando y modificando a través de 10 años de intensa labor poética.

En "Un intruso nos somete", el primer apartado, Abril crea una voz lírica que rompe el orden sucesivo de ideas para exhibir diversas perspectivas de un mismo fondo. De este modo,
la fragmentación de los poemas muestra un conjunto de unidades que comparten un eje temático que los cohesiona y vincula indirectamente, dando sentido al texto y por tanto, la aparente estructura escindida presenta el conjunto poético como entidades advenedizas que se imponen a los lectores, esto es, como “intrusos que nos someten”.
   
Otro punto a considerar es la representación que hace la voz poética de la noche, puesto que en un primer momento le confiere atributos de claridad que más adelante se conjugan con un carácter enigmático y engañoso, en el que se oculta la verdadera naturaleza de las cosas y que al mismo tiempo, les permite definirse.

    Es fría y azul la noche.

    Desconoce su causa
    pero se entrega al dar su aroma dulce.
    Después, arrebatada y retenida,
    es más noche de pronto
    cuanto más entretiene
    el brillo de sus filos
    […]
    Estimula su engaño
    y se alumbra detrás de cada objeto
    igual que si al principio
    aquello que creías delicado
    fuera una red de espino
    y termina inverso.


Con una diferencia de cuatro años, El laberinto azul constituye el segundo poemario de Abril
y es donde la soledad elabora una atmósfera que denota la agonizante realidad a la que estamos sometidos. Aparece el dolor y la finitud de la vida como temas inherentes a la producción poética del autor. Estos ejes temáticos se complementan en cada una de las obras para retratar el avance temporal como una entidad natural y devoradora que incita tanto a la reflexión como al reconocimiento de la voz lírica y del lector dentro de una misma realidad.
   
Los ambientes que se van gestando conservan la esencia con las que fueron presentadas en el poemario anterior pero se renuevan al introducir un elemento de luminiscencia que se perpetúa en los poemas; es decir, se fusiona el fulgor del instante con el entorno nocturno para mostrar claridad y lucidez ante los problemas y situaciones retratados. "Cuarto creciente" es, sin duda, uno de los mejores textos de este apartado:

    Un gato moribundo permanece,
    un gato bueno al borde
    de la pútrida charca,
    en un ambiente denso
    […]
    Y muy cerca, en lo oscuro
    contemplo desde un rayo
    filtrándose la escena,
    como si ese animal fuera yo mismo
    y aguardara que el mundo se apiadase
    sólo una vez de mí

    Como los animales,
    así también nosotros moriremos


"Crisis" forma la última y más reciente sección en la que Abril condensa planteamientos, introspecciones y elementos, para mostrar una serie de poemas más prudente y premeditada que posibilitará la unión de la voz poética con la realidad decadente que se presentó en El laberinto azul. Esta fusión desembocará en una crisis de identidad que, según Ángel Luis Luján, encuentra su origen en el lenguaje y en su carácter dinámico. Como ejemplo tenemos un fragmento de "Deja aquí la esperanza":

Una vereda donde brotan hierbas
― ¿una serpiente que ha silbado
sólo dentro de mí? ―

arrastra un eco insoportable…
Se perderá hacia allá, señalas,
con el mundo que la ha creado


De este modo, los 95 poemas que constituyen Poesía (1997-2007) nos presentan el desarrollo de un poeta que se ha encontrado a sí a través de la noche y de la luminiscencia, de estrofas que pretenden estar fragmentadas pero que en realidad se unifican y permean el entorno apropiado para la meditación de una realidad que no solo nos rodea, sino que forma parte de nosotros mismos.


 


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