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resena-prestidigitaciones.jpg Prestidigitaciones y otros juegos de memoria
Selen Arango
Odisea Cultural
Tabasco, 2014.

Por Lauri García Dueñas
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No. 75 / Diciembre 2014 - Enero 2015



Sobre “Prestidigitaciones y otros juegos de memoria” de Selen Arango

Río, infancia, tejido y diálogo


1.

La escritura es el diálogo con la propia voz y las otras voces que nos viven adentro. Se escribe con la hebra del pensamiento, el lenguaje y la mirada sobre las cosas. La poeta se pregunta, hay algo que le responde, un algo que también es ella misma.
“Vamos desapareciendo a medida que elegimos (…)”.
“Algo muere con nuestras mañanas de sábanas divididas. Algo sale de su artificio, grita y desaparece en su oquedad”.
“Alguien debe morir si olvida en esta habitación un poco de sí. Una milésima de piel. Un poco de saliva”.


2.

La infancia es el lugar a donde se vuelve para escribir el poema porque “rodamos como naranjas sobre la colina”.
“En el barrio Manrique, cada noche de mi infancia, un tango fue lanzado sobre la quebrada Palos Verdes”.
“Noventa y seis años de respiraciones se juntaron en la noche de la muerte de la abuela”.


3.

A veces se escribe como se cose o se teje, en un juego de analogías y alegorías, en un saber que el todo son las partes y las partes, el todo, como “cuando un monje se acomoda su lienzo mientras una nube se asoma detrás de ella misma”.


4.

La escritura no es unívoca, al contrario, está repleta de vórtices, como el río Medellín y como todos los ríos, su cauce fluvial está hecho de otros cauces que se relacionan entre ellos para crear varias capas de significado. Capilaridades.
“Las dos hojas con las que alcanzamos a caer fueron cabellos abiertos”.
“Quien nos olvide: deberá ir por los ojos del río”.


5.


Hablar en voz alta, escribir también es hablar en voz alta.
“Déjame caminar las piedras del mediodía (…)”.
“Pero obsérvame desde el tímpano,
desde tu miedo”.
“No eres nada:
un hombre se baña contigo y cuelga sus ropas a secarse”.
“No eres nada:
una de todos los que soy te ha arrojado una tela de colchones y con ella los muertos de una ciudad desaparecida en las pupilas de un perro ciego”.


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Estos pensamientos sobre la escritura se me detonaron luego de leer Prestidigitaciones y otros juegos de memoria de Selen Arango, quien presenta hoy su primer poemario (Primer Premio de Ediciones Embalaje del XXV Encuentro de Mujeres Poetas Colombianas), el cual oscila entre el verso libre y la prosa poética en un hondo preguntarse por los aparentemente pequeños asuntos de la existencia y la cotidianidad, que son los más importantes justo por parecer triviales:

“La mariposa ha nacido cerca de mis zapatos, con cuidado evade su peso y sale a vivir con el guayacán”.

No se escapan de este primer registro de escritura algunos temas poéticos trascendentales como el cuerpo que escribe, el tiempo, el amor, el mito, el linaje, los héroes y la preocupación por el otro social. Su capacidad de convertir mirada en escritura sobresale en varios de sus textos.

Destaco “Los amigos de Vincent”, “Bartleby, el escribiente”, “Epitafio” y “Basilisco”, así como, “Palos verdes” y “La muerte de la abuela”.
La escritura de Selen se pone de pie en voz alta, lleva el preguntarse de sí al lugar social y realiza su derramamiento fluvial. Que siga pues desbordándose el río de su escritura pues “algo de nosotros queda en los deseos”.

 

 


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