...................................................................

resenas-bozal.jpgBozal
Juan Melebrán,
Yerba Mala Cartonera
Bolivia, 2014.

 
.....................................................................

No. 76/Febrero 2015


Posta

Habrá quien murmure como yo
este mismo relato
deslenguándose en el miedo que la carne impone
sumido en la hemorragia o
en el tejido que negro cicatriza y
se endurece en la persistencia de la sed.
Palabras como hielos hechos agua
junto al lavatorio y la salmuera aliviando
la hinchazón o
como piedras recorriendo el intestino
haciendo ruido como un tarro agitado
ante la inminencia del desastre.
Habrá quien escuche este rumor y
concilie conmigo en que de nada sirve
llevarse a la boca el puño,
cuando desborda el desahogo y la vergüenza
al miedo que la carne impone:
Una mucosa ulcerada garganta abajo o
el contagio de esta llaga propagándose
a lo largo de este orinal.




Anafre

Porque esta casa que no es tu casa
caerá, finalmente, como la otra y
serán restos la familia.
El recuerdo de tu madre
pedaleando la Singer a medianoche o
tu hermana esquivando
mi beso antes de dormirse.
Todo caerá, incluso tú,
que confundes mi voz con tu voz
para hacer de este entuerto tu propio sepelio
Todo, cayendo -ya verás-
como las cenizas del cigarrillo
que dejamos consumirse entre los dedos,
mientras, caía también la tarde
en la que bebimos de una misma lata
con el cemento quemándonos las uñas
en las bloquetas.




XV

Mi nombre es Ernesto y
nunca supe muy bien de mí,
ni yo, ni mis hijos, ni mi esposa
que ahora envejece en medio de la soledad y el desvarío
Ernesto Malebrán
muerto el seis de noviembre del año dos mil trece y
enterrado al día siguiente:
-Jueves 17:30- en mi santoral.
Yo fui quien vivió lo que se cuenta
en estos textos que ahora escribe otro Ernesto.
Se lo conté al oído una mañana,
mientras la enfermera tardaba en sacarme el líquido.
Le dije: “para cuando seas tú el que como yo ahora
espere el calor del suero, las jeringas, la povidona y
los algodones”




Malebrán

Esta suerte la define un apellido
que letra a letra se paga
como una deuda pactada
en la sed y el parentesco.
Un mismo hígado y
las ganas de lanzarlo
boca afuera, como se lanza
el asco cuando atora o
el chorro caliente contra el poste o
en los bordes de la mesa.
Malebrán te llaman en las cantinas
como a mí mismo siendo niño
paseando con la leche de la burra.
Porque de líquido en líquido nos gastamos
el medio siglo que nos corresponde.
Porque que nadie sale
tan fácil de esta -te digo-
Porque letra a letra nuestra deuda se paga
Cada noche -peso a peso- en cada sorbo.

 
 

Leer reseña...