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portada-doble.jpg Doble turno. Dos poetas chilenos actuales
Bozal,
Juan Melebrán, Yerba Mala Cartonera, Bolivia, 2014.

Urbana siniestra,
Jonathan Guillén,
Demo Libros Ediciones, Santiago de Chile, 2014.

Por Víctor Hugo Díaz
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No. 76/Febrero 2015


Doble Turno
Dos poetas chilenos actuales

 

Próximo en el turno

resenas-bozal.jpgBozal
Juan Malebrán*
Ed. Yerba Mala Cartonera
Bolivia, 2014.








Bozal
de Juan Malebrán es un libro donde un hablante, casi corpóreo y testimonial en apariencia, describe, marca tarjeta e inicia su turno, el próximo turno de un personaje, como se supone, fruto de la imaginación del autor, pero también de un hablante que desde que respira es motivo de incertidumbre y escalofrío, y que con claridad materializa la posibilidad de estar frente no a una imagen, sino ante un posible espejo.

Un reflejo, que contiene todo eso que se quiere decir, un por qué, que atemoriza y anticipa, esa máscara hecha de silencio, de olvido momentáneo cuando huele a felicidad, ese Bozal o mordaza con sabor a dolor o “el rebote de la propia imagen/ proyectándose apagada en la tele.” casi como siempre “como los callos endureciendo los codos/ ahora que no hay barra / ni festejo posible”.

Ya desde los primeros poemas nos encontramos en el campo de batalla de lo real, la última línea del frente, extrema y terminal (Posta) donde todo “cicatriza y/ se endurece en la persistencia de la sed”. De cara a la derrota y la rendición de la ciudad “ante la inminencia del desastre.” o “cuando desborda el desahogo y la vergüenza”. Donde no hay trincheras donde ocultarse de la verdad, solo sondas, náuseas y camillas, donde el único futuro es “el contagio de esta llaga propagándose a lo largo de este orinal.”


Poco importa que hoy
las manos tiemblen,
que la sopa esté fría o
que la sal sea el recuerdo
de aquellos años
en los que el hogar
fue un refugio como
lo es ahora la asepsia
de este pabellón.

Los tiempos y las voces van cambiando en una especie de diálogo, a veces en el presente “a la espera que sea tu apellido quien te presente/ como el próximo en el turno”, o anticipando que “Todo caerá, incluso tú,/ que confundes mi voz con tu voz/ para hacer de este entuerto tu propio sepelio” luego desde lo que nunca se ha olvidado “El recuerdo de tu madre/ pedaleando la Singer a medianoche o/ tu hermana esquivando/ mi beso antes de dormirse.” Y sorprendentemente desde el que habla y ya no está, “Que otros lloren la derrota el desgaste o hasta el triunfo”. Es el personaje en el reflejo, el que fue y será: Ernesto del Rosario Malebrán Rojas, una vida en off, “Yo fui quien vivió lo que se cuenta en estos textos que ahora escribe otro Ernesto.” Pienso en esas voces del pasado que murmuran en Spoon River, de E.L. Masters (Malebran) como un testamento.

Pero tras esta estructura entonces hay dos Ernesto, dos hablantes en una especie de ezquizodiálogo, o reflejándose sobre un texto en un escenario bipolar, uno presente y otro que escribe, pero cual? y además deja huellas de lo que no es “Esta suerte la define un apellido/ que letra a letra se paga/ como una deuda pactada/ en la sed y el parentesco.”

Aquí la escritura parece ser un síntoma grave de la enfermedad, la metáfora de finitud que se puede usar como tacto para toda lectura e interpretación de los signos y situaciones que con suerte terminan llamándose vida.

Bozal de Juan Malebrán, logra desde la materialidad de imagen y palabra, hacer visible el paso del tiempo y sus estragos, esperando en paraderos de ahora, desde donde transportar al lector, dejando firmada con poesía esa deuda por venir, como un nuevo gas en la atmósfera o el calor del suero, hasta el fin del recorrido; o sólo eso, el recorrido “atados a una misma camilla” …“por supuesto, en otro idioma” y “la cerveza derramada por otros,” y después de nuevo ”el mismo asco que al despertar seguiremos sintiendo.”

Ambos Ernesto, escuchan la cabeza del otro, como en los sueños o en las pesadillas que son los poemas. Este libro intenso y potente, habla desde la sed, una sed que se hereda, una sed vital y poética que desea beber los fluidos, cañerías e inundaciones de lo que está pasando “un piso recién baldeado / con el cloro filtrándose por las baldosas”… “Para entonces quizá tu hermana, / haya dejado de soñarme / cada noche cubierto entre mortajas”.



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Turno completo

resenas-urbana-siniestra.jpgUrbana Siniestra
Jonathan Guillén**
Demo Libros Ediciones,
2° Edición,
Santiago de Chile, 2014.





El día termina cuando los perros vagos se
esconden debajo de los autos estacionados.


Al ponerse en marcha Urbana Siniestra es una mujer que alcanza la edad en que se tienen todas las edades y se reconoce más joven en el reflejo de un transporte público; es también la ciudad que se mueve todo el día, que aunque nos concentremos tratando de ser ella, en ver solo el vidrio, inevitablemente las cosas suceden: una mujer se descubre en el vidrio creyendo por un momento verse más joven”.

También es un cuerpo, reconocible y con nombre, Laura. Ahí el hablante funciona con su ojo y lupa, Urbana Siniestra en turnos de 24 hrs, atento a distintas luces y cantidad de personas, buscando trazar el mapa mental de un paisaje ajeno cualquiera, registrando en escenas sólidas y expresivas la tonalidad de los colores, la posición de la luna, la cercanía del sol y el amanecer o simplemente sintiendo la dureza y la voz muda y sorda del siniestro pavimento urbano bajo los pies: “Siempre fue niño y niño se fue haciendo lluvia sobre el cemento/ Abrigo de cartón y perros.”

En la estación Ladridos en el callejón, esta voz se sitúa en el entorno, que se hace histórico y social, pero no desde los datos o la información, sino desde aquello que éstos camuflan, los hace tocables como cuando se duerme mal, no se describe el dolor, aquí se escribe “con el perdón hecho pedazos colgando de sus bocas”.

En este libro se trata una poesía situada, pero poesía, con imágenes confusamente claras que equivocan el camino, el correcto, para ir derecho, de una, a la cabeza del lector. Dándole forma a las palabras como cuando el tolueno muerde los intestinos o se aprende a leer en los cartones; cuando “sus dientes amarillos brillaron pareciendo monedas/ Que corren de mano en mano como sus genitales”.

Quisiera volver atrás, al principio de esta lectura subjetiva, volver a las dos ciudades en distintos paralelos, o tal vez es la misma, con un ojo se mira el mar y con el otro la Cordillera, es caminar acalorado por una calle de Santiago Centro o de Alto Hospicio, el mismo tono de luz y el mismo paisaje humano. Doblar hasta el fondo a la derecha de la memoria donde está el mar con olor a pescado y pasta base; o a la izquierda y ver en invierno la nieve a la edad de las poblaciones. Ahí donde no se puede ordenar en la bitácora vacía esos escasos momentos en que se es feliz.

De pronto entre las tajadas de ahora, se erectan algunos personajes, unos de tiro largo como Laura con sus 24 hrs, su turno completo de sobrevivencia y otros que apenas camean como el Negro Soto, su puñal y el Rancio.

Ese caudal llamado Laura corporiza la Caída que se repite monótonamente cada día, es un flujo en apariencia narrativo que hace ver, soportados en el paso del tiempo, la destrucción y la violencia.

Este ácido libro se ensambla, se estructura o mejor dicho desestructura en tres Hemisferios significativos:

1. La ciudad (ciudades) que se mira al mirarnos en el reflejo y el secreto.
2. La destilación clandestina de lo ácido de la pobreza en toma
3. La corporización de la experiencia en un personaje que adquiere, casi sin hablar, voz propia. Voz que se ve, la vemos moverse y no se oye; pero sí se huele su perfume BKN, olor a plástico quemado y sudor de antena.

En resumen Urbana Siniestra de Jonathan Guillén es un libro terrible y bello, que logra infectar con potencia estética el fracaso de lo real: “alejarme por las calles memorizando el ruido / que hacen las mujeres con tacos a esa hora de la madrugada”.

 


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Juan Malebrán
(Iquique, 1979)

Ha participado en encuentros, conversatorios y festivales llevados a cabo en Latinoamérica y Europa. El año 2008 publica “Reproducción en curso” (editorail Yerba Mala Cartonera) poemario con el que obtuvo la Beca de Creación Literaria del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile, 2005. El año 2011 publica “F/22 Antología de Poesía Cochabambina” (editorial La ubre amarga). Y el año 2014 “Bozal” (editorial Yerba Mala Cartonera). Desde el año 2008 reside en la ciudad boliviana de Cochabamba, donde se desempeña como Coordinador del área de letras de proyecto mARTadero


Jonathan Guillén
(Iquique, 1979)

Escritor y Profesor de Lengua Castellana y Comunicación. Ha participado en Encuentros de Poesía Nacionales y en el extranjero (Perú y Bolivia). En 2008 publica Urbana Siniestra (editorial Yerba Mala Cartonera). En 2013 es incluido en la Antología Predicar en el Desierto, Poetas Jóvenes del Norte Grande de Chile, Fundación Pablo Neruda.