Zao Wou-Ki / Henri Michaux


El jardín marino


Por Enrique Juncosa

jardin-zao-wo-ki-michaux-1.jpg El poeta y pintor belga Henri Michaux (1899-1984) y el artista chino Zao Wou-Ki (1921-2013) fueron dos de los grandes protagonistas de la vida cultural del París de la segunda posguerra. Michaux que era treinta años mayor, había llegado allí primero, en 1924, y moriría en la capital francesa seis décadas después. Zao llegó a París desde China en 1948 y allí se formará y desarrollará su carrera. Colaboraron juntos varias veces y tuvieron una relación de respeto mutuo. En 1950 colaboraron por primera vez en un álbum de gran belleza, publicado por Robert Godet y expuesto en la Galerie La Hune: Lecture par Henri Michaux de huit lithographies de Zao Wou-Ki...

No. 76 / Febrero 2015


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Zao Wou-Ki / Henri Michaux



Por Enrique Juncosa

El poeta y pintor belga Henri Michaux (1899-1984) y el artista chino Zao Wou-Ki (1921-2013) fueron dos de los grandes protagonistas de la vida cultural del París de la segunda posguerra. Michaux que era treinta años mayor que Zao, había llegado allí primero, en tren desde Bruselas en 1924, y moriría en la capital francesa seis décadas después, no sin antes haber viajado mucho por todo el mundo. Zao llegó a París desde China en 1948 y allí se formará y desarrollará su carrera. Ambos trataron a otros escritores y artistas, pero colaboraron juntos varias veces y tuvieron una relación especial de gran respeto mutuo. En 1950 colaboraron por primera vez en un álbum de gran belleza, publicado por Robert Godet y expuesto en la Galerie La Hune, y titulado de una forma descriptiva, Lecture par Henri Michaux de huit lithographies de Zao Wou-Ki, y en donde el escritor escribe unos delicados poemas en prosa que quieren corresponderse a las imágenes nostálgicas y paisajísticas del pintor, que acaba de abandonar su país, y que se refieren a árboles, pájaros, el invierno, una casa solitaria o la luna. Ese, por cierto, fue el primer texto escrito para Zao, y fue redactado por Michaux espontáneamente, antes de conocerle, viendo las litografías en el taller en donde se estamparon.

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A Michaux, que había realizado en solitario un largo viaje por Asia (1931-2), visitando la India, Ceilán, Malasia, China, Corea y Japón, y del que surgió uno de sus más grandes libros, Un bárbaro en Asia, se enamoró por completo de China, a donde sin embargo no volvería jamás. Le fascinó el sentido de equilibrio y armonía de su cultura; admiró su arquitectura, su pintura clásica y su poesía, que considera tan delicada como para que no fuera posible encontrar ideas en ella. En todo caso, y después de conocer a Zao Wou-Ki, éste se convertirá en su gran informador de asuntos chinos, asuntos para los que siempre mantuvo una actitud receptiva. Michaux por su parte presentará a Zao al poderoso galerista Pierre Loeb, a quien llevara a su estudio, y escribirá algunos prólogos más para catálogos suyos a lo largo de sus respectivas carreras, analizando siempre su obra con perceptiva y cercana admiración. Que yo sepa, se han realizado dos exposiciones celebratorias de su amistad, la primera en 1982 en el Instituto Francés de Atenas, y la segunda en 1993 en la galería Thessa Herold de París. Además, Zao Wou-Ki pintó al final de su vida una enorme pintura, de siete metros y medio de largo, en homenaje a su amigo: Hommage à mon ami Henri Michaux (1999-2000), que se puede considerar como una de sus obras más importantes. François Cheng, amigo de ambos, podemos recordar también aquí, traducirá a Michaux al chino en 1984, cuando el poeta todavía vivía.

jardin-zao-wou-ki.jpgLa influencia de las culturas orientales es muy notable en la obra de Michaux, como se desprende precisamente de sus escritos sobre Zao Wou-Ki y, además, de su propia obra artística, que remite a las escrituras chino-japonesas de ideogramas, y donde el signo y la línea son protagonistas absolutos. A Michaux le fascina la movilidad y la levedad de los paisajes fluidos de la pintura china, y también su bella caligrafía. Ambas cosas evocan el fulgor súbito del instante. Sus mismos comentarios en el libro de viajes antes citado, Un bárbaro en Asia, son reflejo de visiones rápidas, intensas e indirectas, y a su vez ágiles, delicadas y fulgurantes. En 1975, Michaux editará una plaquette titulada Ideogramas en China que empieza recordándonos el origen mítico de la escritura en aquel país, atribuido a las huellas de las patas de los pájaros sobre la arena. Se dice, por otra parte, que a través de su amistad con Michaux, Zao Wou-Ki reconsideró la técnica tradicional que utilizaba en sus acuarelas y dibujos a tinta china, como por ejemplo el grupo que pintó a partir de mediados de los ochenta.

jardin-henri-michaux.jpgZao Wou-Ki, que realizó su primera pintura abstracta en 1953, condujo a la tradición china de la pintura hecha con manchas a la abstracción, algo que ahora parece inevitable, pero que no debió de ser fácil proviniendo de una cultura en donde la repetición se considera un valor importante. En sus pinturas, la emoción surge de la delicada vibración de la luz que articula o estructura el espacio, en donde los colores flotan ingrávidos y sin límites. En palabras del propio Zao: “creo que pinto el viento, el soplo del viento, el vacío”. Al igual que para Michaux, la obra de Paul Klee, tan íntima, fue esencial en el trabajo del pintor chino, haciéndose suya la célebre frase del suizo que dice que el arte hace visible lo invisible. Es posible, tal vez, leer las pinturas de Zao Wou-Ki, como paisajes, como si fueran representaciones sui generis de los movimientos de las nubes en el aire, por ejemplo, o durante las tempestades, pero en realidad son plasmaciones improvisadas del acto mismo de pintar y del surgimiento del misterio poético. Tanto Henri Michaux como Zao Wou-Ki elaboraron formas de arte que tienen que ver, que surgen incluso, de la mera contemplación, de los movimientos interiores de nuestras mentes. Otros libros de Michaux narran viajes imaginarios y algunos de sus dibujos fueron hechos tras la ingesta de mescalina. Michaux, en todo caso y para acabar, escribió que la sola ambición de hacer un poema basta para matarlo, lo que probablemente subscribiría Zao hablando de pintura.




Ilustraciones:

Lecture par Henri Michaux de huitlithographies de Zao Wou-Ki, 1950:
www.annexgalleries.com

Retrato de Zao Wou-Ki:
www.stewartantiques.com

Retrato de Henri Michaux:
byricardomarcenaro.blogspot.mx




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