No. 75 / Diciembre 2014 - Enero 2015 |
José Ángel Fernández Silva Wuliana, lengua wayuunáiki, Venezuela Por Kalu Tatyisavi |
Me refiero al libro de poemas titulado Jayeechiirua jee ojutuuirua sümüinjatü tü eikaa mma (Cantos y fragmentos a la madre tierra), [Gobierno Bolivariano de Venezuela, Fundación editorial El perro y la rana, 2007]. |
No. 76 / Febrero 2015 |
José Ángel Fernández Silva Wuliana, lengua wayuunáiki, Venezuela Por Kalu Tatyisavi |
Me refiero al libro de poemas titulado Jayeechiirua jee ojutuuirua sümüinjatü tü eikaa mma (Cantos y fragmentos a la madre tierra), [Gobierno Bolivariano de Venezuela, Fundación editorial El perro y la rana, 2007]. El autor es José Ángel Fernández Silva Wuliana (1961, estado de Zulia, Venezuela) y sus poemas son efectivamente cantos, fragmentos. Si no es posible ninguna totalidad, cualquier obra literaria se vuelve intento, jamás es el reflejo de la realidad; a veces la trasciende, a veces le es alterna, a veces es solo brevedad. Sin embargo, José es un observador, un mirador-actor (no un voyerista) que escribe desde dentro de su cultura y permite que los sentimientos jueguen y trasciendan.
Sobre las características de la lengua, una página dice: “El idioma guajiro o wayú, en su nombre propio [wayūnaiki] (wayuu: identidad étnica de los guajiros, ver wayú; naiki: idioma), es hablado por cerca de 400 mil personas en el departamento colombiano de La Guajira y el estado venezolano del Zulia, pertenece a la familia lingüística arawak, cercanamente relacionado con la lengua de los añú de la costa zuliana, la de los lokono de las Guayanas y la de los taínos de las Antillas.”
Vayamos a algunos versos de los tres poemas seleccionados. En "La tierra de los sueños": “Los pájaros cantores anidan entre ramajes/ donde impera la calma/ donde las hojas afinan un ritmo agudo/ como este silbido del viento: Juu, juu…” Onomatopeya desde la lengua: silbido que escucha quien no presta atención a los relojes de las acciones bancarias y puede permanecer aún extasiado.
El siguiente poema, "Camino de los wayuu vivos", es una especie de declaratoria cultural, (todo el libro está lleno de éstas), aquí el poema no traduce la palabra Ma’leiwa -suponemos por una cita a otro poema que se trata de una actividad cultural importante-, una especie de tradición interna, fuerza natural que merece respeto: “Espíritu que encarna una danza ancestral wayuu que se realizaba en honor a Juya, Mma y Ma’leiwa.
Por último, en el poema "Juramento colectivo", dice: “Somos juguetes en las manos de este destino secreto./ Somos los herederos del destello silencioso/ del Relámpago de Catacumbo.” En una nota al pie de un poema anterior, el autor dice sobre el Relámpago de Catacumbo: “Fenómeno meteorológico provocado por la presencia de gas metano en los pantanos de la ciénaga de Aguas Blancas y Aguas Negras, en el municipio de Catatumbo del estado Zulia, Venezuela.” Nadie, ninguna cultura tiene un destino, tampoco es juguete de nada, el destino se construye con la acción humana.
Desconocemos el espacio real que tiene el trabajo poético de esta lengua en Venezuela, deseamos que desde ella y desde la creación, insistan y persistan en la comunidad los hablantes y la población en general; no como en México donde las lenguas originarias no tienen ningún espacio desde sí mismas, más que el discurso y las instituciones oficiales: los pequeños premios literarios existentes se otorgan a los amigos y a los miembros del único grupo dominante. Monetariamente son limosnas y, artísticamente, no importa la obra, la mayoría de quienes han sido jurado tienen como máxima virtud la ignorancia y la mala fe y, por lo general, son siempre los mismos -esto cuando se sabe quiénes son. Pues, como los escritores son indios, así se les trata, es decir, como no piensan, agachan la cabeza y hacen como que escriben. Pero el colmo en las convocatorias es que señalan que se hable sobre la cultura, como si éstas fueran únicas en el planeta y no existiera ninguna tradición poética universal.
Es decir, hay realmente un multiculturalismo e interculturalidad: eres diferente, te reconozco y te acepto, sigue siendo igual. No, las culturas milenarias lo son por su lengua, cultura e historia; el otro las desconoce —recuérdese el inicio de la Colonia, que en su esencia permanece—; ahora, la autonomía, la creación y la crítica, deberían ser sus referentes para que dejen de tratarlos como ‘retrasados mentales’ o los mantengan sumisos con su folclor y tradición como repetición.
Suumain tü lapükalüirua
Na wuchii ee’iraliikanairua Ountuusü nachiki suumain tü lapükalüirua Süka jayeechichennuu su’utpünaajatü alapajaa. Na wuchii ee’iraliikanairua kepiashii Kachetüin sünain sütüna wunu’ulia Eere yüü’üyütüülin noo’u Eere tii wunu’upananakalüirua sünaajüin sümüralu’u Múin aka niwiirakaa joutal tü: Juu, juu… Shiirunnakaa ajapüü nnojotsü süpülajatüin akotchiraa wane’ewai shimemera juya Nnojotsü shia akotchijiajatüin nu’wuira ka’ikaiya’asa Eirunnusu ajapüükaa ko’uutajanaipa tepichi jo’uuyuu süka. ainkasshaanain ma’in saa’in tü kepiakalüirua eere tü kamüshe’ewaakaa.
La tierra de los sueños
Los pájaros cantores conquistaron la tierra de los sueños con cantos fúnebres. Los pájaros anidan entre ramajes donde impera la calma donde las hojas afinan un ritmo agudo como este silbido del viento: Juu, juu… El cuenco de las manos no es para recoger gotas de la lluvia ni lágrimas del sol con el cuenco de las manos queda cubierto el rostro infantil asustando más a los habitantes del miedo.
Süpüne wayuu kato’ulu
Outushi taya paala miaasüsitshi taya outushi taya sümaa tasira outushi taya sümaa ta’lapüin outushi taya soo’ujee anaküjalin taya no’uta aa’inchi taya na outushikana. Epentaashi taya soo’ujee tü putchikaa nipente’erüin taya Ma’leiwa. Nütijaa oo’ulu Ma’leiwa outushin taya paala. Joolu kato’uchi taya nükajee Ma´leiwa sütünalu’u tü eikaa mma eeichipa taya süpüla waraitaa sulu’upunaa tü süpünekaa wayuu kato’ulu wattawotsshaanakaa.
Camino de los wayuu vivos
Yo estuve muerto muerto de sed muerto de risa muerto de sueños muerto por fantoche muerto por los muertos. Yo resucité por la palabra Yo resucité por Ma’leiwa. Por Ma’leiiwa, yo estuve muerto. Ahora estoy vivo por Ma’leiwa en el seno de la madre tierra presto para recorrer el camino infinito de los wayuu vivos.
Ojuraajirawaa
Eemeraashi Ma’leiwa matsamüin anayaawatshija’a nia sutuma ojuraajirawaakaa türa jee aituwa’ ma’in waya sümaa wekiisa sünain ayonnajaa sümaa me’rujuin wajapüirua waa’into’unaim Waya emi’iraairua süjapulu’u akuwa’ipaa matijaajukalü oo’u tü. Waya apütüüshika apüla suwaralo’u me’irakalü tü Sükapülakaa Katatuunwa.
Juramento colectivo
Ma’leiwa está en un reposo momentáneo gracias a ese juramento colectivo y cómo gritamos danzando con las manos invisibles en el pecho. Somos juguetes en las manos de este destino secreto. Somos los herederos del destello silencioso del Relámpago de Catacumbo.
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