Encuestas
¿Por qué y para qué escribir?


 

encuestas-aulicino.jpgJorge Aulicino
(Buenos Aires, 1949)

El búho de la poesía también alza el vuelo al caer la noche

Desde hace un tiempo, algo que me parecía absurdo cuando era muy joven me parece más acertado: escribir poesía es una forma de la neurosis. Por lo menos, el tipo de poesía que me interesa.
Yo escribo poesía para "atrapar" algo. No para reproducir de manera naturalista, aunque eso es también, a veces, un intento de atrapar. Sé, o creo saber, que las palabras pueden producir el mismo efecto que producen en mí las cosas. Se trata de una forma de imitación, de mímesis, que va más a la estructura que a la apariencia, si bien, como digo, sucede que la apariencia a veces da la idea de la estructura.

No. 76 / Febrero 2015



Encuestas
¿Por qué y para qué escribir?

 

 

encuestas-aulicino.jpgJorge Aulicino
(Buenos Aires, 1949)

El búho de la poesía también alza el vuelo al caer la noche

Desde hace un tiempo, algo que me parecía absurdo cuando era muy joven me parece más acertado: escribir poesía es una forma de la neurosis. Por lo menos, el tipo de poesía que me interesa.

Yo escribo poesía para "atrapar" algo. No para reproducir de manera naturalista, aunque eso es también, a veces, un intento de atrapar. Sé, o creo saber, que las palabras pueden producir el mismo efecto que producen en mí las cosas. Se trata de una forma de imitación, de mímesis, que va más a la estructura que a la apariencia, si bien, como digo, sucede que la apariencia a veces da la idea de la estructura.

Expresarme es entonces, para mí, lograr ese fenómeno o su efecto. No creo expresar algo propiamente mío en ningún poema porque lo "propiamente mío" no sé qué es, sino una participación para mí mismo desconocida en la estructura y movimiento de las cosas.

Puede que esto comience a explicar el para qué y el por qué. Me refiero al sentirse parte del universo que nos rodea.

Hace mucho llamé a la poesía "inminencia". Si tal inminencia me implica −y no desconozco los significados míticos de esta idea, antes bien, quisiera resaltarlos−, puede que logre cierta paz conmigo y con la historia, que forma parte del universo, y parte primordial, para mí. La historia es, en mi opinión, algo que ocurre continuamente, no lo que sucedió: el instante irredimible, continuo. Dicho más directamente: la vida actual es al mismo tiempo lo que llamamos actual y todo lo que sucedió; así como un libro no ocurre en pasado cuando lo abrimos, la historia, toda, sucede hoy. Napoleón cruza con nosotros la calle; Julio César es alguien a quien conocimos ayer.

Pero en lo que se refiere a la poesía escrita, aquella estructura, este presente continuo a veces se da y muchas veces no se da. La poesía no logra reproducir el incierto mundo que la originó. Lo peor es que no sabemos, de nuestra propia poesía, cuándo se da y cuándo no.

A nuestro juicio, nuestra poesía nunca lo logra. Y el juicio de los demás no logramos entenderlo cabalmente, tanto cuando es desfavorable cuanto favorable.

En ese sentido la poesía es neurótica. Falla, y vuelve a insistir por el mismo camino en el que sabe que ha fallado. El neurótico es el que tropieza no dos, sino mil veces contra la misma piedra.

El hombre urbano y el hombre rural saben que sus acciones repetitivas son necesarias, o eso creen. Se planta y se cosecha en los mismos meses. Se realizan taras fabriles o bancarias de la misma manera todos los días.

Cuando uno y otro creen estar alienados; cuando piensan que nada los une a sus tareas mecánicas, que sin embargo siguen realizando, es cuando más cerca están, paradójicamente, del estado poético. Porque la poesía es aquello que no nos pertenece.

Y aunque la sociología, el discurso del patrón o la ética intenten devolvernos las razones de nuestro accionar repetitivo, siempre se produce esa brecha en que nos decimos: todo lo humano me es ajeno. Y en un intento neurótico, tratamos de que sea "nuestro".

Que todo sea nuestro porque participamos de ese todo.
Es religión, claro. Aunque mejor la llamaría, como acostumbraba hacerlo el poeta y científico Guillermo Boido, "necesidad religiosa", o "necesidad metafísica".




encuestas-bernstein.jpgCharles Bernstein
(Nueva York, 1950)

why write
The pain of the children is visited upon the father. In other words, dreaming is better than remembering dreams. In other words, prose makes the man, poetry what she might be. In other words, even forever is not forever.

(El dolor del niño es visitado después del padre. En otras palabras, soñar es mejor que recordar los sueños. En otras palabras, la prosa hace al hombre, la poesía lo que debería ser. En otras palabras, incluso para siempre no es para siempre.)

and what for
If you’re not part of the problem you’re part of the problem. In other words, poetry is being possessed by the soul of words that are not yours and making themsomebody else’s. In other words, the more things change the more different they are. In other words, even forever is not forever.

(Si no eres parte del problema, eres parte del problema. En otras palabras, la poesía es poseída por el alma de palabras que no te pertenecen y que hacen a alguien más. En otras palabras, mientras más se cambie hay más diferencia. En otras palabras, incluso para siempre, no es para siempre.)




encuestas-chirif.jpgMicaela Chiriff
(Lima, Perú, 1973)

Me gusta sentarme en la calle, en los parques, en los cafés o simplemente escuchar a la gente que en ocasiones habla debajo de mi ventana. “Todos los perros han nacido por una razón” “Voy a comprar pan” “Estamos picando por el lado izquierdo” “Todos los martes a las siete” “Nosotros no comemos pescado” “Regreso más tarde”.  Se trata de frases cotidianas e inofensivas que normalmente no nos dicen gran cosa. Pero de pronto ocurre que algunas de ellas se separan del resto del discurso y cobraran un peso singular, un sentido nuevo, como si realmente pudieran decir algo. Entonces agarro papel y un lápiz (lapicero, más bien) y trato de reconstruir de alguna forma el momento en que esa frase cuajó entremezclada con lo que sucedía alrededor —el ruido de la calle, un muchacho que pasaba, el sonido de un auto, alguna forma entrevista— y con lo que pasaba por mi propia cabeza. Algunos días o semanas más tarde sucede que, en otra situación alguna frase suelta otra vez parece enganchar con la anterior. Entonces corro nuevamente al papel y al lápiz (lapicero, más bien) y continúo solo porque sí, porque me da placer y me entusiasma la manera en que el poema se va construyendo casi solo pero conmigo.

 




{moscomment}