No. 77 / Marzo 2015



Sobre Música y Poesía. Primer libro de la colección del Periódico*


criticon-musica.jpgMúsica y poesía
Jorge Fondebrider
Dirección de Literatura de la UNAM, UNAM-CONACULTA
México D. F., 2014.










Por Xavier Quirarte, 31/12/2014

Apetito musical omnívoro

'Música y poesía' deberá ser un libro de consulta para quienes aman la música y la literatura, pero también debiera ser una obra de cabecera para quienes supuestamente escriben sobre música.


Jorge Fondebrider tiene un apetito musical omnívoro. Al repasar las páginas de su ya imprescindible libro Música y poesía, coeditado este año por la Dirección de Literatura de la UNAM y de la Dirección General de Publicaciones de CONACULTA, se accede a un mundo en el que conviven sin ningún rubor el rock y el jazz, la música clásica y el folk, el tango y el canto nuevo, el blues y la musicología, la chanson française y la música brasileña, la poesía y otros géneros literarios.

Al concluir sus casi 700 páginas nos sentimos enriquecidos ante una información tan vasta, una investigación exhaustiva realizada con un espíritu crítico que no está exento de pasión. Fondebrider ama la música y la literatura, pero no es un diletante, conoce ambas disciplinas a fondo. Con una prosa clara y un saludable sentido del humor entremezcla sus dos amores y el resultado es un libro que se lee de una sentada.

Trabajador de la cultura incansable, estas reseñas, entrevistas, fichas bibliográficas y pequeños —pero profundos— ensayos fueron publicados a lo largo de ocho años en su columna del Periódico de Poesía, y su diversidad es apabullante. Durante la presentación de Música y poesía en la librería Gandhi a principios de mes —a la que lamentablemente no asistí—, el periodista nacido en 1956 en Argentina comentó que "empezó a escribirse cuando yo tenía 10 años: mi papá me regaló Help!, de los Beatles, y mi mamá me atiborraba de libros para que leyera. A ellos les debo la música y la literatura. Luego, accidentalmente, cuando ya estaba muy interesado en la existencia de Bob Dylan, compré una antología de poesía estadunidense publicada en Argentina".

Habrá muchos lectores, sobre todo los de su generación, que ante sus textos sobre los Beatles y Cream, Bob Dylan, Crosby, Stills, Nash & Young, Herbie Hancock y Gato Barbieri, Caetano Veloso y Laurie Anderson, Ian Anderson y Jimi Hendrix, sentirán que reviven parte su vida, pero, sobre todo, que la enriquecen con sus conceptos, su investigación y sus juicios —algunos de ellos polémicos.

Música y poesía
 deberá ser un libro de consulta para quienes aman la música y la literatura, pero también debiera ser una obra de cabecera para quienes supuestamente escriben sobre música —allá ellos si se lo pierden—, pero sobre todo para las nuevas generaciones. En sus páginas habrán de encontrar material suficiente para entender una historia que no les ha tocado vivir, pero que están obligados a conocer de buena fuente. Una obra tan instructiva como divertida.

 

Por Jonio González

Escribió Philip Larkin en la introducción a All what Jazz, la compilación de sus artículos publicados en el Daily Telegraph entre 1961 y 1971, que pocas cosas le habían hecho disfrutar tanto en la vida como el jazz, y desde luego que supo transmitir eso en sus escritos, eso y una suerte de ira contenida (y mal disimulada) hacia cuanto se apartara de su gusto o su idea de lo que debía ser el jazz.

Música y razones

Jorge Fondebrider es, como Larkin, poeta (uno de sus libros, dedicado a Thelonious Monk, se titula, casualmente, Standards), y como a Larkin pocas cosas le hacen disfrutar tanto como el jazz, aunque no solo el jazz, sino también el folclore inglés e irlandés (de los que es consumado experto), el rock, la música brasileña, el tango, el blues, etc. A diferencia del poeta inglés, sin embargo, Fondebrider sabe controlar su pasión. Erudito refinado, explica
y justifica, aporta razones y las comparte con el lector, al que orienta y sugiere, informa y guía. Su saber no apabulla, sino que estimula. 

El presente volumen reúne los artículos, reseñas, entrevistas y críticas aparecidos en publicaciones como Periódico de Poesía, de México; Clásica, Ñ yTeatro Colón, de Argentina; Arcadia, de Colombia; y el suplemento cultural del diario El País, de Uruguay.

En todos ellos, sea una charla con Elvis Costello, la traducción y análisis de una letra de Richard Thompson, un ensayo sobre Chico Buarque o una crítica de las Bitter Ballads de Paul Hillier y Andrew Lawrence-King, Fondebrider combina información, gusto y juicio. Sabe ir al grano y transmitir su entusiasmo, y ello con una prosa clara, con alusiones y relaciones tan justificadas como enriquecedoras, y hasta se le perdona alguna arbitrariedad (o más bien la manifestación de ciertas fobias) fundamentada en el gusto exclusivamente personal, que la mayor parte de las veces deja de serlo cuando el lector reflexiona en sus razones.

En el apartado jazzístico, Fondebrider no duda a la hora de expresar sus amores inquebrantables (Sonny Rollins, Keith Jarrett, Pat Metheny, el citado Monk), pero ni por un instante elude justificarlos minuciosamente, para evitar sospechas, quizá. A lo largo de sus reseñas, incluso, va elaborando una guía de escucha que el lector agradece tanto como sus opiniones, que abarcan un espectro que va de Brad Mehldau, Fred Hersch o Paolo Fresu, a Miles Davis y Ornette Coleman pasando por Enrico Rava, Dave Holland o Herbie Hancock (de quien nos ofrece una interesantísima entrevista).

Jorge Fondebrider, en definitiva, ha escrito un libro no solo para los amantes del jazz y de la música en general, sino para todos aquellos que consideren ésta una manera de entender la vida y enfrentarse, en cierto modo, a la existencia, para quienes quieran profundizar y considerar, conocer y reflexionar, atisbar incluso aquel elemento ininteligible que Adorno atribuía a todas las artes, incluida la más pura. 

© Cuadernos de Jazz, febrero - 2015

*Textos publicados originalmente en: