Stephanie Alcantar
Autora: Stephanie Alcantar (EUA-México, 1990)
Título del libro: Coreografía del miedo
Núm. de la colección: 536
Fondo Editorial Tierra Adentro
Un árbol gigante de monosílabos
(posterior al vértigo y a todos los castigos )
custodia las penínsulas de mi garganta
Mi lengua se refugia en un otoño ficticio
como un grumo
y enloquece/ dócil al abandono
El miedo como una telaraña
crece
enorme
desde el centro del abismo
administra el volumen de mi tristeza
y quiebra el óxido del llanto
Mi voz
fermenta
en una fiebre de palabras inválidas
La verdad viene
como un liquen extranjero
más allá de mi cuerpo
es un idioma
que no se unta en mis labios
**
Como agua
sigo allí
quieta
sin voz
esclava
sin forma
reposo
junto al atormentado
remolino
de angustias tibias
Contra corriente
cedo a las tinieblas
Cuando Mario está dormido
la noche se derrama
se abre también
como el sopor primero
sostengo el rencor
de las costillas
me aprieta
junto a su pecho
soy
cierto presagio
espuma del quebranto
éxtasis
una red
para capturar el instante
no más
como agua
sigo aquí
en la angosta oscuridad
cuando está dormido
dice _______
voy a matarte
(temblor de párpados)
Mi condición de agua
abruma el designio
Cuando despierta
la entumida libertad
apenas y evapora
la voz de la vigilia
**
Sus manos son grandes
algunas veces
muchas veces
debió serviernes
debió ser silencio/
___________
falsa eternidad
los cuchillos
las manos
azules
te escondes
algunas veces
el corazón sube
hasta el tímpano del olvido
________________
En medio de tantas veces
era la noche
con tijeras
con jardines de velas
y espejos
escondidos
bajo el insomnio de la muerte
tijeras
para recortar los viernes
las venas de los viernes
como todas
debimos ser
la noche
fría
respiraba dentro de su oscuridad
me amaba con alfileres
así Mario
con su dialecto a señas
debió ser que no entendía
la libertad de la luz
Yo vivía en unas manos
ellas hacían girar
la locura y el mundo
v a
viene otra vez
una dentro de otra
la leche de la noche
ahoga los límites
**
Habré existido como un síntoma de la luz
La piedad
arde en mis ojos
a pesar de los ladridos de la oscuridad
**
Ahora
los zapatos vuelan
como pájaros de humo
Me descubro
en la oculta conciencia
fósil
agónica
inmarcesible
clavada en los segundos
tumba del silencio
El peso de la luz
ataca
atónita
ando a tientas
sobre el lodo de su risa
respiro
esquirlas de aire
Sin forma
me desplomo a la caricia
llena de mi
me oculto
en la epidermis del silencio
lentamente
un día nimio
me sofoca
|