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portada-vida-maria.jpgLa vida de María
Rainer María Rilke (trad. de Pablo Soler Frost), Conaculta, México, 2013.

Por Diego Alcázar
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No. 80 / Junio 2015


 

En un esfuerzo por recuperar libros olvidados de autores reconocidos, han empezado a presentarse reediciones y nuevas traducciones de textos considerados imprescindibles para configurar nuestro pasado literario (aquello llamado la tradición), así como para entender una evolución que también tiene presencia en la literatura. Tal es el caso de la colección que a todas luces llama a ser revisada con atención, “Clásicos para hoy” de Conaculta.

Hoy en día no deja de sorprender gratamente la serie de lecturas e interpretaciones –por qué no, acercamientos– que los poetas hacen de temas religiosos, acaso como una negación de dogmas o como un alejamiento convertido en ignorancia y menosprecio de algunos temas.

Es en ese sentido que hallo más que valiosa La vida de María de Rainer Maria Rilke en la versión de Pablo Soler Frost. Se trata de un pequeño volumen que rebasa apenas una decena de poemas que muestran la visión y la interpretación que Rilke, poeta descomunal, hace de un personaje tan importante para el cristianismo, como la Virgen María (en la prosa también es descomunal, ahí están Los cuadernos de Malte Laurids Brigge).

Pablo Soler escribe en el posfacio unos comentarios en torno al libro que tradujo: cómo fue su hallazgo, qué y quiénes lo motivaron a traducirlo y otros aspectos de índole personal pero que sirven para entender por qué tenemos en las manos La vida de María. Además, otorga una breve síntesis de los autores que se han dedicado a escribir loores a la Virgen e indica que quizá la que leemos sea la primera traducción al español del libro mariano.

Como el título lo señala, estos poemas abarcan la vida, i.e. nacimiento y muerte, de María; la manera en que se le nombra e invoca es devocional y llena de pasión por un personaje que al poeta le resultaba caro (se llama también Maria). El primer poema comienza así:

           Oh, lo que ha de haberles costado
           a los ángeles no romper a cantar
           de repente, como se llora
           por lo que bien sabían: esta noche
           le nace la madre al Niño,
           de Aquel que pronto iba a aparecer.

Rilke logra contar la historia y nos remite siempre a aquello que sabemos, es decir, cuenta a su manera los episodios marianos y parece incluir, como si fuera en clave profética, algunos elementos de la historia. Las perspectivas desde donde se enuncian también son importantes: la vida de María se nos explica a veces desde la misma voz poética, otras es María misma y tal efecto representa una de las virtudes que narrativamente son necesarias en tanto que dejan ver la forma en que Rilke concibe el dolor de María desde la perspectiva de otros personajes o bien desde ella misma, por ejemplo, ante la pasión del Hijo:

           Si en realidad hubieses querido ser fuerte,
           no hubieras salido de una doncella.
           A los mesías se les desbasta de las montañas
           donde lo que resiste y es duro es la piedra.

           ¿No te apiadas de haber hecho un yermo
           de tu querido valle? Mira mi debilidad:
           no tengo nada: sólo tuve arroyos de lágrimas y leche
           pero tú siempre fuiste demasiado.

Pablo Soler enumera algunas características que reúne María: sencillez, pasmo y aceptación, es decir, aquello que Rilke intenta comunicar de manera precisa y preciosa en sus poemas. Y también es algo que el traductor consigue rescatar en el camino que hace del alemán al español; además, él mismo lo asegura, su trabajo tiene el gran mérito de ser la primera versión en nuestra lengua. El camino está trazado, pues, este inicio es uno muy bueno y me parece encomiable que pertenezca a la colección de la que es parte: textos como éste hacen mucha falta.

 


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