No. 80/Junio 2015 |
Ana Terán (Ciudad de México, 1990) Sospecha Cuando esta habitación no aloje viento hundamos más ventanas colguemos los espejos. Frente a sí misma será más amplia, más abierta, revelará una habitación blanca donde los canarios se posan amarillos donde henchidos de silbidos narran una luna entera. ¿Qué será de mí si la piel no esconde muros? Hace tiempo no reposo de pie cerca de los árboles. Temo a la intuición de su silencio que adivina mi cuerpo entero que no crece cuerpo que al roce de los gorjeos huye recóndito hacia sí mismo. Mediodía Fragmentado como algunos dioses contenías las dos partes de la infancia. Como las dos escaleras que tenía la casa: una para simular los trenes, los pupitres, pedregales en cerros encajados, otra para esconderse descender y confirmar una belleza entonces perseguida. En el primer piso la quietud envolvía la figura desplomada de un hombre dormido. El peldaño más amplio donde cabían mis dos pasos era el escalón para el espía, del fugitivo, del que acecha y en secreto goza el escalofrío que anticipa tu presencia todopoderosa el ronroneo entrecortado del motor. Mamá ha llegado a casa. Fuimos y aún somos sin saberlo jueces diminutos. |