No. 81/ Julio-agosto 2015


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¿Qué es un letrista?



por Jorge Fondebrider

 

Cuando uno busca en el diccionario la palabra “letrista”, se lee: “Persona que escribe las letras de las canciones”. Si uno se dirige a, por ejemplo, Merrian-Webster, la definición es casi la misma: “A person who writes the words of a song : a writer of lyrics” [“Una persona que escribe la letras de una canción: un escritor de letras”]. Para saber algo más, se puede recurrir a la Wikipedia en su versión castellana y enterarse de que “Un letrista es un escritor que se especializa en la creación de letras para canciones, que por lo general es una actividad pagada hecha bajo encargo. Los cantantes que escriben la letra de sus propias canciones son llamados cantautores. Algunos letristas trabajan estrechamente al lado de los compositores, participando cada cual en la letra y su melodía y en ocasiones, el letrista solo escribe la lírica para una pieza ya totalmente compuesta. Por ejemplo, Homero Manzi, maestro letrista de tango, escribía la letra para la música que ya había compuesto Aníbal Troilo. A veces también se asocian para trabajar casi por separado, o de forma inversa, por ejemplo, Bernie Taupin escribía las letras y se las entregaba a Elton John, quien después les componía la música, habiendo una interacción mínima entre ambos”. Pero si uno quisiera algunos otros detalles, el artículo de la Wikipedia en inglés los ofrece: “Los ingresos de un letrista derivan de las regalías recibidas por las canciones originales. Éstas pueden alcanzar hasta el 50% de la canción si ésta fue escrita conjuntamente con el compositor, o menos si la canción resultó de una colaboración posterior. Las canciones automáticamente tiene derechos apenas alcanzan una forma tangible, tal como pueden serlo una grabación o una partitura; pero antes de que la canción se inscriba o se haga pública, tiene que ser inscrita en la Oficina de Derechos de Autor”. La información podría seguir ampliándose, pero no es ése el objeto de esta columna.

Existen y existieron grandes dúos compositivos en la música de prácticamente todo el mundo: Gardel y Le Pera, Manzi y Troilo, Rodgers y Hammerstein, Kosma y Prevert, King y Goffin, Bacharach y David, etc. En los casos citados, uno fue responsable de la música y otro de la letra. Pero no son esos los únicos letristas que existen.

Hubo una época, en los años sesenta y primeros setenta, que se pusieron de moda en el rock los letristas de grupos. Recuerdo, por ejemplo, a Keith Reid (1946), letrista de Procol Harum y responsable, entre muchas otras, de las letras de “A Whiter Shade of Pale” y “A Salty Dog”, y recuerdo con total nitidez unos versos suyos que decían: “There's too many women and not enough wine/ Too many poets and not enough rhyme/ Too many glasses and not enough time/ Draw your own conclusions” [Hay demasiadas mujeres y no suficiente vino/ Demasiados poetas y no suficiente rima/ Demasiados vasos y no suficiente tiempo/ Saca tus propias conclusiones], y algo después:  “The human face is a terrible place/ Choose you your own examples” [El rostro humano es un lugar terrible/ Elige tus propios ejemplos”]. En síntesis, mucho más de lo que uno podría esperar de la letra promedio de una canción de esos años. Si uno suma la extraordinaria voz de Gary Brooker, pianista y cantante, la increíble guitarra de Robin Trower y, sobre todo, la incomparable batería de B.J. Wilson, ¡Bingo! ¡Cartón lleno!

Pero no siempre se tenía tan buena suerte. Peter Sinfield (1943) fue el letrista grandilocuente de los primeros y grandilocuentes discos de King Crimson. Y luego, en 1973, llegó a grabar un disco propio con letras espantosas. Y más tarde escribió para Emerson, Lake & Palmer, Roxy Music, los italianos de Premiata Forneria Marconi canciones con letras espantosas. De ahí todo fue caída libre y desbarrancó, y pasó a ser letrista de números pop insufribles, tales como Celine Dion, Cher y Leo Sayer, para citar a los más empalagosos. Y en el colmo de la confusión, señaló que entre sus influencias estaban Shakespeare y Khalil Gibrain. Pobre. Con todo, si alguien quiere comprobar lo pretencioso que era, puede recurrir a su sitio web: http://www.songsouponsea.com/Promenade/lyrics/lyrics.html

Muy distinta fue la carrera de Robert Hunter (1941), el letrista de Grateful Dead. Bastaría con citar “Truckin”, “Box of Rain”, “Uncle John’s Band”, “Friend of the Devil”, “Casey Jones”, “Ripple”, “Easy Wind”, “Dark Star” o “St. Stephen”, casi todas compuestas en colaboración con el gran guitarrista y cantante Jerry García para hacerse una idea de la importancia de Hunter. Además de llevar adelante sus propios proyectos, también colaboró con Bob Dylan, Little Feat, New Riders of the Purple Sage y Bruce Hornsby, y se hizo tiempo para traducir las Elegías de Duino, de Rainer Maria Rilke.

Mal o bien, por esos años, el rock se imaginaba que las letras de las canciones podían aspirar a mejores cosas que describir un romance del tipo chico busca chica, o chica busca chico o chico busca chico, con todas las variantes que se quieran agregar. Volviendo a la definición de Wikipedia, cantautores como Bob Dylan, Paul Simon, Joni Mitchell, Leonard Cohen y Randy Newman, por ejemplo, habían marcado un camino. Y si uno no era un poeta, podía buscarse a uno para que dijera lo que uno no podía decir.

Ahora el rock lo tiene a Bono. Qué miseria.

 


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