No. 83 / Octubre 2015 |
Lenguas Originarias
Continuamos —y aquí terminaríamos por el momento— con los poetas de los EUA; los poemas los copiamos tal cual de Ojarasca núm. 212, correspondiente al mes de enero de 2015. La razón por la que hemos dedicado tres entregas a estos poetas es porque hoy el país es un imperio y la población prácticamente, se encuentra recluida en reservaciones y esto no siempre sucede a nivel económico. Como se verá estos poemas no tienen autores, lo cual es sumamente importante debido a que no son significativas la comercialización e identidad personal, pues se trata de poemas colectivos. Tampoco tienen importancia el valor y lo artístico, sino la comunicación ritual. Jerome Rothenberg, especialista y difusor de este tipo de poesía, dice que los poemas son intraducibles porque tienen que ver con lo sagrado y la onomatopeya, entonces, ¿cómo traducir en papel los sonidos que fueron hechos bajo el éxtasis comunicativo, no con los seres divinos sino con la fuerza de la naturaleza? De aquí que los versos tengan más relación con lo terrenal que con el llamado ‘arte’; la respiración y el decir no terminan cuando concluye el poema, sino que continúan interminables con base en la repetición del trance, de la música constante, y en contacto con el cosmos. Aquí la técnica de composición del poema está religado: música- palabra, es decir, como práctica a posteriori. Hay un nivel horizontal, de igualdad con todo lo vivo e incluso con lo denominado ‘inanimado’. Veamos los poemas: en la Plegaria de los indios cuervo no hay una diferencia entre el cuervo y los humanos; a la fuerza del sol se le nombra ‘padre’ y se comparte con él todo lo que se hace. Se le pide apoyo para que la comunidad viva bien y llegue al próximo año: “Padre sol, te saludo. Recibe el manto de entraña del bisonte que acabo de tejerte./ Dame una buena manera de vivir. Haz que mi pueblo y yo alcancemos ilesos el año próximo.” En realidad no se trata de una petición, sino de estar en contacto con el sol: se requiere que haya abundancia para el provecho de todos. En Fórmula mágica de los Navajos para pacificar a un enemigo, no hay violencia sino unidad con el ambiente; todo el cuerpo se funde en la quietud: “Tus manos son polen/ Tu cuerpo es polen/ Tu voz es polen/ Es hermoso el sendero/ Quédate quieto”. Luego viene En la gran noche, ¿por qué es ésta grande? Por supuesto que se hace enorme por su silencio y su titilar; quien ha dormido bajo ella, sin el cobijo de un techo oscuro y finito, puede corroborarlo: “En la gran noche se extraviará mi corazón./ Cascabelean las tinieblas.” La noche es chamánica, mediadora; habla en sí misma, nos habla. Nos dice: asómbrense y no se les olviden el juego y el diálogo. Finalmente, en el poema Conjuro de los iroqueses contra el ser sin rostro, una primera pregunta es, ¿por qué no tiene rostro? Porque están muertos: “Nuestros abuelos, muertos hace mucho tiempo, dueños legítimos de nuestra confianza, jamás vieron su rostro./ El rostro de quien nos injuria todos los días, todas las noches.” ¿Por pena a la acción humana no tiene rostro? Aquí se remarca la confianza en los abuelos, en la historia anterior, la construcción de la comunidad, y el saber desde ellos. Siempre es necesaria la crítica sobre este tipo de poesía, la cual debe ser constante, y [es necesario] dirigirnos hacia el solo texto; cito a Juan Domingo Argüelles quien en su columna en la Jornada Semanal titulada El falso Nezahualcóyotl, escribe contra la política contemporánea en México y contra la cuadratura de la academia: “Por mi parte, contradiciendo a Johansson (Patrick), ‘El cenzontle’ no me parece un poema hermoso, sino tramposo: retórico, afectado y lleno de clichés. Su ‘estética’ es priísta, por lo que convenenciera y demagógica: ‘pero más amo a mi hermano: el hombre’. (¡Sí, cómo no!) Es un texto de político más que de poeta (es un discurso oportunista, más que un poema), y aunque Nezahualcóyotl fue gobernante, queda claro (a partir de su obra auténtica) que nunca cultivó la demagogia”. Sin duda el comentario de Argüeyes pone en crisis al indigenismo y las instituciones; la traducción y el discurso demagógico. Pone en duda también la historia oficial, al desnudar su intención folclórica y el espectáculo como fuerza artesanal que compra barato y revende excesivamente caro, en aras de una nación o del turismo. Cerramos entonces la tríada autor-texto-lector en la que se remarca que la obra debe hablar por sí misma y que el papel del autor es secundario. En las lenguas originarias, la hermenéutica es más que indispensable para destacar el sentido profundo y argumentativo; para, de esta manera, destacar la alteridad y no lo inmediato que equivale a mostrar —si se trata de mostrar, cualquiera lo hace ya que no tiene ningún compromiso—. Otra forma de escribir, muy diferente y deseada, es al inquirir y desmenuzar, al no tener miedo a decir su ‘utilidad’ o su ‘inutilidad’, es decir, ‘criticar’: mostrar la crudeza de la tríada que se desenvuelve en el todo social.
Plegaria de los indios cuervo Padre sol, te saludo. Recibe el manto de entraña del bisonte que acabo de tejerte. Cuando yo salga de cacería, haz que el viento golpee mi rostro para que el bisonte no sienta mi olor y avance hacia mí. Haz que el próximo verano crezca la hierba y abunden las cerezas.
Fórmula mágica de los Navajos para pacificar a un enemigo Unta tus pies de polen En la gran noche En la gran noche se extraviará mi corazón.
Conjuro de los iroqueses contra el ser sin rostro Nuestros abuelos, muertos hace mucho tiempo, dueños legítimos de nuestra confianza, jamás vieron su rostro.
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