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Defensas
Pedro Serrano
Conaculta /
Fractal Editores
México, 2015.

 

Por Eduardo Abaroa
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No. 83 / Octubre 2015


Sobre Defensas

Estoy muy contento de tener esta primera oportunidad de hablar de un libro cuyo tema es la poesía. Tengo mucha más experiencia hablando de mi principal campo de acción, las artes visuales y sus numerosas variantes. Habitualmente intento hilar ideas a partir de una práctica cuya dispersión disciplinaria está empezando a ser espeluznante, que puede incluir no sólo lo más habitual, pintura, escultura, grabado, fotografía…sino también video, cine, música, arquitectura, teatro, activismo, trabajo social, etc.  Los artistas visuales contemporáneos se han dado a sí mismos el derecho de incurrir en casi cualquier actividad quizá debido a la crisis de representación que surgió, entre otras cosas, de la invención y el auge de la técnica fotográfica. La imagen instantánea y mecánica terminó por inundar el campo visual. Así que los artistas visuales han dejado de ser expertos. Y quedaron muy atrás las discusiones de lo que es pintura y qué es diseño, de lo que es la escultura y lo que es sólo un simple objeto.

Por eso me parece tan interesante e inusitado leer un libro que está dedicado a atrapar delicadamente, como si fuera un insecto en peligro de extinción, a una sola práctica la poesíatratando de distinguirla tan convincentemente de la música, utilizando para ello incluso las expresiones comunicativas animales. Este es un libro que investiga a LA poesía en sus variables fundamentales. No sé si pueda admitir que el poeta aquí ensaya una cierta esencia de la poesía… ¿Dónde podría existir esta esencia? ¿Cuáles son las pruebas fósiles de este animal tan singular? ¿Cuál es el genoma de esas tortugas que Pedro Serrano compara con los poemas, que una vez tirados al mar pierden sus correspondientes definiciones? Tortugas que hacen llorar a su hijo Mateo al perderse en la inmensidad. Serrano traza una invención prehistórica convincente, toma en cuenta los idiomas más arcaicos, el papel generador fundamental que tiene la aparición de las consonantes en el lenguaje.

Me da la impresión de que Pedro Serrano intenta hacer de la poesía una suerte de mapa de  un territorio inefable, definiendo desde todas las aristas un volumen cambiante o más bien una atmósfera que es susceptible de dispersarse con la brisa más tenue. Debo admitir aquí mi falta de conocimiento de la historia de la poesía, incluso de la más cercana. Creo que Pedro lo sabe y por eso siento que es bastante temerario. Y me pregunto entonces por qué encuentro tan familiares estos análisis. ¿Por qué creo entender muy bien cuando  leo el siguiente párrafo?

Los poemas, en cambio, se producen siempre en soledad, y se reciben también en la soledad de uno, aunque dicha soledad pueda ser perfectamente compartida.

O más adelante…

Lo que allí sucede y allí se expresa sale de una voz extraída, extirpada de lugar en que se pronuncia, como una muela que al doler hablara, en el hueco que deja y en el lugar que ahora no ocupa.

Me parece totalmente natural leer estos textos sobre poesía, pienso también en mi oficio de escultor y me quedo atorado en el mastique que fascina a Pedro Serrano por su capacidad de registrar las huellas sutiles de los dedos infantiles. El énfasis en la generación bucal de los versos, el sonido casi audible de los lenguajes más antiguos, el carrusel y la alfombra, todos objetos e imágenes que insisten en una materialidad que es el área por excelencia de la escultura. Y entonces me pregunto también si existe la poesía a través de los objetos, o qué es esto que une prácticas aparentemente tan disímiles. Y dejo aquí este desafío muy tenue, esta pregunta de la especificidad de los lenguajes que creo es lo que me parece más insólito y valioso de estos textos.


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