No. 84 / Noviembre 2015


 

 

Poesía en la prosa de “Bajo el volcán”, de Malcolm Lowry.

(Selección de fragmentos, versiones al español y nota introductoria)
Fernando Carrera

 

clasicos_84_lowry.jpgCuando Malcolm Lowry publica “Bajo el volcán” en 1947, la literatura inglesa estaba dominada por las figuras de Eliot, Joyce (muerto apenas seis años antes) y Pound, entre otros, que compartían entre sí el principio de la despersonalización de la obra, es decir, que el universo interno de la misma no dependiera ni girara en torno de la experiencia vivencial del autor, ni que ésta se trasluciera de manera directa y evidente en la obra, ya que esto la alejaría de la posibilidad de ser universal y sostenerse solamente en el andamiaje de sus leyes internas.

Lowry, desde su primera novela, “Ultramarina” (1933), ya mostraba un instinto y principios muy distintos a los de sus contemporáneos, apostando por centrar la fuerza toral de sus narraciones en la propia vivencia, y sobre esta memoria experiencial sentaba el discurso y desarrollo medular de cada trama; lo anterior sin perder la cualidad ficticia y sus múltiples posibilidades en la invención, al no caer en la tentación de escribir, más bien, una auto biografía contada progresivamente en cada libro. El motor de su apuesta fue el lugar preponderante que Lowry daba a la presencia de la poesía en su narrativa, no solo en cuanto la experiencia de la misma (constante en Lowry por su estilo de vida) en los sucesos y desarrollo de la trama, sino en la temperatura del lenguaje empleado, de su impulso verbal. Baste recordar que una de las presencias e influencias literarias más relevantes en la formación de Lowry como escritor fue la del poeta y novelista norteamericano Conrad Aiken, cuando el joven Malcolm, aún bachiller, escribía poesía y en su correspondencia relataba a Aiken acerca de sus excesos con el alcohol, ya desde entonces.

Esta arteria del joven poeta perduró y siguió nutriendo el sistema escritural de Lowry hasta su última y magistral novela, “Bajo el volcán”, relato del descenso al infierno personal de Geoffrey Firmin, un ex cónsul británico, dipsómano, en el pequeño pueblo de Quauhnahuac, en el centro de México, cerca de los volcanes.

Y aunque toda la trama sucede durante el Día de Muertos (tiempo cronológico del relato), el tiempo mítico se desdobla en la epopeya interna de cada personaje (en los cuales Lowry imprime rasgos
de su personalidad y pasajes biográficos), a través del uso del monólogo interior y la ingeniosa estructuración en flash-backs.

Es en estos pasajes, por un lado, donde se alcanza la temperatura poética del lenguaje antes mencionada, y donde el poder expresivo muestra su nivel más alto; por otro lado, esta misma cualidad en el lenguaje sucede también en el tiempo presente del relato, cuando el personaje principal, Geoffrey Firmin, sufre ciertos trances debido a su alcoholismo, alcanzando en ellos la percepción de la realidad alterada, y con ello una mayor y mejor claridad de consciencia, inmerso de lleno en la experiencia poética a costa de la salud mental y física: “Las agonías de un borracho tienen su más exacta analogía poética en las agonías de un místico que ha abusado de sus poderes”, escribiera Lowry.

Con base a esta cualidad del lenguaje empleada por Lowry, que genera pasajes de la más alta prosa poética (poema en prosa, por momentos), que selecciono los siguientes fragmentos, de los cuales intento sus versiones al español. El segundo criterio es que éstos puedan ser disfrutados por el lector sin tener que conocer la trama, dada su tensión interna. El orden en que se presentan corresponde a su orden de aparición en la novela.

 

1.

There was something in the wild strength of this landscape, once a battlefield, that seemed to be shouting at him, a presence born of that strength whose cry his whole being recognized as familiar, caught and threw back into the wind, some youthful password of courage and pride −the passionate, yet so nearly always hypocritical, affirmation of one's soul perhaps, he thought, of the desire to be, to do, good, what was right. It was as though he were gazing now beyond this expanse of plains and beyond the volcanoes out to the wide rolling blue ocean itself, feeling it in his heart still, the boundless impatience, the immeasurable longing.

*

Algo había en la indómita fuerza de este paisaje, alguna vez un campo de batalla, que parecía gritarle, una presencia nacida de esa fuerza cuyo grito le era familiar a todo su ser, atrapado y lanzado de vuelta al viento, alguna contraseña juvenil de coraje y orgullo −la apasionada, casi siempre hipócrita afirmación de la propia alma tal vez, pensó, en el deseo de ser, de hacer, el bien, lo que era correcto. Era como si ahora estuviera mirando más allá de esta expansión de llanuras, más allá de los volcanes hacia el amplio y ondulante océano azul, todavía sintiéndole en su corazón, la impaciencia sin límite, el inmedible anhelo.

 

2.

… the Consul floated in an amber glow. Beyond the house, where now the problems awaiting him seemed already in the point of energetic solution, the day before him stretched out like an illimitable rolling wonderful desert in which one was going, though in a delightful way, to be lost: lost, but not so completely he would be unable to find the few necessary water-holes, or the scattered tequila oases where witty legionaries of damnation who couldn’t understand a word he said, would have him on, replenished, into that glorious Parián wilderness where man never went thirsty, and where now he was drawn on beautifully by the dissolving mirages past the skeletons like frozen wire and the wandering dreaming lions towards ineluctable personal disaster, always in a delightful way of course;  the disaster might even be found to contain a certain element of triumph.

*

… el Cónsul flotaba en luz ambarina. Más allá de la casa, donde ahora los problemas esperándole parecían estar ya en el punto de una enérgica solución, el día ante él se estiraba como un ilimitable, maravilloso y ondulante desierto en el que uno iba, aunque con gusto, a perderse: perdido, pero no tanto que no pudiera encontrar los pocos y necesarios abrevaderos, oasis de tequila esparcidos aquí y allá, donde ingeniosos legionarios de la perdición, que no podían entenderle ni una palabra, le llevarían, repuesto, hacia ese glorioso yermo del Parián donde el hombre nunca tuvo sed, a donde estaba siendo bellamente atraído por espejismos diluyéndose más allá de los esqueletos como alambre congelado, y de los leones errantes y soñadores hacia el ineludible desastre personal, siempre en una manera encantadora, desde luego; al final el desastre podría incluso contener cierto elemento de triunfo.

 

3.

… he lay watching the clouds speeding across the Mexican skies. How fast they went, how far too fast! In the middle of our life, in the middle of the bloody road of our life…

Twenty-nine clouds. At twenty-nine a man was in his thirtieth year. And he was twenty-nine. And now at last, though the feeling had perhaps been growing on him all morning, he knew what it felt like, the intolerable impact of this knowledge that might have come at twenty-two, but had not, that ought at least to have come at twenty-five, but still somehow had not, this knowledge, hitherto associated only with people tottering on the brink of the grave and A.E. Housman, that one could not be young forever— that indeed, in the twinkling of an eye, one was not young any longer. For in less than four years, passing so swiftly to-day’s cigarette seemed smoked yesterday, one would be thirty-three, in seven more, forty; in forty-seven, eighty. Sixty-seven years seemed a comfortingly long time but then he would be a hundred. I am not a prodigy any longer. I have no excuse any longer to behave in this irresponsible fashion. I am not such a dashing fellow after all. I am not young. On the other hand: I am a prodigy. I am young. I am a dashing fellow. Am I not? You are a liar, said the trees tossing in the garden. You are a traitor, rattled the plantain leaves. And a coward too, put some fitful sounds of music that might have meant that in the zócalo the fair was beginning. And they are losing the Battle of the Ebro. Because of you, said the wind.

*

… yacía mirando las nubes acelerar su paso a través de los cielos mexicanos. Qué rápido iban, ¡demasiado rápido! A la mitad de nuestra vida, a la mitad del maldito camino de nuestra vida.

Veintinueve nubes. A los veintinueve un hombre estaba en su trigésimo año. Y tenía veintinueve. Y ahora, al fin, aunque tal vez el sentimiento había estado creciendo en él toda la mañana, sabía cómo se sentía, el impacto intolerable de este conocimiento que pudo haber llegado a los veintidós, pero no llegó, que al menos debió llegar a los veinticinco, pero de alguna manera tampoco llegó, este conocimiento, hasta ahora asociado solo con gente tambaleándose al borde de la tumba y con A.E. Housman, que uno no podía ser joven por siempre —que de hecho, en un abrir y cerrar de ojos, uno ya no era joven. Porque en menos de cuatro años, pasando tan velozmente que el cigarro de hoy parecía fumado ayer, uno tendría treintaitrés, en siete más, cuarenta; en cuarentaisiete, ochenta. Sesentaisiete años parecía un tiempo reconfortante y largo pero luego tendría cien. Ya no soy un prodigio. Ya no tengo excusa alguna para comportarme de este modo tan irresponsable. No soy un tipo tan apuesto, después de todo. No soy joven. Por otro lado: soy un prodigio. Soy joven. Soy un tipo apuesto. ¿O no? Eres un mentiroso, dijeron los árboles sacudiéndose en el jardín. Eres un traidor, cascabelearon las hojas del plátano. Y un cobarde también, dijeron algunos intermitentes sonidos de música que podrían haber sugerido que la feria estaba comenzando en el zócalo. Y están perdiendo la Batalla del Ebro. Por tu culpa, dijo el viento.

 

4.

... that state of being where Baudelaire's angel indeed wakes, desiring to meet trains perhaps, but to meet no trains that stop, for in the angels mind are no trains that stop, and from such trains no one descends, not even another angel...

*

... ese estado de existencia donde el ángel de Baudelaire de hecho despierta, deseando encontrarse con trenes quizás, pero no aquellos que se detienen, porque en la mente del ángel no hay trenes que paren, y de esos trenes nadie baja, ni siquiera otro ángel...

 

5.

“She is the Virgin for those who have nobody with,” the doctor told him, inclining his head toward the image. And for mariners on the sea” Then he knelt in the dirt and placing his pistol—for Dr. Vigil always went armed to Red Cross Balls—on the floor beside him said sadly, “Nobody come here, only those who have nobody them with.” Now the consul made this Virgin the other who have answered his prayer and as they stood in silence before her, prayed again. “Nothing is altered and in spite of God’s mercy I´m still alone. Though my suffering seems senseless I am still in agony. There is no explanation of my life.” Indeed there was not, nor was this what he’d meant to convey. “Please let Yvonne have her dream—dream?—of a new life with me—please let me believe that all that is not an abominable self-deception,” he tried… “please let me make her happy, deliver me from this dreadful tyranny of self. I have sunk low. Let me sink lower still, that I may know the truth. Teach me to love again, to love life.” That wouldn’t do either… “Where is love? Let me truly suffer. Give me back my purity, the knowledge of the Mysteries, that I have betrayed and lost. —Let me be truly lonely, that I may honestly pray. Let us be happy again somewhere, if it’s only together, if it’s only out of this terrible world. Destroy the world!” He cried in his heart. The Virgin’s eyes were turned down in benediction, but perhaps she hadn´t heard.

*

“Ella es la Virgen para los que no tienen a nadie”, el doctor le dijo, inclinando su cabeza hacia la imagen. “Y para los marineros en el mar”. Luego se arrodilló en la tierra y dejando su pistola —pues el Dr. Vigil siempre iba armado a los bailes de la Cruz Roja— en el piso junto a él, dijo tristemente, “Nadie viene aquí, solo los que no tienen a nadie consigo.” El Cónsul pensó que esta Virgen era la otra que había respondido a su plegaria, y mientras estaban de pie en silencio, ante ella, oró de nuevo. “Nada ha sido alterado y a pesar de la misericordia de Dios sigo solo. Aunque mi sufrimiento parece estar entumecido sigo en agonía. No hay explicación para mi vida.” De hecho no la había, tampoco era esto lo que quería expresar. “Te pido que Yvonne cumpla su sueño —¿sueño? —de una nueva vida conmigo —te pido me dejes creer que todo ello no es un abominable autoengaño,” Intentó… “Te pido me dejes hacerla feliz, líbrame de esta espantosa tiranía del ser. He tocado fondo. Déjame hundirme aún más, que pueda conocer la verdad. Enséñame a amar de nuevo, amar la vida.” Ni una cosa ni la otra… “¿Dónde está el amor? Déjame en verdad sufrir. Devuélveme mi pureza, el conocimiento de los Misterios, que he traicionado y perdido. —Déjame estar en verdad solo, que pueda rezar honestamente. Permítenos ser felices otra vez en algún lugar, solo si estamos juntos, solo si es afuera de este terrible mundo. ¡Destruye el mundo!” Gritó en su corazón. Los ojos de la Virgen miraban hacia abajo como bendiciendo, pero quizás no había escuchado.

 

6.

Somebody threw a dead dog after him down the ravine.

¿LE GUSTA ESTE JARDÍN?
¿QUE ES SUYO?
¡EVITE QUE SUS HIJOS LO DESTRUYAN!

*

Alguien tiró tras él un perro muerto a la barranca.

¿LE GUSTA ESTE JARDÍN?
¿QUE ES SUYO?
¡EVITE QUE SUS HIJOS LO DESTRUYAN!