No. 85 / Diciembre 2015-Enero 2016 |
Odette Alonso (Santiago de Cuba, 1964; vive en la Ciudad de México) Tardes del Ajusco Al borde del camino una mujer se lava el pelo. En su blusa empapada como dos alfileres destacan los pezones. Ella alza los ojos y me mira habla de un trazo paralelo de una moneda antigua de un trayecto de obstáculo y promesa. Un viejo olor regresa a tapizar la tarde y su mano es el puente la catapulta el cielo. Muchacha asiática en Toronto Ella me observa con esa indiferencia de los desconocidos o de los familiares a los que desterramos. Sin sonrisa ni expresión como si entre sus ojos y los míos cayera una cortina bordada de jamás. Los otros ríen y se abrazan ella nos mira como a lo inexistente. Hilos Mis amigos habitan en el aire un hilo los sostiene de la nada e inventa entre la hondura un murmullo de hijos. Mis amigos escapan de la muerte como de las rutinas y saltan sobre el fuego y los despojos. Hermosos como dioses me escuchan desde lejos se acomodan al pie de la ventana brindan a mi salud. Yo los convoco en la luz y en las tormentas les enciendo una antorcha junto a mi corazón. Son la razón de esta brisa vespertina mi propia voz que regresa en un eco. |