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No. 86 / Febrero 2016


Alondra Berber Mijangos
(Acapulco, Guerrero, 1987)



Relato 18


Arde el carbón de mis rodillas
aquellas piernas temblorosas
que caían como el otoño

la infancia se portó
como la más violenta catástrofe
revueltos los juguetes
los vestidos rosas
y la espuma de las últimas verticalidades

las niñas deseadas duermen
a un lado de la carretera

centenas de ojos describen los cuerpos
los desnudan
los trazan
los humedecen
los desmiembran

y aquellos espíritus de gatos
que volaban como el polvo
entre las prendas y la sangre de las hojas
todavía maúllan sobre la basura
–vomitando olas blancas–



Relato 19

Abuelo sabía las palabras
con las que el mundo se describe.

Todos los días sus ojos imitaban el movimiento
del carro de la máquina de escribir.
El sonido.
La presión de los dedos.
El golpeteo de un vocabulario
que siempre llega tarde.

Abuelo decía que hay que leerlo todo;
los libros,
las sinopsis,
los letreros,
los ojos.

Hebras-níveas.

Los puntos.
Las comas,
las pausas latentes.

Los días en que Mahler hacía flotar
las luminosas lágrimas de Tita
hasta el estallido sobre la mesa
que nos rociaba a todos.

La biblioteca de mi abuelo
olía a todas las palabras
de las doce del día.