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portada_todo.jpgTodo en el ahora
Roberto Tejada
Conaculta/
Libros Magenta,
México, 2015.

Por Magali Lara
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No. 87 / Marzo 2016


La punta de la lengua. El problema del cuerpo en la poesía de Roberto Tejada

Escribir sobre poesía me parece muy difícil, sobre todo si se carece, como es mi caso, de un marco teórico adecuado.

Mi único recurso es hablar desde las imágenes que Roberto Tejada me propone, y en particular las formas en que creo representa la habitacion del cuerpo dentro del lenguaje. Señalar que la estructura de los poemas adquieren otro sentido desde su composición tipográfica y puntuación. Encuentro también que la manera de organizar los versos se asemeja a la constante interrupción de un proceso emocional que interviene y recoloca al poeta dentro y fuera de su propio cuerpo.

Muy cercano a George Bataille y a Jacques Lacan, en su escritura hay siempre un lugar desde el afuera que sólo es legible como adentro. La política, la historia, la economía, son tramas que sostiene o desorganiza la posibilidad del encuentro erótico visto como un descubrimiento del sí mismo y del Otro.

De Exedra 

En un sueño nuestra tribu se llama Equívoca, Irreparable,
y yo apenas pude rodear tu falo con esta mano:
repitiendo Barro Perro Madre para mis adentros
-mientras el agua de los cuerpos
se evaporaba en la tierra.
 

Éxtimo, me explica Roberto, es eso que está en nosotros, que no resulta ser nosotros.

Término inventado por Lacan, éxtimo es lo que está más próximo, lo más interior sin dejar de ser exterior. Construido sobre “intimidad” no es su contrario e indica que lo más íntimo está en el exterior, como un cuerpo extraño. Es una fractura constitutiva de la intimidad.

Disnea

hay un camino desde el sí: el solo interior un eterno
tic del ojo izquierdo: un lenguaje
no sólo ilegible como

la vana traducción de un yo ficticio
contradictorio y su consonante verbo ser:
 

Me interesa la cantidad de síntomas que hay en estos poemas. Un cuerpo que dice sin saber que lo hace o siquiera por qué lo dice pero que en su discurrir rompe el sentido lineal y fragmenta. Un yo repartido en pequeños espejos que apenas te devuelve una minúscula parte de tu imagen.

Tengo con Roberto una relación de muchos años y siempre alimentamos nuestra fascinación por esa fractura, por el fragmento. No entiendo cómo esa desvinculación va acompañada por el deseo de comer y ser comido, como gesto de amor y de autodestrucción. Una especie de Alien, mi película favorita, o de esa tos a la que Kafka reconocía como a sí mismo.

Los fantasmas existen, viven dentro de nosotros y, a veces, ganan dice Stephen King.

La lengua es propicia para hacerlos aparecer. Y no es un personaje menor en este libro.

La lengua, además, es el órgano puente entre el adentro y el afuera. Y, según la medicina china, y antes la del médico general, es lo primero que muestra uno al doctor para saber cuál es nuestro mal. La lengua es la conexión con la madre, con el territorio identitario del idioma que otorga afecto, pero justo aquí es una identidad que se desliza porque no está engarzada ni el el género ni en el idioma sino en la mezcla.

En su libro, El nuevo desorden amoroso, Pascal Bruckner y Alain Finkielkraut, dicen que el único acto erótico realmente igualitario es besar. A pesar de que su libro habla de la fluidez entre géneros y los distintos posicionamientos de poder en los encuentros eróticos, están en contra de Wilhem Reich y la entronización del orgasmo porque entonces, lo que propone como una liberación sexual nos invita a una genitalidad masculina.

Y sin embargo la teoría sobre las corazas, la manera que el cuerpo presenta su propia historia de placer/displacer según Reich me parece muy adecuada para entender la inclusión del clima en la obra de Tejada.

Las corazas son construidas por nosotros constantemente y nos dan nuestro carácter. La lucha entre la necesidad de reprimir las demandas instintivas, su economía entre las diferentes negociaciones entre el placer y el displacer conforman la forma exterior de nuestro cuerpo. Somos el paisaje de nuestro clima emocional, tenemos lugares imposibles de acceder, otros que se ofrecen con suavidad. Siempre hay un nuevo conflicto que puede venir de otros tiempos, de otros yo que trabajan no sólo con el exterior sino con nuestra historia articulada como geografía.

Si podemos hablar de economía al referirse a la personalidad , como lo hace Reich, nuestra relación con el placer puede trazar las fronteras, no de lo real, sino de lo experimentado. La punta de la lengua es el iceberg de nuestro eros.

La balada del archivo

En pornografía soy una persona que no ha sido desplazada
O la expresión de un solo estado de ánimo el árbitro
Del cambio de ninguno puesto en juego
Cuando la relación de madre e hija se resuelve como una presión adentro

La incidencia de una canción triste o la pieza imposible de un museo
Le soy tan relevante al trasero material como las armas de
destrucción lo son a los síntomas de mi lengua y mi garganta
Tan unidas en hilera como para detener la ejecución una semana


Catedral Pirámide
Pánica vida

El pasado violento, las voces que provienen de otras épocas vuelven a reunirse alrededor del deseo. ¿Es un deseo sexual únicamente? ¿O es un intento de entender la carne?

Me pregunto si aquí el cuerpo es una continua condición de estar desubicado. No exactamente extranjero pero en la imposibilidad de reconstruir un origen, aunque sea por un momento.

Esa imposibilidad de pertenencia hace que Roberto siempre esté entre no decir, decirlo todo o no poder decir correctamente.

comparado a cuando  intento con esto amortiguar una cierta
quemadura en mi cabeza/hermana los ausentes labios

 

de una retórica mistificada o la queja paranoica acerca de
las conexiones culturales que no existen/previsi-

ble orden de apertura si una generación reinara
en un estado de sentido y sonido pongo objeción a que

tu honor se expande y en qué se fundamenta
tu derecho a favor de los masacrados cuando la última
palabra es promesa apenas digerida entre
signos igual o los finales rimados de un soneto......

 

y el pecho circunda una tráquea en lo alto del cuerpo
pánica vida y propósito de su propio/intelecto

 

El cuerpo en Roberto es una dificultad con la lengua. Es en el habla en donde encuentra su mayor obstáculo. La visualidad ayuda.

 

Escombros en rosa y negro
(vueltos añicos, Glassford)

“Escombros en rosa y negro” es mi parte preferida. Vinculado al trabajo de un artista, Thomas Glassford, en donde la seducción es motivo de ambigüedad y en la que no sabes bien a bien si es una estética homosexual o no, porque el objeto de deseo es una posibilidad abierta. La obra a la que hace referencia está más cercana a una especie de oda a la masturbación, al encuentro sensual con uno mismo, no a la manera de Walt Whitman, como parte de la naturaleza, sino justamente en su conflicto con ella, con lo otorgado biológicamente como género y definición de lo que somos por obra del cuerpo genital. Si la identidad es perfomática, atravesada por nuestra geografía corporal que, como los paisajes, son resultados de mediaciones hecha hace tiempo y en este momento, ¿por qué preguntarse sobre lo masculino y femenino?¿Qué marca esa diferenciación entre el afuera y el adentro? 

mi estómago inflamándose en el momento de ceder a la embestida y entonces me doy cuenta, pensamiento de ti oh mi pequeña vergüenza, escasez de luz corriente alterna en exceso.

 

 

Tengo labio leporino y el discurso se presentó con el tiempo, de suerte que con algo de práctica puedo comunicarme con aplomo. A decir verdad, en mi murmuración de mil colores, ¿en el acento de qué nación?
Membrana, haz un esfuerzo por encarar, hoy y mañana, el remordimiento provocado por acciones cuya culpa asumí de cuando en cuando, una suerte de búsqueda o narrativa confusa suspendida a media altura, sin encontrar jamás una finalidad o conclusión, mas aparentemente específica en el detalle y categórica en el mandato

  

En este texto encuentro un eco a mi propio deseo de escribir. Incapaz de llegar a algún lado, de concluir como en este caso, veo en la escritura de Tejada a alguien que, desde allá, me muestra otros caminos.

 


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