No. 87 / Marzo 2016


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Christina Georgina Rossetti / Dante Gabriel Rossetti

 Por Enrique Juncosa

 

Los hermanos Rossetti, hijos de exiliados políticos italianos en Londres, tuvieron una enorme influencia en el mundo cultural británico del siglo XIX, un momento en que poetas y pintores estuvieron especialmente asociados. El padre de los hermanos, Gabriel Rossetti, fue poeta y profesor de italiano en King´s College.

La madre, Francis Polidori, hija de otro exilado político italiano en Inglaterra, era hermana del médico de Lord Byron. Gabriel y Francis tuvieron cuatro hijos, Maria Francesca, Dante Gabriel, William Michael y Christina Georgina, todos ellos escritores. Maria Francesca escribió un libro sobre Dante, no se casó nunca, y acabó siendo monja anglicana. William Michael fue, con su hermano, uno de los cofundadores de la Hermandad Prerafaelita, el movimiento artístico británico más destacado de su tiempo y que sigue todavía fascinándonos. William Michael se casó con la hija de Maddox Ford, uno de los principales pintores asociados al movimiento, y fue editor de la revista asociada al grupo, The Germ, donde Christina publicaría sus primeros poemas con pseudónimo. Dante Gabriel (1828-1882) y Christina Georgina (1830-1894) son los más destacados de los cuatro hermanos. Sus vidas y sus obras, sin embargo, fueron bien diferentes, algo que sin duda tiene que ver con el diferente estatus de los hombres y las mujeres en su época.

Dante Gabriel obtuvo una fama enorme como pintor, siendo autor de algunas de las imágenes más emblemáticas de su momento, como lo son las pinturas Bocca Baciata (1859), en el Museum of Fine Arts de Boston; Beata Beatrix (ca. 1864-70) y Monna Vanna (1866), ambas en la colección de la Tate; The Day Dream (1980), en el Victoria & Albert Museum de Londres; o Dante's Dream at the Time of the Death of Beatrice (1871), en la Walker Art Gallery de Liverpool. Sus pinturas crearon una visión idealizada de las mujeres, delgadas, de cuellos muy largos y largas melenas, además de poseídas por una poderosa sensualidad, que persisten como las imágenes emblemáticas de una época de culto exagerado a la belleza. La suya es una pintura obsesionada por el detalle y de un cromatismo exuberante. Con frecuencia escribía poemas basados en pinturas previas. John Ruskin y Walter Pater, los más influyentes críticos del momento, le consideraron la personalidad intelectual más importante de la segunda mitad del XIX.

La historia del que sea probablemente el mejor libro de poemas de D. G. Rossetti, Poems (1870), es fascinante y morbosa. Su mujer, Elizabeth Liddel, se suicidó ingiriendo láudano después de dar a luz a un bebé sin vida. Rossetti, ya algo deprimido, cayó entonces en una melancolía aún mayor, y enterró sus poemas inéditos en la tumba de su esposa. Pasado un tiempo considerable, sus amigos lograron que aceptara exhumarlos para publicarlos. Tuvieron entonces un gran impacto, aunque también ofendieron a muchos por su gran contenido erótico. Una sección de su poema más célebre, "The House of Life", describe a una pareja quedándose dormida después de hacer el amor, que hoy mantiene su belleza originaria, aunque resultando del todo inofensivo. Dante Gabriel tuvo, eventualmente, varias amantes, que posarían como sus modelos, incluida la esposa de su socio, William Morris. También es muy conocida su afición a los animales exóticos. Tuvo un wombat, un marsupial australiano, durante un tiempo. Llamado Top, el animal se paseaba o dormitaba por la mesa cuando su dueño tenía invitados a comer. Dante Gabriel fue adicto a las drogas, y vivió sus últimos años retirado y deprimido.

La obra de Dante Gabriel Rossetti, tanto literaria como artística, surge de su vida personal, de su relación con las mujeres y la naturaleza. La obra de su hermana, Christina Georgina, a quien ayudó para que lograra editar su obra, ilustró libros, y utilizó como modelo, no puede ser más diferente. Su poesía, para empezar, tiene que ver con aspectos metafísicos. Como su hermano, también sufrió depresiones, relacionadas en su caso con fuertes crisis religiosas. Se enamoró dos veces, pero rompió sus compromisos, precisamente, por razones que tenían que ver con la fe. Rechazó además una tercera oferta de matrimonio. No creo que sea muy necesario recordar, que en su época parecía evidente que a los hombres no les bastaba, en lo sexual, con estar casados, aceptándose sus adulterios cuando sucedían, algo rechazado por completo en el caso de las mujeres, que si cedían a sus impulsos sexuales se convertían en parias sociales. Por un tiempo, ya en el siglo XX, la obra de Christina soportó enfoques psicoanalíticos que encontraban muestras de represión erótica y mística en sus elucubraciones metafísicas. De hecho, una gran parte de su obra tiene una temática devocional o religiosa, hablando de asuntos como la vanidad de las cosas terrestres, la inconstancia de los humanos o la sola perfección del amor divino. Formalmente, su obra, y sintió preferencia por sonetos, himnos y baladas, se caracteriza por su perfecta dicción bajo la apariencia de una sencillez espontánea. Como los pintores prerrafaelitas, Christina se interesó por los detalles y se sintió atraída por la belleza de los primitivos italianos y la poesía de Dante y Petrarca, algo que al igual que su hermano, había conocido desde niña en su casa, siempre llena de intelectuales y donde pasaban con frecuencia revolucionarios italianos. La aparición de Goblin Market (1862), su obra más conocida, cuando tenía 31 años, la consagró enseguida, siendo admirada por Hopkins, Tennyson y Swinburne, quien le dedicó un libro. Su obra, a pesar de pertenecer claramente a su momento histórico, se sigue leyendo en la actualidad, habiendo influido, por ejemplo, y así lo reconoció éste a menudo, en la obra de Philip Larkin.

Tal vez, lo más atractivo de la obra de ambos hermanos, además de su perfecta factura formal, sea el rechazo implícito que sus obras manifiestan, a cualquier obra de arte que no sea sentida o necesaria, hallando en su verdad una gran parte de su poder. Su padre se refirió a ellos como “las tormentas de la familia”, mientras que sus otros dos hermanos eran “las calmas”. Tanto Christina como Dante Gabriel iniciaron una forma de entender el arte como parte misma de la vida del artista.



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