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Mariano Flores Castro
(Ciudad de México, 1948)

Radiografía de pelvis  

para Isabel

Pelvis pulimentada en el torno de un instante frutal,
en el cerebro atónito del fuego, en la fiera
doblegada por el cero, en el muro horizontal que miro.

Pelvis arrebatada a los vientos y fluida en los embudos
que la noche tiende sobre una ciudad inconfesable.

Ahí quiero perderme, ave, nube, caliza, incandescente.

Hueso amatorio de mi bien amada,
materia desprendida de estrellas dormitantes,
huecos de guijarros y polvos ancestrales,
laminilla apenas del cierzo que aviva tu nombre.

Pelvis devota, limada al punto del coral,
abierta al sereno, memoria sin pureza, ambidiestra opacidad
de día es arte y por la noche riega azucenas
donde pacen mis peores intenciones.

Pelvis florida, lujo asiático, penumbra saturada de óleos,
móvil estatua de tu espera, ay, tu nombre, tu pelvis,
tu errabundo nombre ciego, tu nombre de hueso,
tu llamada auricular, tu esqueleto pues, el fulgor de tus giros,
la inmensa terraza de tus ausencias óseas y flagrantes.

Pelvis que va y viene de no se sabe qué epopeyas,
jarros de agua bebida al azar, murmullos rulfianos,
mares disueltos en un cielo desentendido de la tierra.
 
Ahí quiero perderme, ave, nube, caliza, incandescente.

Pelvis derretida en el hosco cirio de mis plegarias,
arquitectura de renos y castores, de cetáceos dentados,
de sirenas serenas y espirales aspiradas por los ojos,
de lógicas dislocadas y extensiones en celo,
pelvis feraz, feliz cornucopia, vientre del día,
apropiada en la burbuja labial en que me acuerdo.

Ahí quiero perderme, ave, nube, caliza, incandescente.

 


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