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No. 90 / Junio 2016


Jan de Jager
(Buenos Aires 1959, vive en Bruselas)


Leaves of Grass

un prado de noche:

          su mínima
          pequeñísima fotosíntesis

de luz de luna


su ínfima
infinitesimal fotosíntesis
           de la luz de las estrellas




Al grano

El fulano dedicó diez años de su vida a escribir una vasta novela de compleja trama, novecientas páginas de intrigas y de personajes pintorescos, patéticos. No conforme con el resultado, dedicó otros diez años a pulir, abreviar: a quitar todo lo superfluo.

Al final de todos sus esfuerzos, solo quedó la palabra “Y”.


                                                    basado en una idea de Alejandro Jodorowsky




Por propiedad física de los espejos enfrentados

En la superficie de tus ojos
el reflejo de los míos

y en ese reflejo
otra vez tus ojos
y los míos

en los tuyos, en los míos,
           en los tuyos, en los míos:



           cada vez más pequeños,
           concéntricos, infinitos.



Y eso que es apenas en la superficie




Mistaken identity

Al año y medio me raptaron de mi cunita
y me cambiaron por otro.

A los cinco me raptaron de mi cama
y me volvieron a cambiar.

A los catorce me lo hicieron
otra vez.

Soy otro, y otro, otra vez otro.


A veces me pregunto
qué será de aquellos.




aquel gorila blanco

copito de nieve en el zoológico de Barcelona*


sentado
detrás del vidrio,
estaba repodrido
de la miríada de miradas,
de los montones de
mirones


te acuerdas


se cagó en la mano
y embarró el vidrio de su celda

quería estar a solas un instante
ser él mismo

detrás de una cortina
de su propia
mierda




Lombriz

Es una larga historia. Primero escribí Het land van bestemming, libro que se perdió en su casi totalidad (ver “El libro de los libros perdidos”, en Noventa novelas). Algunos de los pasajes que pude rescatar, los usé para armar poemas en prosa para el libro Let u maar niet op de rommel. Lo que sigue es el traslado de poesía a prosa, y de holandés a castellano, de uno de esos textos (tomándome las libertades que un traductor no debería, pero que un escritor se permite con su propia obra...).


Holanda, años sesenta. Estamos jugando en el jardín del fondo de lo de Michiel, un vecinito de Bert. Baldosas y cantos rodados, medianera de madera, pintada de verde.

Bert sin querer pisa una lombriz. La mitad de la lombriz, hecha puré, se quedó pegoteada a una baldosa.    La otra mitad se contorsiona procurando liberarse.
Creo saber que la mitad viva va a poder seguir viviendo y con el cortaplumas la
empiezo a – me pongo a cortarla para liberarla.

Sale al jardín el papá de Michiel: ¿Eh, pibe, qué hacés?

Sí, bueno, la mitad esta va a poder sobrevivir.

Te voy a dar, pendejo de mierda, abusador.

Para mi enorme sorpresa, el tipo me da una patada.

Me grita enfurecido: Tomatelás. Desaparecé de mi vista, Michiel, vení para adentro. No quiero que te juntes con esta clase de gente. ¿A vos te gustaría que te aplasten, sorete? ¿O preferís que te corte en dos, basura?


(Vámonos Quico. No te juntes con esta chusma)



* Este texto es una traducción de mi original holandés “Die witte gorilla”. Es una amalgama de las diferentes versiones producidas en un taller de traducción realizado en la Casa del traductor, Vertalershuis, de Amsterdam, moderado por Diego Puls. Incorpora elementos de las versiones realizadas por: Gabriela Chiesa, Gabriela Canseco, Elisenda Saguer, Marcela Cazau, Conchita Alegre y Rafael Lechner. A todos ellos, muchas gracias.