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No. 90 / Junio 2016



Antonio Riestra
(Ciudad de México, 1984)


Afiligranada va pulsándose
(debajo de ella
un ángel al pie de la llovizna)

donde los tigres dan latidos
a boca de licor que se derrama
hasta su limpidez:

vibración sobre lo matinal,
relámpago ambarino
tu hermosura platicada.


*

Resarcido cristal sobre la punta de un vaivén, detenido azul en donde se ha escrito…
Diríase de su apariencia, más que vidriosa,

que ha sido la gran pantalla de los que ríen y ríen, bebiéndose a silencios el afán.

Como cláxones sus chispazos nos astillan, nos dejan marca: esquirla adentro lo rasado [por áurea proporción el ojo.

(Al otro lado, hacen visos las flores de la retama:
ha resultado ser espejo,

tonalidad que en la pequeñez de un vaso —puntitos negros color naranja— disgrega en el [resuello nuestra sed).


*

Amar lo reconcentrado
de su minúscula galaxia

mientras se acaba
ese cansancio perro esa
ensoñación lastimera

porque no le ves principio a lo redondo
a la chispa comenzada
al fuego de esa chispa

que
funde los orígenes
de tal asomo de tal curvatura.