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No. 91 / Julio - Agosto 2016


Joaquín E. de La Torre Herrera
(Ciudad de México, 1991)

¿Había oído hablar de aquellas ratas que salían a morir
en gran número al aire libre?
[…] Desde las cavidades del subsuelo, desde las bodegas,
desde las alcantarillas,
subían en largas filas titubeantes para venir a tambalearse a la luz,
girar sobre sí mismas
y morir junto a los seres humanos.
A. Camus


Día 1
De la oscuridad nacía el fresco roció
Con la sospecha de la luz. Nosotros seguíamos soñando.
Las ventanas de madera cansadas, con su último esfuerzo
Siguieron cerradas, pero el polvo lograba entrar
Asustado igual que nosotros.
Era el jovial ejército de flores que ayer
Se asomaba desde nuestro jardín
Con sus uniformes rojizos y sus insignias violetas.
La enredadera que se apoyaba sobre la cerca
Se marchitó. Con sus ramas y sus flores casi derrotadas
Nos siguió protegiendo del mundo. Pero nada evitó que brotaran
Lirios azules sobre las tumbas junto al gélido arroyo,
Que brotaran y se nutrieran de la carne podrida
Aunque intentáramos huir. Nosotros que antier llorábamos, recordamos hoy
Que somos jóvenes y reímos
Porque el llanto es una alegría incomprendida.

                                                                                           Acambay, Edo. de México, 2012.



Día 2
Anoche dormimos acurrucados sobre el delantal de una abuela,
O de alguna madre, que encontramos
Entre la basura, tan cálidos como si fuera primavera.
En sueños oíamos nuestro aliento de paloma apedreada
Y entre los rieles los corazones palpitantes de las ratas. Por la mañana,
Al despertar, vimos cómo nuestro dormitorio se abría al mundo.
El día caminaba por entre las calles picoteando
Las sombras que dejó la noche anterior.
Nos lavamos los ojos
Con el agua todavía helada y nos fuimos
Tras las migajas que ese pájaro azul de ojo dorado cedía.

                                                                                                       Metro Hidalgo, 5:30 am.



Día 3
El mundo se llena de flores, pájaros y muertos.
Los cerros doblan con tristes voces. Ráfagas
En las gargantas. Ráfagas
En los zapatos y las manos.
Ráfagas en la punta de los tallos.
Los padres y los abuelos salen al sol
Aran el campo y el maíz sigue brotando. Más tarde,
Salen con la luna a escarbar los peñascos,
Buscan a sus niños y solo encuentra piedras.
Recogen de entre los escombros las pocas flores
Brillantes que empiezan a salpicar. Por la noche
Subo hasta el cementerio y lleno de hierba y flores
El cráneo de Julio César.
En las desocupadas cuencas coloco dos rosas
Que extienden su raíz hasta la sonrisa:
Bellas las tontas semillas que crecen sin saber.
Puntual llega la primavera
Porque nunca ha llovido en vano.

                                                                                               Iguala, Guerrero, 2014.