No. 92 / Septiembre 2016


Detox

Supervivencia y lenguaje(s)

Rocío Cerón


La apertura de la Cátedra Max Aub, dedicada al arte y la tecnología, una colaboración entre la Universidad Autónoma de México y la Universitat Politècnica de València, celebra los espacios donde las ideas, como los medios, las disciplinas y las personas, se cruzan. Donde el lenguaje, esa tecnología humana, amplifica su presencia y sus reflexiones (como lo hacían los sacerdotes chinos en el caparazón de las tortugas) con las posibilidades multimediales que el mundo contemporáneo nos abre. Amplificación del sentido de la voz, de la palabra primera que abona ya el decir próximo y emergente.

El arte, su futuro, es polifónico, según el curador de arte Hans Ulrich Obrist. Pero el arte, la creación, ya es polifónico, en presente. La creación, las materialidades son escrituras sónicas, textuales, visuales, corporales; átomos expandiéndose por el espacio, enunciándose en los cuerpos de los otros. Los enclaves de fricción son zonas de procesos inestables, de permanente ejecución e investigación y experimentación. La contaminación, el trasvase, la porosidad entre disciplinas es lo que permite a la obra acceder una pluridimensionalidad. Los lenguaje(s), su hibridación y conformación de nuevos lenguajes, son supervivencia. De la autobiografía al sonido de las urbes y los petaflops, de la ópera silenciosa de un basural de autos al llanto de un chimpancé recién nacido. Del recuerdo de existencia fetal de Beckett o el silencio de los perros policiacos al oler una bomba, a la urdimbre de voz de las marchas en México que preguntan y exigen un cambio radical. La creación, el creador, sus permeabilidades y sus lenguajes aglutinantes y en estallido permanente.

Para Max Aub, escuchar el sonido de la Guerra Civil Española (el escucha sintoniza y extrae la nitidez de lo visto) lo llevó a formular y escribir su conjunto de seis novelas El laberinto mágico, un viaje narrativo que habla desde la colectividad y hacia la colectividad. Lo irremisiblemente perdido, los que huyen, los que llegan, aparecen para acercarnos al rostro del superviviente. Un hombre no puede ser llamado artista hasta haber demostrado de cierta manera que controla las fuerzas que se abaten sobre él, como lo enunció Ezra Pound. Aub lo hizo a través de la escritura:

La orilla del bosque/¿es su límite o del llano borde?/ ¿Qué frontera separa/ lo tuyo de lo mío?/ ¿Quién acota la vida?/ ¿Vives hoy o mañana?/    Raíz, tallo, flor y fruto/ ¿dónde empiezan y acaban?/ El mantillo/ ¿es orillo/ del ramaje muerto,/ del renuevo/ o del retorcido/ helecho nuevo?/ Cuestión bizantina./ Importa la orilla,/ dormir limpio en ella./ (No somos tú y yo,/     sino el hilo impalpable/ que va de tu presencia/ a la mía.)/ Límites y fronteras/ se agostarán un día./ Sin orillo ni orilla/ ¿qué más da de quién sean/ los cachones, la arena?/ La playa es orilla/ de la mar y de la tierra,/ nunca frontera:/ Nada separa,/ Nada se para./ Palabra

¿Cómo nos reconocemos, en qué voces, en qué paisajes aurales? ¿Cuál es la memoria imagoverbosonora de nuestro transitar? Tu mundo, su mundo, un instante subjetivo en un espacio tiempo donde lo colectivo nos nombra de vuelta. Max Aub fue un creador múltiple, lo mismo escribió teatro experimental que guión cinematográfico, lo mismo escribía cuentos y novelas que poesía o dirigía la estación universitaria de radio, Radio Unam. La primera pregunta de aquel que asienta su escritura en la mezcla de estrategias es dudar de todas, asentar la enunciación en la duda. Entonces se abre la incertidumbre como principio, el caos se convierte en iniciativa. Toda creación comienza con una duda o una pregunta, Aub se preguntó sobre los claroscuros de la condición humana hasta su muerte.

Por ello, y ante ello, habría que cuestionarse, ¿qué es la unidad? Un ejercicio de correlaciones. Un tramado. Una ilación de lenguaje(s) de infinitas combinaciones que desestabilizan las formas establecidas y hegemónicas. El arte no es solo el artista, es el tejido que se enhebra entre él o ella y las fuerzas de lo social, lo estético, lo mundano, lo profundo, los referentes, la tradición y la vanguardia. Y la memoria, la personal y la colectiva. La memoria y su universo multidimensional y afectivo. El creador total es una unidad-colectiva multiperceptual. Por ello, la Cátedra Max Aub podría abrirse con el discurso y obra de otros emblemáticos creadores, ninguno tan adecuado como Laurie Anderson: creadora total, visionaria, que ha creado una de las obras más experimentales, contemporáneas e íntimas a la vez. Su voz, sus múltiples voces, sus dibujos, su obra multimedial, su música, su propio cuerpo, son nervaduras de torrentes eléctricas donde los lenguajes y la tecnología se abren en pliegues, en universos de estrategias compositivas múltiples, en visualizaciones miméticas y campos magnéticos donde se adhieren los fragmentos, los retazos, las esquirlas del silabeo primero, del sueño de infancia y las auroras boreales de Islandia. Una obra donde se tejen de nuevo los rostros de la colectividad, de los rasgos y los gestos, anudando, desanudando, con un ritmo que transforma el tiempo, personal y conjunto, en otro tiempo. Obras que evitan la catalogación y que han reinventado las nomenclaturas del propio arte y de las escenas de la música y el performance.

Quienes estamos interesados en crear lenguajes mixtos, lenguajes en trasvase y permeabilidad, estamos en deuda con la obra de Laurie Anderson. Su obra, su postura ante el mundo occidental, su capacidad de leer con todos los sentidos los 360 grados del mundo y darle irradiación, presencia y corporalidad a los lenguajes, nos ha permitido recolocar el cuerpo de otra manera. Escuchar de otra manera. Habitar otras sensibilidades. Comprender una voz y una obra en la cual hacer comunidad es también posibilitar la creación del espacio ritual, celebrando lo oral, los silencios, para romper el código de eficiencia y productividad del mundo actual para volver al ciclo del encuentro y la piel/mirada/oído cómplices.

A cada escritura, a cada imagen, a cada voz le corresponde un eco, una posibilidad. En el estallido interno de cada lenguaje creado, la diseminación antes que las formas cerradas. Esta Cátedra Max Aub celebra la multiplicidad como puesta en página, como puesta en cuerpo, en sonoridades, en música, en cine, en performance, en acciones poéticas, en escrituras bustrófedon. Como una apuesta y puesta en práctica en la que el arte, la tecnología, los creadores, las voces y las ideas conforman una espiral de empatía, de conocimiento y de reconocimiento de los demás, como la obra, única, particular de Anderson que se vuelve (y envuelve) en voces e imágenes, colectiva, colectividad, voz-paisaje mundo.

Gracias. Y muy bienvenida Laurie Anderson.

Rocío Cerón
Ciudad de México, septiembre 2016.


 


Fotografía de Max Aub tomada de Pinterest:
pinterest.com
Fotografía de Laurie Anderson tomada de:
dressitup.biz