No. 93 / Octubre 2016


Lenguas originarias


Palabras del surco 



Kalu Tatyisavi

 


Desde hace un buen tiempo —esto es un decir, no es que un tiempo sea mejor que otro; el poeta profético, el que busca “algo” y el que trata de decir más allá, lo comprende—, he denominado Palabras del surco a lo alterno, como posibilidad al griego y occidental: poiesis.

Mi definición es muy sencilla: trabajo con resultado inesperado. Esto viene a colación con respecto a un recién salido cortometraje que lleva este título. Bajo la dirección de Carmen Díaz Vázquez, la fotografía y edición de Mauricio Moreno y colaboración mía, con el guión logramos concluir el Diplomado de Realización Cinematográfica en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM). 

Palabras del surco tiene una duración de 20 minutos; en él se dialoga con tres poetas: Carlos Huamán (lengua runasimi), Irma Pineda (lengua diidxazá) y Celerina Sánchez (lengua tu’un savi). Desde sus lenguas el título o traducción sería Rimay tarpuy, Diidxa´biní y Da tu’un yukun itu, respectivamente.

En realidad, no se trata de un diálogo directo con los poetas, sino que se les inquiere sobre diversos temas, desde el territorio de origen. Vemos a Carlos desde Ayacucho, Perú; a Irma en las playas cercanas a Juchitán, Oaxaca; a Celerina en Juxtlahuaca, Oaxaca. Ellos hablan sobre diversos temas, la poesía, la lengua, la cosmogonía y su origen, por mencionar algunos. 

Si ahora la moda es la imagen por encima de la oralidad, esto se ratifica en el valor de aparecer en pantalla, y tiene mil veces más valor que cuando se publica un libro, en el fondo esto significa una preponderancia de lo comercial. Pero así como se aparece se desaparece, por lo tanto, nadie puede engañar tanto tiempo. 

Hemos hablado bastante sobre esta poesía relacionada irremediablemente en el conflicto lenguaje-realidad, como posibilidad, desde la orilla de todo, el compromiso comunitario y el filo como resistencia. 

Con el cortometraje la intención es mostrar, en imágenes y desde el territorio de las lenguas, su situación y posibilidad en el decir, de esta manera van y vienen palabras como ‘memoria’, ‘migración’, ‘el otro’, ‘el verso’, ‘el pensamiento’, ‘la muerte’... La Ciudad de México, y quizá el mundo en general, tiende al monolingüismo, entonces, tiene su valor oír alguna palabra “rara” que, por supuesto, resulta incomprensible para la mayoría. En el fondo esa es la propuesta: decir por ellos mismos, mostrar la situación y, si es posible, propiciar la discusión y la reflexión, tan necesarias en estos tiempos. 

También se intenta mostrar que ninguna lengua originaria es inocente, la inocencia está en el otro. Su situación es de dominio público: estas lenguas desaparecen ante nuestros ojos, pronto lo harán también nuestros ojos y ya no vamos a poder reconocernos. Es una historia de colonialismo, por más que ahora incluyamos el prefijo post. 

En Palabras del surco aparecen solo fragmentos, es obvio que la intención fue honesta y el presupuesto corrió a nuestro cargo. La UACM nos proporcionó el equipo como la cámara y los micrófonos; lo demás fue una asesoría panorámica y técnica, pues en el arte, esto es básico; lo demás es el vacío, el abandono y la búsqueda de alguna luz que implique una salida. Es bien sabido también que en el arte no existen musas, dioses e inspiraciones, por eso el resto fue el andar, la búsqueda del rostro del otro y, sobre todo, caminar con la mano apoyada sobre el hombro, es decir, trabajar en equipo. Pronto bajaremos a Youtube el tráiler. 

Finalmente, quisiera hablar un poco sobre el Nobel 2016, aún no sé si Bob Dylan se merece el Nobel 2016, por lo pronto, es de invaluable valía su silencio. El premio sirve para la vanidad —recuérdense los lloriqueos de Paz cuando no se lo otorgaban—, como el abrazo de un enemigo, como un lamento del amigo (nótese el uso del singular). Otros pocos han desdeñado el premio, a otros pocos no les interesa, miles no saben de su existencia; quizá también tenga que ver con la felicidad: cada quien la define, y cuando se acerca a ella, ésta se fuga dejando la estela. Me quedo con una estrofa de Chimes of freedom: “En la salvaje catedral/ la atardecida lluvia descifró historias/ para las desnudas formas sin rostro/ de los sin posición/ tañendo por las lenguas/ sin sitio adónde llevar sus pensamientos/ todas atrapadas en situaciones/ dadas por supuesto/ tañendo por el sordo y el ciego,/ tañendo por el mudo/ por la maltratada madre soltera/ y la mal llamada prostituta/ por el proscrito por delito menor,/ perseguido y estafado en la caza/ y contemplamos fijamente/ los repiques de libertad llameando”.

Muestro un poema de Carlos Huamán que aunque fue grabado, no aparece en el cortometraje. De las dos poetas ya he hablado un par de veces en esta columna.  




Wayrapa kutimuynin


Ñuqa mana musqukuyniykunapa uchpanta uqariq
Piñapakuy tullpanta llakintawan apaspa riq}
Qawana tupupi
Parapa kañapasqan cuadernunkuna saqip
Kutimuni
Hampuni
Qlachakillam yaykumunay karqa mana churmichanaypaq (-yachanim)
hinaspapas kawsayniy qurpaykuq kullum ruparikurqa
chaymantañataq kaqpuni ñanpi warma kayniy rawrarikurqa
hina kaq wasipi
hina kaq uttqay puriq yakupi
mawka rumikunapiwan
Hinaptinmi kaqllamanta nakaqta qawarqani
Urpikunapa tupsan qawanpi kachkaqta
                Hinaspataq katataspa kayqaya rikukuni
Qasquykipa quñi patanta aspispa

Awllay araq rumi araq rumi
Qawaykuway
Ñuqam karqani chayllay killinchu
Karu panta pantanta chimpaspa
Musquynin mana wañunanapaq
Musquynin mana wañunanpaq
Hinalla wayllusunaykirayku
Mayuman ayan chamqaq killinchu



Retorno del viento


Yo que me fui con mi hoguera de cólera y tristeza
Sin recoger las cenizas de mis sueños
Dejando en la ventana
Mis cuadernos incendiados por la lluvia
Retorno
Vuelvo

Debí entrar descalzo para no despertarte —lo sé—
Pero encendiose el madero en que vivo
Y ardió mi juventud en la misma calle
en la misma casa
en la misma corriente de aguas apuradas
y piedras antiguas
Entonces otra vez vi al cazador
sobre el pico de los pájaros
                Y he aquí que me veo
rasgando tu pecho de cálido abrigo

Ah pedernal pedernal
Mírame
Yo fui el cernícalo
Que cruzó el horizonte
A tirar su cadáver al río
Para que sus sueños no murieran
Y te siguiera amando