No. 94 / Noviembre 2016




La única patria. La última entrevista con Juan Gelman 


Mohsen Emadi


En diciembre de 2013, un mes antes de dejarnos, Juan Gelman me permitió grabar una de nuestras pláticas, posiblemente la última entrevista que dio. Hablamos sobre el exilio y la poesía, sobre la resistencia como creación. Publiqué parte de sus palabras en mi video The Blue Song ("La canción azul"), dedicado a la memoria de Ahmad Shamlou, el más significativo poeta persa del siglo pasado, de quien Juan había escogido leer el poema "Resurrección", en la versión española de Clara Janés.

Juan nos había invitado a un grupo de amigos para celebrar en enero sus 25 años en México. No pudo llegar a la cita, ese día ―de acuerdo con la voluntad expresada en su testamento― esparcimos sus cenizas en San Miguel Nepantla, el pueblo de Sor Juana, a quien él consideraba el inicio de la poesía latinoamericana.

Juan Gelman decidió quedarse en su lugar del exilio, sus restos están en aire, tierra, agua y fuego mexicanos. Su poesía ―él mismo― vive en nosotros.

Gracias a Mara, Andrea y Esperanza por su generosa hospitalidad.

Mohsen Emadi



         Confianzas


         Se sienta a la mesa y escribe
         "con este poema no tomarás el poder", dice
         "con estos versos no harás la Revolución", dice
         "ni con miles de versos harás la Revolución", dice

         y más: esos versos no han de servir ni para
         que peones, maestros, hacheros vivan mejor
         coman mejor o él mismo coma, viva, mejor
         ni para enamorar a una le servirán

         no ganará plata con ellos
         no entrará al cine gratis con ellos
         no le darán ropa por ellos
         no conseguirá tabaco o vino por ellos

         ni papagayos ni bufandas ni barcos
         ni toros ni paraguas conseguirá por ellos
         si por ellos fuera, la lluvia lo mojará
         no alcanzará perdón, o gracia, por ellos

         "con este poema no tomarás el poder", dice
         "con estos versos no harás la Revolución", dice
         "ni con miles de versos harás la Revolución", dice
         se sienta a la mesa y escribe.

Juan Gelman



1.
Gracias a un grupo de amigos que la mayoría escribían. Porque… yo escribía nada más y leía mis cosas y ellos las suyas, entonces un día me dijo: Juan es hora de que hagas un libro con todos esos poemas, bueno yo lo hice y se publicó. Pero yo tenía 26 años porque hasta ese momento, no me creía. Además mi mamá me decía: "Juan, ¿para qué escribir poesía? tenés que portarte bien, porque no vas a ganar dinero con eso", pero recuerdo que cuando le llevé un ejemplar del primer libro que se publicó, lo recibió con una sonrisa ancha como un río, y me dijo: "¿por qué te metés en eso?, no vas a ganar dinero" pero sonreía profundamente. y bueno, eso…

2.
Hay dificultades porque yo vivía en un barrio, un barrio popular y el que escribía poesía era un maricón, ¿no? y uno mismo tiene dudas sobre sí mismo, en fin, en mi caso fue así yo creo que mi hermano me marcó mucho, yo recuerdo que tenía 5 o 6 años, y lo acosaba a cada rato recitame a Pushkin, le decía... Boris, se llamaba él, por eso lo firmé a 'Boris Pushkin.'

En mi caso se dio que mi hermano mayor que era ucraniano cuando yo era muy niño me recitaba poemas de Pushkin. Yo no entendía una palabra pero la música de esos poemas, el ritmo de esos poemas a mí me llevaba a otro mundo creo que eso me marcó mucho y después claro, en la primaria empieza uno a leer malos poetas que eran los…

Pero yo empecé escribir a los 8, 9 años me intrigaba mucho eso, ¿qué es eso? y todavía no lo sé. En el libro Hoy, usted lo recibió, hay una presunta cita de Sísifo que dice "nunca supo qué era esa roca". Es una necesidad interna que se resuelve escribiendo aun conociendo que nunca hablo de mí eh, no de otros que nunca se va a lograr una impresión cabal de lo que uno siente de lo que uno ve y sobre todo de lo que uno oye, ¿no? pero bueno, estamos condenados.

3.
Cuando empecé a escribir a otros poetas, yo estaba en una crisis emotiva, personal. Las cosas en el país iban muy mal, que era otra cosa. Había la dictadura militar y lo demás.

Entonces yo escribía una poesía muy intimista. Entonces para separarme, yo creo que la intimidad ―por supuesto― forma parte de la subjetividad, pero no es toda la subjetividad entonces, me dije: "Juan, bueno, vos no podés seguir así", entonces inventé 3 o 4 poetas que me permitieron alejarme de mí mismo y mirar a la lengua de otro lugar, en cada caso.

Ahora, el inglés John Wendell que aparece publicado, la policía me robó como 200 libros en un allanamiento. a lo mejor son críticos literarios.

4.
Eso tiene que ver con la lengua. La experiencia es que me exilié primero en Italia y en idioma de todos Italianos ―digamos― que es distinto al siciliano, en fin, de regiones, el común ―digamos― por el cual se entiende, me resultaba muy… débil, para lo que yo sentía: Yo sentía odio por la junta militar, sentía indignación, sentía impotencia, porque no podía hacer nada en el exilio salvo denunciar la dictadura militar pero nada más y por eso no escribí durante 4 años, hasta que vencí el rechazo a esa lengua aprendiendo romanesco, la lengua que se habla en Roma que tiene mucho que ver con el lunfardo que se habla en Buenos Aires. Me refiero a formas, sintaxis, todo eso. Pero en cada caso, siempre (después estuve exiliado en París), siempre yo sentía la ajenidad de esa lengua en relación a mí y de mi en relación a esa lengua, pero, eh, eso lo de Dibaxu, lo que paso es esto:

Cuando estaba en el exilio, volví a leer a los místicos españoles: a Santa Teresa, a Sor Juana, ésta era mexicana, no española, a San Juan de la Cruz… Los había leído pero en este momento me di cuenta que estábamos hablando de lo mismo, de la pérdida. Para ellos era Dios, para mi era la tierra, tantos compañeros muertos, mi hijo que asesinó la dictadura militar.

Entonces sentí que esa noción de pérdida que yo expresaba a mi modo, bueno pasando unos 5 siglos, sentí muy cercana la poesía de ellos. Después me interné en otros territorios: la Cábala, los Trovadores de Dios, la divina de Holanda, pero en definitiva sentí que ese era el tema. Pero desde el punto de vista de la lengua escribí dos libros, hablando con ellos. Pero desde el punto de vista de la lengua, ese entrar en el castellano del siglo XV, XVI, me abrió un mundo extraordinario, magnífico, lleno de sorpresas.

Y eso me llevó a escribir en sefardí. Porque internándome más encontré que en esa lengua anterior a esa del siglo… digamos que es la parte más exiliada de la lengua hoy encontré una… un candor, una sencillez… sintaxis que me atrajo muchísimo; los diminutivos, bueno muchas cosas que me atrajeron mucho. Escribí no más que veintitantos poemas, 30 poemas y fue interesante para mí esa experiencia. Pero fue producto de la lectura de la lengua de español del siglo XVI y que me introdujo cada vez más en los abismos de la lengua, en las anterioridades de la lengua. Pues, lo extraordinario es que yo creo que en francés e inglés pasó lo mismo. Lo extraordinario es que llega un momento, un punto en que se abandonan muchas calles abiertas, no sé por qué, se abren otras… será lo que llaman el desarrollo de la lengua, pero encontré cosas, por ejemplo en Cortés encontré unas expresiones, formas extraordinarias y eso que no habla para nada de poesía, ni toca el tema poético. El primer obispo de Guatemala a comienzos del siglo XVII era un hombre que escribía 3 páginas sin poner punto, eso también me maravilló.

En definitiva en lo que entré es… en el pasado de una lengua… que es la mía… que este es curioso ¿no?, porque ahora que lo pienso que de algún modo... me dio… futuro en este sentido de que por ejemplo que tiene usted Guatemala, allí los indígenas o el sur de México, ahí los indígenas se pasaron 4 o 5 siglos sin hablar el castellano, como rechazo al invasor, ya su cultura es muy fuerte, los que hablaron en castellano también eran muy pocos, justamente a ellos los llamaron ladinos. Ahora, con el tema del zapatismo, del subcomandante Marcos, toda esta revuelta en el sur. Yo estuve ahí cuando fue el levantamiento. Me mandó el periódico como corresponsal, entonces aparecían pintadas, formas de hablar donde la sintaxis de la lengua de los indígenas creaba, abría nuevos campos que se podían, no sé, que se podían incorporar y todo lo demás. La lengua es infinita, es una maravilla, es extraordinaria, da vida, da vida.

5.
A veces no es eso, para mí, más que el exilio en sí, que tuve que irme porque había una dictadura militar, lo que más me dolió fue el fracaso del proyecto político por el que murieron muchos jóvenes. Entonces, en la Argentina hablan de 30,000 desaparecidos por la dictadura militar, eso es verdad. Pero el gran desaparecido es el proyecto político que buscó más justicia, más libertad, más fraternidad y eso duele mucho.

6.
Yo creo que uno puede decir que la verdadera patria es la infancia, la única, donde se aprende el lenguaje, el lenguaje que entra de afuera al bebé que está en la cuna y crea una idea que afortunadamente nunca se cierra, y bueno y está la familia y todo eso, pero finalmente la verdadera patria es la lengua, ésa es la patria donde todos nos encontramos.

7.
Pues, yo creo que la poesía sólo por existir es resistencia contra un mundo terrible que es el mundo que estamos viviendo ahora. Yo supongo que... en la historia hay momentos negros, grises, que pueden durar mucho, pero de algún modo, eso se acaba porque o hay gente que lo acaba, porque no se le puede recortar a la gente la capacidad del sueño o el deseo. Cuando va a ocurrir en nuestro periodo yo no lo sé, yo no lo voy a ver.

Pero esa resistencia que nace de la poesía sólo porque existe no significa que hay que escribir poemas... como decirlo… eslóganes, es decir resabidos, conocidos, porque el poema es la poesía.

Yo recuerdo que con motivo de la revolución cubana en todo el continente se escribieron miles y miles de poemas en relación con la revolución cubana, no sé si de todo eso quedan 10 o 15, porque la poesía es palabra calcinada, entonces puede hablar de todo, no importa el tema, importa la poesía, el poema y es el único modo de hablar de todo lo demás, no sólo de resistencia política, de lo que puede, no sólo eso. Uno puede estar enamorado escribir poemas de amor que no valen nada…por más que el sentimiento sea bueno de Safo a la fecha se deben haber escrito millones, miles de millones de poemas de amor ¿cuantos quedan? ¿no? Pues como dijo Ezra Pound: Cronos es el único juez. Pienso eso.

8.

Resurrección

Yo fui todos los muertos:
los muertos de los pájaros que cantan
y están silenciosos,
los muertos de los más bellos animales
de tierra y agua,
los muertos de todos los hombres
buenos y malos.
Y estuve allí
en el pasado
sin canción.-
sin una sonrisa
ni un anhelo.
Tu afecto
hizo que me vieras
de noche
en tu sueño
y desperté
contigo.

(Ahmad Shamlou, traducción de Clara Janés)

Qué gran poema, qué gran poema, qué gran poeta, qué maravilla. Es extraordinario porque al leer poesía... poetas grandes ¿no? uno se siente llevado a otro lugar, entonces empieza, o en ese momento conoce hasta cierto punto la maravilla del mundo porque la poesía lo aleja de este mundo, ¡qué contradicción! Es algo que da esperanza cuando uno lee siente esperanza finalmente. La poesía viene del fondo de los siglos, atravesó todo los desastres naturales, guerras, hambre, todo y sigue en pie, quiere decir que es muy esperanzador, abre campos de esperanza en sí. La poesía se va a acabar cuando se acabe el mundo, nunca antes.

 

La Condesa, Ciudad de México
Enero, 2014.

 

 

Columna Los coparticipantes de la luz, Mohsen Emadi:
Núm. 94 Las enfermedades del lenguaje