Mariana Bernárdez (Ciudad de México, 1964)
La flor en lo oscuro
Para Jenny, Ana y Edna
[…] podía ser nominada, pero no dicha […]. Y en el nombre, tenía lugar algo como un “tocar” y un “ver”. Giorgio Agamben. La muchacha indecible.
Charca maltrecha de sisal inasible sutura la del costado por la que gotea inconmensurable laclari.agua enardecida de silente fiereza encomiable la mano que en cuenco procura detener el humedal que extiende su derrubio en parábolas níveas.
* Y me enseñas la mordedura la que te llevó a cruzar el bardo la que te cegó la locura y apagó la elocuencia de tu voz sonido monocorde del tañido que fue abrevadero de las sombras.
* Lo sabes para nacer de lo alguna vez ya alumbrado es inevitable el arrastre del quejido y alertado el temblor
el aire quiso asirte quedando solo el humo que tiñó la piedra ofrecida en moneda de cambio para cruzar al otro lado del río.
* Mudo con la mirada en arrebato no atinó a desbrozar el augurio inaudible ¿habrá sido tu figura apresada en la porosidad de la laja lo que le llevó al desvelo? ¿por eso pulió su superficie creyendo que en su limo sería posible comprender la dualidad engarzada hacia lo inmemorial?
* No hay registro o huella que descifre la vuelta a la vastedad ni la sed que aqueja con ferocidad ni siquiera la certeza de si tu alma se perdió en los confines del no.tiempo o si tu lamento fue tal que se te ofrendó la benevolencia del olvido.
* Me mostraba la mordedura del tobillo pero a mí me maravillaba el rojo de la amapola que sostenía en su mano No sabía si su muerte era un desdoblar de la línea esa continuidad de la historia que en su geometría termina por concentrarse en un punto o se alza en fatalidad cumplida.
* Inhóspita es la oscuridad que abreva y aísla ¿exorciza la escritura la dolencia? ¿la condición de paria? No hay necesidad de andar su desierto sola pero en la arena no hay palabra solo el fluir de la luz esa floren lo oscuro que va adormeciendo el miedo hasta aceptar ser bebido por su sed.
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