Carmen Ollé (Lima, Perú, 1947)
Tener 30 años no cambia nada salvo aproximarse al ataque cardíaco o al vaciado uterino. Dolencias al margen nuestros intestinos fluyen y cambian del ser a la nada.
He vuelto a despertar en Lima a ser una mujer que va midiendo su talle en las vitrinas como muchas preocupada por el vaivén de su culo transparente. Lima es una ciudad como yo una utopía de mujer. Son millas las que me separan de Lima reducidas a solo 24 horas de avión como una vida se reduce a una sola crema o a una sola visión del paraíso. ¿Por qué describo este placer agrio al amanecer? Tengo 30 años (la edad del stress). Mi vagina se llena de hongos como consecuencia del primer parto. Este verano se repleta de espaldas tostadas en el Mediterráneo. El color del mar es tan verde como mi lírica verde de bella subdesarrollada.
¿Por qué el psicoanálisis olvida el problema de ser o no ser gorda / pequeña / imberbe / velluda / transparente raquítica / ojerosa…?
Del botín que es la cultura me pregunto por el destino ¿Por qué Genet y no Sarrazine? O Cohn Bendit / Dutschke / Ulrike y no las pequeñas militantes que iluminaban mis aburridas clases en la U
Encuentro en París con Allen Ginsberg
I El otoño nos sorprendió en la ciudad de los tejados grises Un poema que empieza era el día con pie quebrado Y nuestras imágenes inmóviles como el rostro de una Botticelli En un verano sin detergentes parecían envases acordonados En la estación de Austerlitz.
El pan había subido de precio en esa atmósfera lúdica Y Renoir era atrevido y moderno enjuagándose las axilas En lavatorios de plástico al final del pasillo… 7 pisos sin tazas de mayólica para ahogar la intimidad. La noche era opaca sin el brillo agresivo de los automovilistas.
Por el barrio destartalado suben las muchachas vestidas de negro Hacia el final del verano, el prado en Portugal arde y tiene sed…
Estación de Austerlitz, nadie limpia las claraboyas en los pasillos, Verano de deudas, la risa de una muchacha portuguesa se marchita, tiene la mejilla pegada a los radios transistores, multiplica sus granos y pecas en la oscuridad Y el Sena le es perfectamente ajeno… Pobres les bonnes de Genet, siempre de luto.
II Estoy contigo Ginsberg Ni en Lima con mi librito de Sandwich Ni en París sin barba Ni con tu esbelto Peter Orlosky Al estilo de un cheroque en su noche de bodas Y el águila va alcanzando la altura deseada, He podido olvidar tus manos sonrosadas, Y tu vientre combado Y tu nariz curva Y tu calva cabeza soñadora Y tu poema sobre el Plutonio
Te abrías dulcemente paso y para escucharte entonar Baladas gay Yo te di el paso y una sonrisa que nadie vio
Ahora aquí Bajo distintas presiones Que no son las de limpiar casas y escaleras ajenas Cuando salía y me cruzaba a la misma hora con La niña argelina Frere Jacques Frere Jacques
Aquí Bajo el influjo de un verso nítido y sencillo
La poesía es una cura de la mente
De dónde a cuándo la realidad impertérrita
Buenas noches buenas noches Hoy tienes lengua frita para saborear detrás De la cerradura La mujer del llavero desaparece en el retrete sin Volver la cabeza
Noche opaca sin el brillo agresivo de los automóviles El amor bajo los castaños.
El reglamento del inmueble impide morirse Después de las diez, si eso implica hacer ruido.
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