No. 96 / Febrero 2017
Tal necesidad
Ninguna originalidad es tanto
Ni que fuera entera... ¡Entiéndase!
Lo que se repite luego se erosiona
y al erosionarse dura mucho más
Todo se perfila hacia algún modelo
que suprima enredos
Y el modelo es pauta sólo para neófitos
Sólo hay que imitar
Pues la imitación asegura el triunfo
medianero y ya
Nunca extravagante
Siempre resultón
Siempre panadero
quedador de bien
Por eso se ofrecen —¡y agárrense bien!— algunos modelos
que tal vez resulten rentables, ¡triunfales!
El primero es: Las nubes parecen
castillos de algodón (¡oh!, el lugar común
tiene tantos ángulos,
tan claros, de veras,
que por eso mismo
dan luz a lo obvio
y eso representa
una gran ganancia)
El segundo es: ¡Castillos del cielo!
¡Venid el blancor!
¡Las nubes aguardan! (¿qué tal el trastoque?,
¡qué enfático vuelo!,
¡qué sonoridad!)
El tercero es: Hay un idilio
trasquilimolocho
o un pipiripao
de tragaldabas
entre el azul
del cielo
y la fulgencia
nívea
de las nubes (chonchas digresiones
para especular;
ganancia mental)
El cuarto es: Son mías esas nubes
y míos los castillos
que rehace el blancor
y deshace pronto
¿querrán engañarme? (lo capcioso a veces
tiende a ser,
digamos,
harto emocional
y eso siempre
impone)
El quinto es: En Austria las nubes
son juegos de Mozart,
pero en las Italias
son juegos de Giotto,
¡son castillos lúcidos
para el gran Plotino! (eso de ostentar
que se viaja mucho
da buen resultado,
amplitud ¡por Dios!,
fuchi a la pobreza
que es siempre
folclórica;
si uno viaja mucho,
pero por Europa,
es intelectual
necesariamente;
ergo: universal
en un dos por tres;
y eso, desde luego,
es también
folclórico,
pero lo importante
es que las ganancias
son mucho mayores)
El sexto es: Abriré mi corazón
para que entren
las nubes de tu amor
regio y guerrero
Tendré en mi alma
un castillo (lenguosa cursilería,
sensible a más no poder,
la cosa es si
da o no da)
El séptimo es: Nubes
Castillos
Ideas
Mi mente que se transforma
Mi vida que se introvierte (lo vanguardista
de pronto
da prestigio
así nomás:
la ganancia
es inductiva)
Entonces, si bien se ve,
ninguna originalidad es para tanto,
entonces ¡A IMITAR!
¡Atínele al modelo!
¿cuál será el más rentable
y el más prohibitivo?