No. 96 / Febrero 2017


 


¿Por qué y para qué escribir?

Armando González Torres

Tengo la impresión de que el autor por vocación escribe debido a una necesidad recóndita, a una urgencia incontrolable y que, si bien en el acto de la escritura se empeñan la mayor voluntad y perseverancia, no siempre es un acto estrictamente voluntario y su carácter imperativo tiene algo de mistérico e irracional.

Sin embargo, si a veces se escribe por un enigmático mandato, se publica para socializar esa expresión privada, para tratar de amplificar y convertir esa mueca personal que es la escritura en una conversación. La pulsión de la escritura se normaliza y se vuelve fecunda cuando se interactúa con el lector, cuando el monólogo se concreta en diálogo.


Ciudad de México, 2017