No. 95 / Diciembre 2016 - Enero 2017



ENCLAVE. Festival de Poesía Interdisciplinar


Por Rocío Cerón


Esa secreción verbal llamada poesía que se gesta a través del lenguaje ¿debe tener como último fin la página? ¿Ese desbordamiento de afecto, inteligencia, sonoridad, plasticidad y performatividad debe remitirse solo al libro? ¿Dónde encuentra frontera la palabra? A partir de la modernidad, la poesía comenzó a desenvolverse en relación, y en conjunción, con otras disciplinas artísticas. Una palabra, un poema que se entreteje en un hilado multisignificante donde los ropajes con los que es cubierto, desnudado, revestido, es un cuerpo, el cuerpo de los lenguajes unidos en una obra que va más allá del propio poema. Sin embargo, el nodo está constituido por la palabra. Dentro del verso hay una red simbólica que se rebela y resiste.

La interdisciplina y experimentación permiten una entrega multiperceptual de la poesía donde cada campo semántico —es decir cada lenguaje, cada especificidad— permite al escucha-lector-espectador recorridos aleatorios con correspondencias y vías de circulación, ventilación y conexiones dinámicas. Es una forma de transgresión-resistencia de lo institucionalizado. Hoy más que nunca la poesía contemporánea y la interdisciplina se vuelven simultáneamente una forma de resistir al mundo y al mismo tiempo de reconstruirlo simbólicamente. Al romper las fronteras de la palabra (de la página, del libro como últimos reductos de la poesía o como medio final) el poeta no demerita su obra. En gran medida se vuelve una entidad que interviene e interfiere en el espacio social desde otro punto que no es solo la página. Si “el único sistema favorable al arte es la revolución permanente”, según Dubuffet, la expansión de diálogo entre la poesía y las artes ha producido una auténtica revolución discursiva dentro de la escena creativa contemporánea en sus múltiples vertientes: la poesía como sonido, como cuerpo y presencia, como voz, como imagen y música. Sin embargo esto no ocurre solamente como flujo, sino como fricción y roce entre lenguajes. Abre preguntas sobre la potencia y el límite de la palabra poética, sobre las posibilidades de construcción de la poesía contemporánea y en la contemporaneidad, en donde no solo opera la creación interdisciplinaria de un autor sino la colaboración y la creación colectiva.

Charles Simic comentó que la poesía auténtica hace reaccionar a la gente. La hace activar su naturaleza multiperceptual y asociativa. Cuando, en 2011, nos propusimos crear ENCLAVE, festival dedicado a las nuevas formas experimentales de la poesía contemporánea, buscamos generar acercamientos reflexivos entre el espectador-lector y la poesía contemporánea. Para ello, nos propusimos crear un foro donde los creadores, especialistas y público pudieran explorar los distintos procesos creativos de autores que trabajan la transdisciplina a nivel internacional, observando puntos de movimiento, confluencia y choque: aquellos que fisuran las fronteras disciplinares. Hoy día, después de cinco ediciones del festival hemos revisado distintos conceptos que mueven al poema y a los creadores por múltiples planos.

En ENCLAVE 2011, decidimos propiciar el encuentro por la lengua, sus traducciones en soportes y plataformas. Nos preguntamos cómo es cambiar de medios, de lenguajes y qué se encuentra en esos trasvases. En ENCLAVE 2012, pensamos lo transversal como aquello en constante cambio: un territorio expandido y transfronterizo donde propiciar la contaminación visual, textual o sonora. También reflexionamos sobre las intervenciones en el espacio como una forma de intervenir la vida. Producir una experiencia mediante diversos formatos: poesía sonora, bombardeos poéticos o el performance, para con ello generar experiencias en el borde para quien las vive como espectador y para quien las produce. Poesía extendiéndose hacia la vida para convertirse en acción.

En la edición de 2013, ENCLAVE se abrió como un foro para reflexionar sobre lo que significa migrar. Migración como toma de postura, como cuestionamiento por el territorio sobre el que uno se para o por el que uno se mueve, es decir, hacer territorio(s). Observamos diferencias de cada territorio, sus conflictos para moverse o confrontarse entre esas diferencias y generar yuxtaposiciones. Pensamos que la escritura, en sus múltiples soportes, desde lugares intermitentes y variados, es ya un migrar constante al volver al exilio un modo de pensamiento, de poética(s).

En ENCLAVE 2014 el sonido fue el motor de la edición. Nos interesó la conexión íntima entre palabra y sonido, entre ritmo y lenguaje. Si la poesía nace de la propia sonoridad del cuerpo, del influjo de la voz y del rumor primero de la naturaleza y después de las ciudades, ese sonido puede ser expresado como gesto gutural, como música, canto o ruido. Esto ha formado parte de otras disciplinas y vertientes artísticas las cuales han influenciado a las vanguardias poéticas y a la poesía contemporánea. El cruce ha provocado un desplazamiento de las formas y prácticas de la poesía dando lugar a nuevas posibilidades tanto de escucha como de construcción de poéticas sonoras. Nos preguntamos de qué manera el poema actual integra el ruido de su contexto, cuestionamos la presencia de los sonidos externos en la producción poética del siglo XXI a partir de la función simultánea y contradictoria del poema como objeto sonoro, de ser “sí mismo” y trascender hacia el lector-receptor-cultura.

Para la quinta edición de Enclave, en 2015, buscamos explorar las prácticas poéticas en busca de la confluencia con otros lenguajes artísticos. Abrimos la discusión por el lugar de lo visual, lo sonoro, lo performático en la creación poética contemporánea, para así definir el sentido de experimentación en la poesía de nuestros días.

En cada una de las cinco ediciones, el área formativa ha ocupado un lugar primordial, creamos por ello las Clínicas de Imaginación Poética (CLIP), sesiones de trabajo y diálogo en las que autores de distintas nacionalidades hacen colectivos sus procesos creativos.

El trabajo de cada autor sirve de plataforma para generar reflexiones, en conjunto con los asistentes, que interrogan las prácticas escriturales vinculadas transversalmente con otras, como las prácticas sonoras, performáticas, musicales, visuales, etcétera. Este espacio ha permitido repensar lo poético de forma expandida y siempre ha estado abierto a escritores, artistas y personas interesadas en crear distintos despliegues de lo textual.

Después de cinco años quisimos hacer un recuento, realizamos un libro que da cuenta de puntos de vista, reflexiones, críticas y acercamientos al hecho poético desde múltiples manifestaciones. Fronteras, rupturas y reelaboraciones semánticas entre lenguajes. El ejemplar expone, de manera radial, inestable y fragmentaria, la fragilidad de las nomenclaturas y la creación de nuevos y potentes campos expandidos para la poesía y la experimentación poética, que ocurren a la vez como riesgo y potencia, como inestabilidad y nuevos territorios.

En la edición de 2016 nos preguntamos por la porosidad, por los espacios inestables y el espacio local. Miramos e indagamos en la escena nacional poética y sus propuestas experimentales que están generando formas renovadas de hacer, producir y activar el poema. De sur a norte, seleccionamos a autores de la poesía y el arte contemporáneo de recientes generaciones que se encuentran desplazando a otras fronteras y mapas semánticos el trabajo poético. Para 2017, nos hemos abierto al poema como un espacio que incide en lo escénico, que rompe con los esquemas de lo que debería ser el poema. Las hemos llamado “Poéticas multiperceptuales”, un espacio de fricción, multilingüe, no vertical, no horizontal, sino de amplificaciones y expansiones pluridireccionales. Poemas-armas, poemas-sonido, poemas-acciones, poemas que se sacuden el polvo y descubren en este que tradición y vanguardia son puntos interconectados en un multiverso de significantes y significados.