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Periódico de Poesía La Libertad: ciudad de paso
Omar Pimienta
Conaculta/
Cecut
México,
2006
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LA LIBERTAD, CIUDAD DE PASO

 


Como dice un refrán del demonio público:
Sé que no soy muy guapo, pero tengo mucha suerte
Y ahora un epígrafe que no debe faltar en un escrito:

"para omar pimienta, porque siempre lo recuerdo
cuando veo una bella planta de flores rojas
que se llama arete y que mi madre me trajo de tijuana,
desde la colonia libertad"

Tomado del blog de Josefa Isabel Rojas


Por Roberto Castillo


PERIODICO DE POESIA 1 Empiezo. (cinco segundos de pausa). Cuando uno presenta un libro de literatura  puede decir lo siguiente: este  libro pronto romperá los esquemas mundiales de la historia literaria conocida, aunque al final del libro aparezca una fe de erratas; o bien, afirmar que nunca habías leído unos textos de tal profundidad y que te removió la experiencia estética; es decir, exageras un poco para tener nuevos amigos y poder echarte unos vinos gratis; o, en todo caso, afirmar que no sabes por qué te invitaron, si por ser compa, o padrino o fuiste la última opción en la lista del autor. En mi caso esto aún no me queda claro, pero lo que sí sé es que el Omar siempre está sonriente, aunque por dentro sufre por su fámili, las fotografías de antaño, la nostalgia, o por cruzar la línia, por los amigos questán en la peni, o en el panteón, o perdidos en el olvido. Pero quienes conocemos al Omar no podemos dudar de su buenaondez, de su despreocupada manera de escribir y de la poca importancia que le da a la ortografía, porque su preocupación real es traer una feria pa' echarse una cerveza, ofrecer su casa hospitalaria a los amigos cercanos y, ante todo y todos, agradar de buena manera a la nueva muchachita recién llegada al barrio.

La Libertad del Omar es, pues, sacar su corazón durante las noches y colocarlo sobre una mesa para decidir sobre lo qué desea escribir, y si escribe sobre sus cosas cotidianas, sus compas, la tiendita de la esquina, los migrantes o lo que se le ocurra, pos' es su decisión, de nadie más, porque a él no debe importarle lo que digan los sicarios de la crítica literaria que se esconden en la oscuridad, esos que pronto aparecerán detrás de una máquina de escribir, o bien, detrás del teclado de una compiurer, una laptop o un blog que nadie consulta, y que firmarán bajo las faldas del pseudónimo u otras formas anónimas.

Si lo que escribe el Omar es poema o no, si es prosa poética o verso libre, aforismos o poema en prosa, frases sueltas o verso blanco, o un poco de todo, eso se lo dejamos a los intelectuales y académicos que todo quieren clasificar; si es literatura o no, el tiempo se encargará junto con los lectores de decidirlo, no las instituciones, no los grupos que creen tener la verdad única; ya lo dijo Don Juan de Mairena, heterónimo de Antonio Machado: tu verdad, guárdatela, que yo tengo otra. En todo caso y siguiendo con citas acá,¡la poesía no es de quien la escribe, sino de quien la usa!, exclamó Mario Jiménez, el cartero de la novela El Cartero de Neruda, de Antonio Skármeta.

Y como el cartero Jiménez, y como muchos habitantes de esta ciudad enardecida por la violencia cotidiana, yo necesito de más literatura, oasis espiritual, y de la diversidad de voces, la multiplicidad de las formas, la tolerancia a diferentes maneras de percibir el universo, nuevas maneras de nombrar el mundo y escribir sobre la vida, la muerte, el amor y la libertad.

Y, por cierto lo tengo, cada uno de nosotros tiene su propia experiencia de La Libertad, parte alta o parte baja, no importa, mientras que para el Omar, la Líber es la colonia donde habita su corazón, donde guarda a suamá, a suapá, sus carnales, sus compas, su básquetbol, sus fondas, el soplete, la hielera, el pisto, el gato, el perico, el gallo y el perro del barrio.

En todo caso, luchemos por La Libertad de los corazones, que todos la merecemos.

 

 



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