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No. 97 / Marzo 2017


Eduardo Añorve
(Cuajinicuilapa, 1961)


Amatoria Saga

y el embellecimiento es también una deformación
Marguertite Yourcenar



Ofrenda

El corazón es colibrí
embalsamado
para tu corazón fogoso
que asiste a sus batallas
sin coraza
y desuella
y quiebra y mata.




El poeta habla por sí mismo

He hablado con mi corazón. Me dijo,
aconsejado por El Duke, cosas
de amores lamentables y de acuosas
pasiones; del terrible regocijo

enquistado del alma en un cortijo
yermo; de las innumerables posas,
corte de mi cadáver a sus fosas
—que mucho he muerto, sin razón colijo.

Como estanca su impulso ante la playa
el agua tensa, así mi corazón
se detiene a advertirme, luego calla.

Sujeto, antes de abrirle a la pasión
la puerta, siento que algo me ha ocultado.
Llore yo si es mi corazón tu enviado.




Momento de reposo

La verdad, la permanente,
no la mudable realidad,
en modo de belleza,
obsequia la luz que esplende
en el plumaje
de tu cuerpo.

Nunca en reposo
porque el amor es ágil.




Los sus amores*

Buenos son sus amores más que el vino.
Quien los cata la besa y desconoce
la cuerda del reloj que da las doce
y el libro limonado del destino.

Quien los bebe desanda su camino
para enfrentar el óbito feroce
y fruir de la muerte el leve roce,
del olvido y el sueño convecino.

Caminante: si acaso algún interno
ardor lascivo el corazón te aprieta,
desbebe tus deseos, los terrenos:

sus amores ignoran el infierno.
Su natural es uva que secreta
sacros humores para los obscenos.




Pausa primera para escuchar a Sabines

Un hombre pobre, pobre, se busca en el espejo
como si no supiera, el pobre,
que todo está a oscuras, ciegamente a oscuras.
Mas se resiste y grita; grita, gesticula, grita,
como perro agusanado aúlla como perro desperrado.
Sufre como puta sin marido y con deudas ancestrales,
que sufre con las piernas abiertas para aliviar sus males
y se abre, se trastea, se empuerca.

Un hombre miserable y descastado
encarga su alma al Diablo
pues ha visto cara a cara a la ternura
y le duele de inmediato
porque es un hombre pobre,
un pobre hombre solitario.




* El verso Buenos son sus amores más que el vino es paráfrasis del Cantar de Cantares. Y los versos Caminante: si acaso algún interno / ardor lascivo el corazón te aprieta pertenecen a Quevedo.