No. 99 / Mayo 2017

                               Edith Södergran y Karin Boye:
                        Un encuentro entre dos poetas suecas


Hebert Abimorad
 



Presentamos una selección de poemas de la antología homónima (Ediciones Oblicuas, Barcelona, 2017), de cuya selección y traducción se encargó el escritor Hebert Abimorad.

 

 

Edith Södergran

Edith Södergran. Poeta fino-sueca, nació en San Petersburgo, el 4 de abril de 1892, y falleció en Raivola, Finlandia (actual territorio ruso), el 24 de junio de 1923, ciudad donde se había trasladado con sus padres (Matts Södergran y Helena Holmroos, finlandeses de ascendencia sueca) cuando tenía algunos meses de vida. Asiste a una escuela alemana dedicada a lenguas modernas. Sus primeros poemas fueron escritos en alemán, aunque dominaba el sueco, ruso, francés e inglés. Cuando tenía quince años muere su padre de tuberculosis, enfermedad que contrae y la obliga a largas estancias en sanatorios en Finlandia y Suiza. Los temas relacionados con la muerte son recurrentes en su poesía.

Edith hizo su debut a los veinticuatro años con Poesías (1916). Al morir tan joven (tenía sólo treinta y un años de edad), no pudo experimentar el reconocimiento y la fama. Su amiga Hagar Olsson, poeta y crítica literaria y a quien se refiere en algunas de sus poesías como su hermana, reseña positivamente su segundo libro, Lira de septiembre (1918). Del mismo modo, Olsson, contribuyó a la difusión póstuma de su obra. Hoy es reconocida como la poeta nórdica con mayor proyección internacional, traducida a 40 idiomas. Se la considera una de las primeras modernistas en Finlandia y Suecia influenciada por el simbolismo francés, el expresionismo alemán y el futurismo ruso.

La investigación de su obra se divide en dos corrientes principales: una psicológica que interpreta sus poemas como descripciones de su enfermedad, la tuberculosis; y otra más contextual, que compara su poesía con la de sus contemporáneos y realiza de ella una lectura filosófica y diversas construcciones teóricas, como su conexión con Nietzsche. Finalmente la poesía de Södergran se decanta por el cristianismo, relevante en sus libros El altar de las rosas (1919), Sombra del futuro (1920) y su último El país que no es, publicado después de su muerte en 1925.
 
 
POESÍAS (1916)
 
Vi un árbol…

Vi un árbol que era superior a todos los demás
repleto de piñas que colgaban fuera del alcance.
Vi una gran iglesia con sus puertas abiertas
y todos los que salían de ella estaban pálidos y fuertes
y a punto de morir,
vi a una mujer que, sonriente y maquillada,
lanzó los dados para probar su dicha
y vi que perdía.
Un círculo que nadie cruza se dibuja
alrededor de estas cosas.


El día refresca al atardecer

I
El día refresca al atardecer…
Bebe de mi mano el calor,
mi mano tiene la misma sangre de la primavera.
Toma mi mano, toma mi brazo blanco,
toma el deseo de mis hombros delicados…
Sería extraño sentir,
en una sola noche, una noche como esta,
el peso de tu cabeza contra mi pecho.

II
Has arrojado la flor roja de tu amor
en mi regazo blanco,
tengo firme en mis manos cálidas
tu rosa de amor que se marchita rápidamente…
Oh tú, vencedor de ojos fríos,
me apropio de la corona que me tiendes,
la que hace inclinar mi cabeza hacia mi corazón.


III
Vi a mi señor, por primera vez en el día,
temblando, lo reconocí de inmediato.
Siento ahora tu mano pesada en mi brazo ligero…
¿Dónde está mi tintineante risa de doncella,
mi libertad de mujer de cabeza altiva?
Ahora siento su firme brazo alrededor de mi cuerpo
tembloroso,
ahora escucho el tono duro de la realidad
en contra de mis sueños frágiles, frágiles.
IV
Buscabas una flor
y encontraste una fruta.
Buscabas una fuente
y encontraste un océano.
Buscabas una mujer
y encontraste un alma
estás decepcionado.
 

Tú que nunca has salido de tu huerto…

Tú que nunca has salido de tu huerto.
¿Te has quedado alguna vez añorando junto a las rejas,
y has visto cómo por los caminos de ensueño
languidece el azul de la tarde?
¿No era un anticipo de lágrimas no vertidas
que como un fuego en tu lengua quema,
cuando por los caminos por los que nunca has transitado
un sol de color sangre desaparece?
 

En los grandes bosques

En los grandes bosques mucho tiempo estuve perdida,
buscaba las historias que mi niñez había oído.
En las altas montañas mucho tiempo estuve perdida,
buscaba el castillo de ensueño que mi juventud había construido.
Me perdí en el jardín de mi amado,
allí se hallaba el cuco gozoso que acompañaba mi deseo.


Una franja de mar
Hay un destello de mar que gris reluce
en el horizonte,
la pared tiene un color azul oscuro
que parece tierra,
allí es donde mi anhelo reposa
antes de volver volando a casa.
 

Nosotras, las mujeres

Nosotras, las mujeres, estamos cerca del marrón de la tierra.
Preguntamos al cuco lo que espera de la primavera,
arrojamos nuestros brazos alrededor del árbol de pino desnudo,
buscamos en la puesta del sol signos y consejos.
Una vez amé a un hombre que no creía en nada…
Llegó en un día frío con los ojos vacíos,
se marchó en un día doloroso con el olvido en su frente.
Si mi hijo no vive, es suyo…
 

Amor

Mi alma era un traje azul de color del cielo,
la abandoné sobre una roca junto al mar
y desnuda llegué hasta ti y parecía una mujer.
Y como mujer me senté a tu mesa
y brindé con vino y aspiré el aroma de unas rosas.
Me encontraste como la belleza de tus sueños,
yo lo olvidé todo, olvidé mi infancia y mi patria,
lo único que sabía es que tus caricias me tenían cautiva.
Y tomaste sonriendo un espejo y me pediste que me mirara.
Vi mis hombros que estaban
hechos de restos y se desintegraban,
vi que mi belleza estaba enferma y no
tenía más voluntad que desaparecer.
¡Oh, atrápame entre tus brazos tan fuerte que ya no necesite
nada más!


El alma espera

Estoy sola entre los árboles del lago,
vivo en compañía de las viejas ramas de la orilla
y me entiendo en secreto con todos los fresnos jóvenes.
Sola estoy tendida, esperando,
ninguna persona he visto pasar.
Grandes flores me observan desde sus altos tallos,
enredaderas amargas trepan por mi regazo,
tengo un solo nombre para todos, y es amor


 
LIRA DE SEPTIEMBRE (1918)


Descubrimiento

Su amor oscurece mi estrella,
la luna asciende en mi vida.
Mi mano no está en tu casa.
Tu mano es placentera,
mi mano es anhelo.


Lo que vendrá mañana

¿Qué vendrá mañana? Tal vez no seas tú.
Tal vez otro abrazo y un nuevo toque y un dolor similar…
Te dejaré con la sabiduría como ningún otro:
Volveré como parte de su propio dolor.
Volveré a ti de otro cielo con una nueva resolución.
Volveré a ti de otra estrella con la misma mirada.
Volveré a ti con mi viejo anhelo en nuevas características.
Volveré a ti extraña, mal y fiel
con unos pasos de animal salvaje de lejano corazón del
remoto desierto.
Tú me harás la guerra con fuerza y sin poder
ya que solo sería luchar contra el destino,
contra tu felicidad, contra tu estrella.
Voy a sonreír y girar el hilo de seda alrededor de mi dedo
y en tu pequeño carrete esconderé los pliegues de mi vestido.


La canción de la nube

Arriba en las nubes habita todo lo que necesito:
mi luz del día de indicios, mis verdades iluminadas y veloces,
en la misma nube vivo,
blanco, el sol que deslumbra,
inaccesible feliz señal de despedida.
El padre bueno y mi juventud de bosques verdes
plagas que alborotan.
Nunca más puse mi pie en la tierra.
Me tomó un águila en sus alas arriba
lejos del mundo
tengo la paz.
Sobre las nubes me siento y canto
sobre la tierra gotas burlonas de mercurio
entonces crece la hierba de la caldera y vuelan en el aire flores.

 
Ante la tumba de Nietzsche

El gran cazador ha muerto…
Y yo envuelvo su tumba con cálidas cortinas de flores.
Besando la fría lápida, digo así
he aquí a tu primera hija con lágrimas de alegría.
Burlona me siento sobre tu tumba.
Como un escarnio, más bella que en tus propios sueños.
¡Padre singular!
Cuyos hijos no te engañan,
vienen a la tierra a paso de dioses,
frotándose los ojos: ¿dónde estoy yo?
No, en serio…, este es mi sitio,
esta es la tumba en ruinas de mi padre,
dioses…, guarden eternamente este lugar.

 
Amanecer

Enciendo una luz a través del Atlántico…
¡Mundos desconocidos, países nocturnos
me despiertan!
Soy el amanecer frío.
Soy la actual diosa implacable
en velos grises de bruma
con tenue luz de la mañana en el firmamento.
Fácil, fácil de ejecutar mis vientos sobre los océanos.
Mi cuerno poderoso cuelga a mi lado, no soplo la partida…
¿Todavía espero? ¿Un dios se ha perdido en sueños?
La mañana se eleva roja en el océano.
 

No recoger oro ni piedras preciosas

Personas
no recoger oro ni piedras preciosas:
llena tus corazones con el anhelo
que arde como el carbón encendido.
Robar lo rubíes de la mirada del ángel,
beber agua fría del charco del diablo.
Personas, no acumular tesoros
que te conviertan en mendigo,
acumular riquezas
que te darán el reino.
Ofrecer a tus hijos una belleza
que los ojos humanos nunca hayan visto,
ofrecer a sus hijos un poder
para romper las puertas del cielo.


 
EL ALTAR DE LAS ROSAS (1919)


La tormenta

Ahora se envuelve en negro la tierra de nuevo. Es la tormenta
que se eleva desde las grietas nocturnas y baila
solitaria su danza fantasmal sobre la tierra.
Otra vez los hombres están luchando, fantasma contra fantasma.
¿Qué quieren, qué saben ellos? Son conducidos
como ganado fuera a los rincones oscuros,
no pueden escaparse de los sucesos encadenados
las grandes ideas persiguen a sus presas por delante.
Las ideas estiran los brazos suplicando en vano en la tormenta,
él, el bailarín, sabe que es el único supremo de la tierra.
El mundo no se vale por sí mismo. Algo caerá
como una casa ardiendo, como un árbol podrido,
otros permanecerán intactos, librado por manos desconocidas.
Y el sol ve todo y las estrellas brillan en las noches heladas
y el hombre sigiloso en su solitario camino hacia la felicidad
sin límites.
 

El lamento de los instrumentos

La vida se desvanecía en la neblina azulada.
Estoy sobre todo
pero no sobre mí que ese cielo amenazante de cobre
encima del cual he de reinar.
¿Por qué debe soportar esta carga el hombro humano?
¿Por qué está mi corazón encerrado con una armadura de hierro?
¿No se me permite ser humano?
La más oscura tristeza envuelve el camino detrás de mí,
entre las sombras de color rosa me pregunto como un dios sin hogar.
Pieza por pieza extrajo mi corazón, todopoderoso Dios,
y me ha hecho de su engranaje.
Te pertenezco de cuerpo y alma
y el resto de mi tiempo prestado.
Lloro. Las lágrimas caen en mi camino,
lágrimas duras como piedras.
¿Dónde encuentra mi boca más palabras de lamentación
en abundancia sin descanso?
Mis noches y días
están escritos en tu libro, oh dios.
Nada es mío en la tierra
ni siquiera una sola flor.
¡Pero oh, siendo el más poderoso!
Lo tienes escrito en tu frente,
jugar al extraño juego del destino
de las ofertas de socorro.
Las antorchas

Quiero encender mis antorchas sobre la tierra.
Mi antorcha estará
en cada granja nocturna
en los Alpes, donde el aire es una bendición,
en las tundras, donde el cielo es la melancolía.
Mi antorcha brilla en las caras del miedo,
el llanto, la oscuridad, la contaminación.
El dios bondadoso te tiende su mano:
sin belleza no sobrevive el humano un solo segundo.
 

Misterio de primavera

Mi hermana,
vienes como una brisa de primavera a través de nuestros valles…
Las violetas en la sombras fragantes con el cumplimiento.
Quiero llevarte hasta el rincón más bonito del bosque:
ahí, vamos a confesar la una a otra cómo vimos a Dios.

 
Niño Dios

Niño Dios, siéntate conmigo.
La lira de oro cantó fuera de mis manos.
El niño Dios mira en dirección de interminables crepúsculos.
La canción circula alrededor de tu cabeza con alas anchas.
¿Qué es lo que se ve en la canción?
Es tu propio futuro que se eleva
desde los crepúsculos helados,
tu propia insistencia, rogando, presagiando el futuro.


Rosas

El mundo es mío.
Dondequiera que vaya
arrojo rosas a todos.
El artista ama cada vena poética que percibe su palabra.
¿Cuál es mi dolor, la miseria?
Todo se estrelló conjuntamente con la explosión:
yo canto.
De esta manera aumenta el gran himno del dolor de senos felices.


 
EL PAÍS QUE NO ES (1925)

 
El país que no es

Yo añoro el país que no es
pues, todo cuanto es, cansada estoy de pedirlo.
La luna me cuenta en runas de plata
sobre el país que no es.
El país donde todos nuestros deseos maravillosos se cumplen,
el país donde nuestras cadenas se rompen
el país donde refrescar nuestra frente herida
en el rocío de la luna.
Mi vida era ilusión apasionada.
Pero un poco he hallado y un poco en verdad he ganado,
el camino hacia el país que no es.
El país que no es
donde va mi amado con destellante corona.
¿Quién es mi amado? La noche está oscura
y estrellas vacilan como respuesta.
¿Quién es mi amado? ¿Cuál es su nombre?
Se arquean los cielos más y más,
y una criatura humana que se pierde en nieblas infinitas
y no conoce ninguna respuesta.
Pero una criatura humana no es más que una certeza.
Y extiende sus brazos por sobre todos los cielos.
Y entonces llega una respuesta: Yo soy el que tú amas y el que
siempre amarás.

 
Verano en las montañas

Simple es el verano en las montañas:
las flores en el prado
los viejas granjas sonríen
y el murmullo vago habla sobre la felicidad encontrada.
 

Mi vida, mi muerte y mi destino

¿No soy más que una voluntad sin límites,
una voluntad sin límites, pero cuáles, cuáles?
Todo es oscuridad a mi alrededor,
no puedo levantar una paja.
Mi voluntad quiere ser única, pero esto yo no lo sé.
Cuando mi voluntad se quiebre, muero:
he cumplido mi vida, mi muerte y mi destino.

 
Sueños peligrosos

No vayas demasiado cerca de tus sueños:
son como humo y te podrían defraudar;
son peligrosos y podrían persistir.
Has mirado en los ojos a tus sueños:
están enfermos y no entienden nada;
solo tienen sus propios pensamientos.
No vayas demasiado cerca de sus sueños:
son la falsedad, ellos deben irse;
son la insensatez, quieren permanecer.
 

Nada

Mantenga la calma, mi hija, no hay nada,
y todo es como se ve: el bosque, el humo y el riel en fuga.
En algún lugar lejano en una tierra lejana
se encuentra un cielo más azul y una pared con rosas
o una palmera y un viento más suave
y eso es todo.
No hay nada más que nieve en la rama del abeto.
No hay nada que besar con los labios cálidos,
y con el tiempo todos los labios se vuelven fresco.
Pero tú dices, mi hija, que tu corazón es extraño,
y vivir en vano es peor a morir.
¿Qué quieres de la muerte? Sientes la repulsión de la mortaja
y no hay nada más desagradable que la muerte por propia mano.
Debemos amar a largas horas de la vida de la enfermedad
y ajustados años de añoranza
tales como los breves momentos en los que el desierto florece.


Los árboles de la infancia

Los árboles de mi infancia de pie y altos en el césped
y agitan sus cabezas: ¿Qué ha sido de ti?
Hileras de columnas son como reproches:
¡Eres indigna de caminar debajo de nosotros!
Eres una niña y debes saber todo.
¿Por qué estás encadenada a la enfermedad?
Te has hecho mayor, extraña, odiosa.
Cuando eras pequeña tenías con nosotros largas conversaciones,
tu mirada era sabia.
Quisiéramos decirte el secreto de tu vida:
la llave de todos los secretos se esconde en el césped bajo los
frambuesos.
Quisiéramos golpearte la frente, tú durmiendo,
quisiéramos despertarte muerta de tu sueño.

 
Los días de enfermedad

Mi corazón estrecho conserva una grieta fina,
mi corazón se encuentra lejos
en una isla remota.
Aves blancas vuelan de aquí para allá,
me traen el mensaje de que mi corazón está vivo.
Sé la forma en que vive
de carbón y arena
sobre rocas afiladas.
Me quedo en la cama todo el día y la noche espero,
me quedo en la cama toda la noche y espero el día,
me quedo en la cama, enferma, en el jardín del paraíso.
Sé que nunca estaré sana,
añoranza y tristeza nunca se convierten en algo bueno.
Tengo fiebre como un pantano de plantas,
Mi sudor es dulce como una hoja pegajosa.
En la parte inferior de mi jardín hay un lago somnoliento.
Yo, que amo la tierra,
no sé nada mejor que el agua.
En el agua caen todos mis pensamientos
que nadie ha visto,
mis pensamientos que no me atrevo a mostrar a nadie.
¡El agua está llena de secretos!


 
LA SOMBRA DEL FUTURO (1920)
 

La sombra del futuro

Yo presiento la sombra de la muerte.
Sé que nuestros destinos se acumulan en la mesa de las diosas.
Sé que ni una sola gota de lluvia se filtra en la tierra
sin que esté escrito en el libro de los tiempos sagrados.
Tan segura estoy de que el sol sale
y de que nunca veré el ansioso instante de su encuentro con el cenit.
El futuro arroja su bendita sombra sobre mí,
no es nada más que la energía del sol:
traspasada de luz habré de sucumbir,
cuando haya profanado todo azar, sonriendo me apartaré de la vida.

 
El misterio

Juguetes son todas las personas.
Juguete era yo misma ayer.
Hoy, yo soy la que se abre al misterio.
Quiero que todos vengan a mí,
quiero que todos escuchen cómo late mi corazón.
Fuego y sangre y el futuro de la unción recibirán de mis manos.
Toda la humanidad quiero consagrar al futuro.
Mis líneas ardientes serán la lectura de cada niño.
Voy a revertir todo en un dios santo.
Toda superstición quiero barrer con una escoba sin sonido,
toda pequeñez quiero con burla matar.
Tú, serpiente grande, quiero alcanzarte, tu cabeza quiero
morder con mi espada.
Oh tú, mi buena espada, que he recibido del cielo, te beso.
No debes descansar
antes que la tierra sea un jardín, allí el sueño de los dioses
en el maravilloso cáliz.

 
Instinto

Mi cuerpo es un misterio.
Siempre y cuando esta cosa frágil esté viva
se sentirá su poder.
Voy a salvar el mundo.
Porque corre la sangre de Eros en mis labios
y el oro de Eros en mis cansados rizos.
Solo necesito mirar,
cansada o desanimada: la tierra es mía.
Entonces me acuesto agotada en mi cama.
Sé que en estas debilitadas manos está el destino de la tierra.
Es el poder que tiembla en mi zapato,
es el poder que se mueve entre los pliegues de mi vestido,
y es el poder, por lo que no hay abismo, que se encuentra
delante de ti


El secreto de Eros

Vivo rojo. Vivo sangre.
No he renegado de Eros.
Mis labios rojos arden en tus helados altares de sacrificio.
Te conozco, Eros,
no eres ni hombre ni mujer,
eres esa fuerza
escogida en el templo,
para levantarse, más salvaje que el griterío,
vehemente para arrojar sobre el mundo
una declaración de palabras verdaderas
desde la puerta del templo omnipotente.

 
Soledad

Hay muy pocos entre la arena del mar que lo entiendan.
Sola he llegado, sola debo partir.
Mi corazón libre no tiene ningún hermano.
Espíritus cristianos se hallan en cada corazón y alargan
sus manos desvalidas.
La dulzura que se derrama sobre mí desde todas las
direcciones es inalcanzable.
Es la maravillosa soledad del trono,
es la riqueza, la riqueza que se arrodilla.

 
Decisión

Soy una persona muy madura,
pero nadie me conoce.
Mis amigos se hacen una falsa imagen de mí.
Yo no soy humilde.
He considerado la humildad en mis garras de águila
y la conozco bien.
¡Oh águila, qué dulzura hay en el vuelo de tus alas!
¿Vas a callar como todo?
¿Quieres quizá escribir? Tú ya no escribirás más.
Cada poema será el desgarramiento de un poema,
ya no será poema, sino huellas de garras.

 
La estrella

¿Qué sabes tú? ¿Qué sabes tú?
Es peligroso decirlo.
Siento la felicidad en mi mano, la felicidad misma,
tengo suerte, la gran suerte, en mis dedos.
¡Oh maravillosa suerte!
Pertenezco a aquellos que creen en su estrella:
es aprovechar el poder secreto del destino.
Qué podrían hacer las fuerzas secretas del destino
si las atrapamos con las manos de la verdad.
Palabras perniciosas, perniciosas.
Pero mi estrella no se niega a sí misma.
Delante de mi estrella que está amenazada
siento que soy insuficiente.
¿Dónde voy a conseguir la mano pesada que ciñe la espada?
No me lo ha preguntado, dice mi estrella,
el ser alza su cara a lo incomprensible,
de sí mismo, de sí mismo entrega el poder.
 



 
 



Karin Boye


Karin Boye (1900-1941) nació en Gotemburgo, fue poeta, traductora y novelista. De padres comerciantes, asiste a la escuela privada Mathilda Hall, la de más prestigio en la ciudad, donde sobresalió por sus buenas notas. De adolescente, su inquietud por los movimientos sociales de la época se hace realidad durante su periodo de estudiante en la universidad de Uppsala, 1921 a 1926. Participa en el grupo socialista Clarté. Al poco tiempo se casa con uno de sus integrantes. En 1932, después de separarse, tuvo una relación amorosa con la esposa del poeta más renombrado en Suecia, Gunnar Ekelöf. En la novela Crisis (Kris) de 1934, Boye refleja su lucha por aceptar su homosexualidad. Junto con otros poetas radicales funda la revista literaria Spektrum en 1931. Revista en la que voces nuevas publican por primera vez, al igual que poetas extranjeros. Karin Boye tuvo un importante papel en la traducción de la obra de T.S.Eliot y Walt Whitman al sueco. Publicó los siguientes libros de poesía: Nubes (Moln) de 1922, País oculto (Gömda Land) de 1924, Los hornos (Härdarna) de 1927, Por el árbol (För trädets skull) de 1935, Los siete pecados capitales (De sju dödssynderna) de 1938-41.

En un viaje de tres semanas a la Unión Soviética en 1928 junto con otros compañeros socialistas de la revista Clarté y el conocimiento que tenía de Alemania, donde acudía a sesiones de psicoanálisis, se topa con dos realidades, una gran decepción por la URSS comunista y por el apogeo del nacionalsocialismo; es entonces cuando se inspira y escribe Kallocain (1941). El eje de la novela trata sobre un científico que inventa el suero de la verdad, que da nombre al título del libro. Se trata de una crítica al control del Estado sobre los individuos. Del mismo tono que la obra de Orwell, 1984, escrita años más tarde. Durante sus terapias en Berlín conoce a quien será su compañera en Suecia hasta su muerte, Margot Hanel. Boye, después de un largo periodo de depresión y trastorno mental, decide suicidarse con una sobredosis de somníferos. Su compañera alemana corre el mismo destino al mes siguiente. Según los informes policiales de los Archivos Regionales de Gotemburgo, fue encontrada yaciendo en una roca mirando hacia Alingsås, a pocos kilómetros de su ciudad natal. En el lugar existe hoy un monumento conmemorativo.

Al año de su muerte se publica un libro póstumo, Karin Boye - Memoria y Estudio, con la contribución de sus mejores amigos. En la última página se publica un poema de Hjalmar Gullbergs, "Amazona muerta" ("Död Amazon"), en el que describe la vida trágica e inconformista de la autora.
 
NUBES (1922)
 
Idea

Aquí no voy. No soy yo.
Esto es solo el reflejo del espejo que miente,
cuestionándome y preguntándome dónde podría haber ido,
anhelando encontrar la realidad algún día.
La leyenda dice: lejos en una tierra lejana
fluye un río que refleja la fuente invisible.
Miles de seres, santos y beatos,
se inclinan como lirios sobre los bancos de arena.
Luz sin límite envuelve a sus ojos,
tiembla de aire, saciadas por una belleza sin igual.
Es el reino de los espíritus perfectos.
Allí se encuentra en la luz eterna mi yo verdadero.
La imagen espejo no es visible en el río resplandeciente.
Una vez fue arrancado por la furia de la corriente
deambula, irreal como en un sueño,
inacabado, roto, en busca de sí mismo.
¿No escucho las olas del río de la lejanía?
Profundo en mis entrañas sus aguas fluyen.
Allí, donde el oleaje de la vida se rompe diariamente,
espero permanecer oculta en el lugar de los dioses.

 
Cosas pequeñas

No tienes fuerza para dar un paso más,
no levantas la cabeza,
te doblas cansada bajo una grisura desesperada;
debes estar agradecida por las cosas pequeñas,
confortantes, infantiles.
Tienes una manzana en el bolsillo,
un libro de historias allí en el hogar:
pequeñas, pequeñas cosas, despreciadas
en ese momento, que irradiaba viviente,
pero con suaves puntos de apoyo durante las horas muertas.

 
Si está vida es la única…

¡Si esta vida es la única…!
Oh, estas cortas horas…
Una hora, ¡cuánto una hora puede llegar a ser!
Aquellas fuentes profundas donde nadie todavía ha bebido,
las extensiones de luz que aún nadie ha explorado.
Y nosotros dormimos dulcemente en cobardía.
Oh, estas cortas horas…
Tú ocultas las posibilidades del mundo,
tú, Dios, en el devenir,
dadnos una atrevida devoción,
una voluntad pura,
¡y conságranos a la aventura del espíritu!

 
Memoria

Apacible quiero agradecer mi destino:
nunca te he perdido por completo.
Como una perla crece en una ostra,
así dentro de mí
crece tu ser cubierto de rocío con dulzura.
Por fin un día te he olvidado
entonces eres sangre de mi sangre,
entonces eres uno conmigo,
que los dioses conceden.
 

Te rogué algo

Te rogué algo:
que es de profundad seriedad.
—Lo que fue la miseria de muchos.
Pero rogué algo más.
Algo que solo se les concede a los fuertes:
el mutismo del corazón.
 

Lo mejor

Lo mejor que poseemos
no lo podemos regalar,
no lo podemos decir
ni tampoco escribir.
Lo mejor que hay en tu mente
no debe contaminar.
Existe una luz en el interior
solo para ti y Dios.
Es nuestra principal riqueza
que nadie más puede llegar a ella.
Es el tormento de nuestra pobreza
que nadie más puede alcanzar.

 
Inquietud

Engaño, engaño,
otra cosa no ha sido mi vida.
Toda mi vergüenza
lápiz, pobrecito, escribe.
Escribe sobre caminos, lejos, lejos,
lejos de mi verdad.
Escribe sobre un muro alrededor de lo que era mejor…
No, espera.
La amenaza de la oscuridad insondable
llena mi mente.
El trueno denso florece,
sigue siendo mío.
Quiero estar serena,
esperar y ver un rato,
a que el sol
sonría lentamente.
¿Qué está ocurriendo en la oscuridad
mientras sonrío?
¿Muere mi alma?
¿No encontraré más mi casa?
¡Dios, Dios, conserva
un destello de mi intención
puro, puro!


 
PAÍS OCULTO (1924)

 
A un poeta

¡Tú sabías, entonces…!
Por si no lo hubieras conocido,
nunca habrías sido capaz de decir esas cosas.
Extraño crepúsculo de alegría, que también sabías
toda esta pesada pena.
Tu amistad vaga perdida a través de los siglos.
Calma el fuego de la fiebre.
Y cuando me quedo dormida, cómoda,
se nota como sentado junto a la cama, como un padre,
y sostiene mi mano.

 
Aprende a estar en silencio

Cada noche en la tierra está llena de maldad.
Corazón, aprende a estar en silencio.
Las almas duras, escudos duros
reflejan la luz de la casa de las estrellas.
Tu lamento se hace más débil.
Corazón, aprende a estar en silencio.
Solo se cura de silencio, el silencio persiste,
casta virgen y la inocencia verdadera.
¡Busca la ardiente vida de sufrimiento!
Corazón, aprende a estar en silencio.
Por las heridas y la fiebre nadie se hace fuerte.
Brillante como el acero es la fortaleza del cielo.

 
Espina

Muy bien pinchas, espina.
acertadamente muerden, pequeñas flechas crueles de la tierra.
Relajado, lento, pesado, sin cuidado
mi pie se apoya en el camino.
Obligado con dureza a la tensión,
cuando las espinas pican,
mi pie se flexiona de dolor,
hasta el salto adelante y corre.

 
Algunos corazones son tesoros…

Algunos corazones son tesoros
que nunca llegan a terminar.
Sus propietarios los esparcen generosamente
en las corrientes de sol.
Con gratitud tomamos el regalo
en la mano con cautela.
¡Un saludo de felicidad, al bendito,
que maneja el oro como la arena!
Algunos corazones son los fuegos
que se queman en lo hondo del arce.
En la noche más fría lanzan allí
un reflejo sobre la nieve.
Así encantado por lo mismo
marcha en constante añoranza
como el que ve el brillo una noche
y acercándose al fuego anhela.
 

Nuevos caminos

De aquí parten nuevos caminos.
Marchemos piadosos.
Ven, busquemos
alguna nueva y bella flor.
¡Desechamos lo que poseemos!
Todo lo alcanzado y acabado
sin vida nos oprime,
el sueño y el canto y la infamia no son dignos.
La vida está esperando,
lo que no se puede conocer…
¡Ven, vamos a olvidar!
¡Las cosas nuevas y justas busquemos!

 
Para ti

Tú, mi desesperación y fuerza,
tomaste la vida que tuve,
y porque lo has exigido todo
lo has devuelto multiplicado por mil.
 

A una amiga

Con sus alas extendidas en su longitud vuela el águila.
El aire es ligero donde se desliza y dificultoso de respirar.
En invierno, a lo lejos, en el desolado aire de la montaña está sola.
El crepúsculo y el frío, en su entorno,
es su única alegría,
la de sentirse volando con sus fuertes alas.
Tú que viajas tan alto en el cielo vacío del invierno,
valiente como el águila en el efecto de un relámpago.
Renunciaste a luchar por la felicidad, tú elegiste caminos
empinados que asusta a los sensibles.
Tan pálido caminas,
a paso rápido y ligero como el viento.
Mi mundo es semejante y no es semejante sin embargo al tuyo.
Riendo mi estrella baila entre el acertijo celeste.
Tu alegría opaca de hierro que amo en la honda lejanía.
Déjame caminar a tu lado.
Y alcanzar con la mirada
a tu mundo invernal y tu voluntad de rayo.

 
Los dioses

Los carros de los dioses
no sacuden las nubes,
se deslizan en silencio
como rayos de luz.
Los pasos de los dioses son
casi imperceptibles
como el susurro de la hierba.
Cuidadoso, cuidadoso
sigues los senderos,
que tienen el aroma
de su proximidad viviente.
¡No grites nombres!
Ellos huyen, te abandonan
colmado de palabras
en un mundo vacío.
 

La victoria

La victoria, la victoria no tiene ninguna voz
ningún jubiloso clamor de alegría.
¿Existen simples y parejos caminos
debajo de tanta sombría moderación de la luz?
La victoria, la victoria no tiene ningún color.
Contra su aparente mirada de esplendor.
Tranquila y pálida en su palidez de gloria
se desliza entre la falsedad y el estruendo.
La victoria, la victoria no es habitual,
se adelanta como un espíritu invitado.
Bienaventurado aquel que de manera clara
espera con luz el banquete de la muerte.


 
LOS HORNOS (1927)
 

En la oscuridad

En la oscuridad estoy acostada y escucho
cómo las campanas repican fuera
con golpes largos, densos, parejos,
como las respiraciones profundas en la oscuridad.
Ellas amortiguan todo y hacen que todos duerman
y liberan la forma brumosa de cada objeto
en largos, densos, parejos estruendos
que el pensamiento nunca logra desprender.
Soy entre los que apenas existen
y solo saben y recuerdan
sobre los antiguos latidos de la oscuridad,
que no esperan nada mañana,
que no temen nada mañana.

 
De una niña traviesa

Espero que nunca te vaya bien.
Espero que estés despierta en la cama como yo
y te sientas graciosa feliz y afectada
y confundida y ansiosa y muy perturbada.
Y como debe ser, tienes prisa
y derecho a dormir bien.
Espero que te tome algo de tiempo.
Espero que pases la noche en vela.

 
El mar

Sal, sal amarga
es el mar, claro y frío.
Pudrición en la profundidad,
pero el mar todo lo purifica.
Depredadores salvajes, silvestres
es el salto resplandeciente golpe de mar,
pero ningún pensamiento humano
es tan grande como el cantar del mar.
Fuerte, eterno y fuerte
es el inmenso tren de las olas,
y fuerte con el mar eterno
cada ola suave perecedera
por lo que dan su vida al mar.
Aunque pide sangre de su ser,
por fin, en las profundidades,
ninguno alcanza un descanso como él.

 
En movimiento

El día satisfecho nunca es preferible.
El mejor día es un día de sed.

Sí, no es el objetivo y el significado en nuestro camino,
pero es el camino que vale la pena.

El mejor objetivo es un profundo descanso en la noche,
donde el fuego se enciende, y el pan es cortado a toda prisa.

En los lugares donde uno duerme solo una vez,
el sueño es seguro, sueños llenos de canciones.

¡Estallad, estallad! El despuntar de un nuevo día.
Nuestra gran aventura no tiene final a la vista.

 
El corazón del mundo

Diga: ¿Dónde se quema el corazón del mundo,
el corazón del mundo encendido?
Vive de carbón prehistórico grueso y pesado:
oscuridad negra, densa noche, caos.
¡Busque allí!
Porque así es la esencia del fuego:
fuerte con la pugna de su enemigo,
en sí una lucha, una brillante lucha:
no tiene otra esencia.
¿Y la victoria?
¿Es la victoria la muerte?
¡Pregunta sin respuesta y miedo en vano!
El corazón del mundo es fuego,
y el fuego quiere vencer.
 

Los días pasados

Cuando un anciano está enfermo, sus días pasados aparecen
y se sientan suavemente en anillo alrededor de su cama.
No se quejan, no lloran ni sollozan.
Asienten con sus cabezas y piensan en cosas viejas.
Y cada uno de ellos cuenta su historia nunca olvidada,
y cada uno de ellos tiene una vela y la enciende en silencio.
Se reflejan claramente en el agua de los ríos oscuros.
Él deambula, deambula debajo de la bóveda, bajo los arcos
de luz temblorosa.
 

El canto de Lilith

Las nubes cuelgan pesadas,
maduran en la templada oscuridad, donde se ocultan
racimos de uvas de nocturno azul
cargado de vino,
que silenciosamente derrama sobre la tierra,
cargado del vino de la Profundidad,
cargado de poder secreto
succionado del mar y del cielo
y amargo rocío en la orilla de la oscuridad.
El vapor caliente de la vida
se condensa en gotas,
cae en la noche mortalmente silenciosa.
¡Alza la copa! Deberás capturar
la llave que conduce a donde nadie ha puesto su pie,
la tierra donde se libera el espíritu,
más allá de los límites del tiempo,
sensación de eternidades
cosas que nunca se imaginan, ni se ven, ni se perciben.
Detrás de mundos en vigilia
hierven extraños mares de placer y desgracia,
hornos de fundición de las profundidades,
de los que saltó como una chispa
lo que nuestros ojos saben.
¿Te atreves a recorrer ese camino
ardiendo en el arrebato del horror?
Aterrorizada, bendecida,
llegarás a la oscura casa de las Madres eternas…
Frágil sobre espaciosas aguas,
flor de la profundidad, que no vio nunca su raíz,
libélula tímida de la noche,
¡alguna vez ha de recibirte la noche de las Madres!
La Muerte con dolor es negra.
La Muerte con deseo es blanca.
Sumergida en sus olas susurrantes
olvidarás la pálida costa brumosa de la vida.


 
POR EL ÁRBOL (1935)

 
En ninguna parte

Estoy enferma de veneno. Estoy enferma de una sed
para la cual la naturaleza no ha creado ninguna bebida.
De todas la tierras fluyen corrientes de agua y manantiales.
Me inclino y bebo de las venas de la tierra
su sacramento.
Y el espacio está desbordado de ríos sagrados.
Me estiro y siento los labios húmedos
de exaltación blanca.
Pero en ninguna parte, en ninguna…
Estoy enferma de veneno. Estoy enferma de una sed
para la cual la naturaleza no ha creado ninguna bebida.

 
Eres la semilla

Eres la semilla y yo tu mantillo.
Estás en mí y creces.
Eres el niño deseado.
Soy tu madre.
¡Tierra, da tu calor!
¡Sangre, da tu néctar!
Un poder desconocido necesita hoy
toda la vida que he tenido.
La ola caliente que fluye
no siente ningún polvo,
más adelante lo creado,
te abres paso.
Es por eso que duele tan vivo
en mí ahora:
algo crece y me explota,
¡mi vida, tú!
 

Sí, por supuesto que duele

Sí, por supuesto que duele cuando los pimpollos se abren.
¿Por qué de otro modo la primavera vacila?
¿Por qué toda nuestra ardiente añoranza
está ligada a la congelada amarga palidez?
Durante todo el invierno el pimpollo estuvo cubierto.
¿Qué cosa hay de nuevo que desgarra y estalla?
Sí, por supuesto que duele cuando los pimpollos se abren,
dolor por lo que crece
                                   y lo que encierra.
Sí, es penoso cuando las gotas caen.
Temblando de ansiedad cuelgan pesadas,
adhiriéndose a la rama, se hinchan y se deslizan,
el peso las arrastra hacia abajo, aunque se aferren.
Difícil ser vacilante, temerosa, dividida,
difícil sentir la profundidad que atrae y llama
sin embargo, permanecer y solo temblar
difícil querer permanecer
                                       y querer caer.
Entonces, cuando todo es peor y nada ayuda,
estallan de alegría los pimpollos del árbol.
Entonces, cuando ningún miedo retiene,
caen brillantes las gotas de las ramas,
olvidan su temor ante lo nuevo,
olvidan su angustia por el viaje,
sienten su mayor seguridad en un segundo
descansan en la confianza
                                      que crea el mundo.

 
Ahora sé

Ahora sé lo mucho que escondías y callabas.
Allá donde estaba tu cáscara.
¿Por qué te has estado escondiendo tan bien de mí?
Me roías los pensamientos.
Lo sé. Recuerdo: una sola cosa,
donde he juzgado
y después tu encantado mundo interior
para siempre olvidado.
Siempre y cuando nuestro amor mantenga una condición,
aunque solo sea una,
siempre y cuando nuestro amor sea una mano cerrada
y nosotros lo correcto.

 
Pino retorcido

Aquí bajo el eterno soplo
se alza de la piedra un pino retorcido,
se inclina cansado,
se afianza desafiante,
se retuerce sometido.
Negros contra el cielo en tormenta vespertina
se dibujan contornos fantasmales.
Monstruos que sienten hastío
de monstruos.
Un quejido atraviesa las copas desgarradas.
Oh, poder mirar una sola vez
directamente a la luz,
caminar como un roble,
un joven abedul,
un arce virgen.
Esconde tus sueños, tullido.
Estos son los últimos escollos. Hasta donde la vista alcanza:
pino retorcido.
 

Tu calor

Tu calor, tu tierno calor
le pido,
que irradiabas muchos antes de que el ser humano
llegara a la tierra.
En los escondites de pájaros en los bosques
primitivos
existe el mismo calor protector
a los apegos de la vida.
Desde cielos ardiente de remordimiento
nos hundimos
en la oscuridad del nido, donde
la vida ya no hace preguntas.
Pues los juegos de las nubes son espejismos
y reflejos,
pero todo lo que nace y nutre
está en el profundo abismo.
Amanece, y el aire vibra
de aleteos.
El pájaro se desliza jubiloso.
¡Vivo de la luz!
Mas, escondido en el silencio descansa
su suerte y la desgracia.
Tu calor, tu calor profundo
me entrega alma.

 
Eternidad

Una vez fue nuestro verano
una larga eternidad.
Caminábamos bajo el sol
sin final.
Nos hundíamos en verdes y olorosas
profundidades sin fondo
ante el atardecer.
¿A dónde fue después nuestra eternidad?
¿Cómo pudimos olvidar
su sagrado secreto?
Nuestro día se volvió demasiado breve.
Nos esforzamos convulsionados,
formamos para el combate
una obra, que sería eterna
y su esencia es el tiempo.
Mas aún nos caen narcisos,
salpican en nuestro regazo,
momentos en los que estamos lejos
de metas y nombres,
cuando el sol cae en silencio
sobre briznas solitarias
y todos nuestros esfuerzos nos parecen
un juego y un préstamo.
Es entonces que presentimos
la condición que se nos dio:
arder en el instante
vividos,
y olvidar lo temporal,
que permanece y resiste
para el segundo creador,
medida que nunca alcanza.


 
LOS SIETES PECADOS CAPITALES (1938-41)
 

Una forma soy yo

Una forma soy yo,
pero la materia es de llama.
De fuego es mi mirada
y de fulgor mis manos.
El zumbido que crea
enlazadas lenguas de fuego
desmedidas alrededor de ese juego de líneas
que es tu ser.
Forma también eres tú,
pero forma a través de braza,
etéreo,
levantado de las profundidades del mar de fuego,
espejismo e imagen,
medio creada y creciendo
—como todos los dioses—
burbuja sobre el caos.
De todas las cosas
los dioses son más perecederos
de todas las cosas                                                                                                                                                                              la adoración es más perdurable.
¡Oh burbuja, burbuja,
momento e ilusión
y a través del fuego
el objetivo es la eternidad!
 

Los árboles

Vivos como nosotros
y lejos, muy lejos,
tanto que nuestra palabra «comprender»
resulta humo vano y viento.
Profunda, inaccesible
a pensamientos y sentidos
aunque su corteza se siente rigorosamente
agradable en nuestra mejilla.

Sin ojos se iluminan
en bellas flores.
¿Por medio de qué instrumentos
conocen su esplendor?
¿Por medio de qué secreto
creativo conocimiento
tienen que compartir el poder
de los sentidos y las aromas?

Recostados contra el tronco
pasamos desapercibidos,
no se nos permite entrar
al mundo interior.
¿O nos llega a alcanzar, reflejada
una esquina de nuestra esencia
desconocida para nosotros
y merecedora de ser temida?

Aunque nacidos sin duda
de los mismos antepasados,
no vemos ni un atisbo
de nuestro momento de comunidad.
Demasiadas aventuras
nos separan después,
demasiado desnudo de conocer
es nuestro sencillo suelo.

Tal vez nos espere todavía
un encuentro futuro
en ese camino en que la vida
vuelve a ser polvo.
Otra mano tendida
entre familias separadas.
Y le damos las gracias a la muerte
por esta relación.
La materia, siempre prestada,
la devolveremos.
Fundida en vuestro molde,
¡tomad y dad!
Conmutamos entre nosotros
como regalos amistosos,
¡profundas, hermosas, desconocidas
vidas fraternas!
 

Nunca ha sido el bosque feliz como ahora…

Nunca ha sido el bosque feliz como ahora bajo el sol y la lluvia.
Nunca tan desbordante con aromas delicados y brillos.
Nunca tan reconfortante juguetón, solo que a mí no me llega.
Aunque busco y ruego. Mi dolor es demasiado amargo.

Bebo mis ojos dorados que yo misma no puedo ver.
Respirar profundamente, mis pulmones, el vapor húmedo del musgo.

Soy una piedra muerta. Olvídate de mí, vive por ti mismo,
recoge en las cámaras ocultas todo lo que puedas capturar.

Inaccesible aquella habitación donde madurará la cosecha del día
suave con brillos y olores y suspiros. Cuando llegue el momento
un esplendor denso romperá su escondite. Sobre mí verteré
fresco y salvaje como una cascada la memoria del dolor.
 

Ahora es el momento de inmensa espera

Ahora es el momento de inmensa espera
antes del tiempo de follaje,
ahora los árboles tiemblan en su falta gloria,
los abedules en púrpura, los álamos en verde
y en oro rojo los sauces de los arroyos;
tiempo de fuerzas invisibles.
Cuando todo lo llevado solamente alimenta vientres,
las almas van en graves jadeos,
y el crepúsculo excita y cansa
como el amor excesivo de reuniones.
Ahora la creación se agazapa para el golpe bajo,
antes de que ocurra la decepción,
cuando el bosque es lo más verde posible
y el mundo es lo más completo posible
los árboles y la gente murmuran como en el sueño:
«Deseamos más».
 

De ti robaron los pensamientos

¿De ti robaron los pensamientos? Me asustas, blasfemo.
Aquel que quiere poseer el espíritu es traidor del espíritu.
Profundo debe el espíritu doblegarse a subir al reino.
Puede que tú seas la verdad, pero la verdad nunca tuya.

 
Tú eres la resurrección de mi alma

Tú eres la resurrección de mi alma
al éxtasis en lo que es real,
que el aire me toca caliente como el fuego
y aparece como un mar de cristal,
y el poder de mis ojos,
de sentimientos entumecidos,
como todos los colores arden
en el potable brillo.
Tú eres la fuerza de mi voluntad,
me das una fortaleza
de esperar y actuar
que nunca he tenido.
Sí, mis sentidos hambrientos,
que me incitan y persiguen,
acontecen porque se aplica a ti
una alegría todos los días.
Eres la madurez de mi vida.
Me haces completa.
De mi pasado recoge                                                                                                                                                               la marcha en lo más pequeño.
En un centenar de caminos diferentes
he marchado y me he esforzado.
Ahora se encuentran. Delante de ti
he vivido.
 

En el fondo de las cosas

He leído en el periódico que alguien había muerto,
alguien a quien reconocí por su nombre.
Ella vivía, como yo, escribía libros, como yo, envejeció
y ahora yace muerta.
Pensar en estar muerta ahora y haber dejado todo atrás.
Angustia, miedo y soledad, y la culpa irreconciliable.
Pero hay una gran justicia escondida en el fondo de las cosas.
Todos tenemos una gracia por esperar: una dádiva que nadie
va a llevarse.