No. 99 / Mayo 2017
Leer un poema...
 

"Cavando", de Seamus Heaney

 

Carmen Villoro


Transcribo el poema "Cavando", de Seamus Heaney, de su libro Muerte de un naturalista, publicado por la editorial Hiperión, con traducción al castellano de Margarita Ardanaz.
 
Cavando

Entre el pulgar y el índice
La regordeta pluma se acomoda; confortable cual arma.

Y bajo mi ventana, el limpio y áspero sonido
Cuando la pala se hunde en el suelo arenisco:
Mi padre está cavando. Lo miro desde arriba

Hasta que su costado que se esfuerza por entre los macizos de flores
Se dobla, y se levanta veinte años atrás
Agachándose al ritmo de surcos de patatas
Donde estaba cavando.

La tosca bota se acunaba en la pala, el mango,
Rozando con la pierna, se levantaba con firmeza.
Él arrancaba los brotes altos, y enterraba muy hondo aquel brillante filo
Para desparramar patatas nuevas que nosotros cogíamos
Encantados con su fresca dureza en nuestras manos.

¡Dios mío, y cómo manejaba el viejo aquella pala!
Exactamente igual que lo había hecho su padre.

Mi abuelo cortaba más turba en un día
Que ningún otro en la turbera de Toner.
Una vez le llevé leche en una botella
Con un descuidado tapón de papel. Se enderezó
Para beberla; luego se inclinó de nuevo a la tarea

Cortando y rebanando con esmero, arrojando terrones
Por encima del hombro, ahondando más y más
En busca de la turba buena. Cavando.

El olor frío del mantillo, el chapoteo y el golpe
De la turba empapada, los secos cortes del filo
Atravesando las raíces vivas despiertan en mi cabeza.
Yo no tengo una pala con que seguir a hombres como ellos.

Entre el pulgar y el índice
La regordeta pluma se acomoda.
Yo cavaré con ella.

Seamus Heaney se describe a sí mismo en el acto de escribir. Narra la escena que detona el poema y es materia del mismo: Mientras él está a punto de escribir algo, y que por la conjunción azarosa de los signos resulta ser precisamente este poema, escucha por la ventana que su padre está cavando la tierra. Primero advierte el sonido: "el limpio y áspero sonido / Cuando la pala se hunde en el suelo arenisco"; le es familiar, conocido, por el sólo sonido puede adivinar la acción y al sujeto que la genera: "Mi padre está cavando." Un instante después corrobora su percepción auditiva con la mirada: "Lo miro desde arriba".

En la siguiente estrofa sucede algo fantástico: el esforzado padre que en la escena presente cultiva flores, dobla su cuerpo en el segundo verso y, cuando se levanta, antes aún del tercer verso de esta estrofa, han pasado veinte años hacia atrás, y ahora se encuentra cavando ante surcos de patatas. El viraje cinematográfico del poema es reforzado por el tiempo verbal de las acciones, que pasa del presente al copretérito o pretérito imperfecto, que es una forma del pasado: "Donde estaba cavando." El poeta está inmerso en el recuerdo de su infancia: el padre, fuerte y joven, con un total dominio de la pala, desparramaba para sus hijos aquellos frutos de la tierra y los niños quedaban: "Encantados con la fresca dureza en nuestras manos."

Con la admiración y el entusiasmo de un niño, el poeta exclama en la quinta estrofa: "¡Dios mío, y cómo manejaba el viejo aquella pala!" E inmediatamente lo asocia a un linaje familiar, a una transmisión transgeneracional: "Exactamente igual que lo había hecho su padre." Una obligación moral se queda suspendida en el aire del poema esperando resolverse… No todavía, el poema debe asentar los actos del abuelo, el prodigio de ser agricultor ante los ojos tiernos y azorados del nieto. "Mi abuelo cortaba más turba en un día / Que ningún otro en la turbera de Toner." El niño que le lleva leche al abuelo alimenta los versos más álgidos del poema:
Cortando y rebanando con esmero, arrojando terrones
Por encima del hombro, ahondando más y más
En busca de la turba buena. Cavando.
La fuerza musical de esta estrofa, dada por el gerundio de los verbos, por la repetición de las terminaciones, por el ritmo en la acentuación, se parece a esos momentos de un concierto en que hacen su aparición los instrumentos de viento al unísono. La traducción al castellano, de Margarita Ardanaz, le da una sonoridad profunda con las vocales graves. La estrofa en inglés, en cambio, hilvana las agudas impregnando de brillo las acciones:
 
Nicking and slicing neatly, heaving sods
Over his shoulder, going down and down
For the good turf. Digging.
 
Pero ya sea en una lengua u otra, la palabra final "Digging", 'Cavando', que da nombre al poema, toma toda su fuerza al escribirse o pronunciarse sola, condensando en sus siete letras (en ambos casos) toda la experiencia emocional.

Y así como a través de los sonidos el poeta viajó hasta su infancia, son también los sonidos recordados los que lo traen de vuelta al presente en el que está escribiendo este poema.
Yo no conocía el significado de la palabra "turba". Lo tuve que buscar en el diccionario. El poeta irlandés, en cambio, conserva en su memoria con mucha nitidez el olor del agua pantanosa donde se acumulan esos residuos vegetales de color pardo oscuro y aspecto terroso, que sirven de combustible en los hogares campesinos. Los secos cortes del filo de la pala atraviesan las raíces vivas que son también las raíces del pensamiento que despertó el poema.

"Yo no tengo una pala con que seguir a hombres como ellos." Se lamenta el poeta al despertar. La obligación moral que había quedado suspendida al filo de la quinta estrofa exige una resolución. La encuentra en el final:
 
Entre el pulgar y el índice
La regordeta pluma se acomoda.
Yo cavaré con ella.

Los dos primeros versos lo anunciaban: el poeta tiene un arma entre sus dedos. Los dos últimos versos la vuelven herramienta de trabajo. Honrar al padre y al abuelo con el oficio digno de cosechar palabras: una turba distinta, patatas de otra especie.