No. 99 / Mayo 2017


Conversación entre señales varias


Maricela Guerrero


En la primera línea de mis intereses se encuentra una necesidad
por la acción política como derivado de la acción poética

Luis Alberto Arellano
Podemos leer señales: vialidad cerrada;


El 21 de febrero de 2017 se realizó un acto simbólico, en un lugar simbólico, el Museo Nacional de Antropología. El evento, sumamente necesario, ha irrumpido en nuestra sórdida realidad para recordarnos que la dignidad debe ser costumbre y no un hecho aislado. El Estado Mexicano representado por la PGR se disculpó públicamente con tres mujeres hñähñú, Teresa González, Alberta Alcántar y Jacinta Francisco Marcial, a quienes encarcelaron por delitos fabricados en 2006, en un proceso lleno de aberraciones como el hecho de que las mujeres no contasen con traducción durante su detención y proceso. Tres mujeres indígenas en un tianguis fueron “acusadas de haber secuestrado a 22 agentes federales durante un decomiso de piratería en Santiago Mexquititlán. También fueron juzgadas por tráfico de drogas porque un agente, que fue dado de baja de la corporación por dar positivo en el antidoping, asegura haberlas visto guardar cocaína en un puesto de raspados.” (Arellano, “Cuerpos dolientes y poesía”, Escribir poesía en México, Bonobos, México, 2010). Después de casi cuatro años fueron liberadas, después de más de once años; por fin, el Estado fue obligado por un tribunal nacional a disculparse públicamente por la criminalización que ejerció contra estas tres mujeres.

Luis Alberto Arellano documentó el hecho en el ensayo citado, junto con otros hechos acaecidos en su estado natal, junto a su trabajo como tallerista en el reclusorio a las afueras de la ciudad de Querétaro. Estos actos eran el marco para exponer su concepción de lo que un poema puede ser en un país como México. En ese ensayo, Arellano expone una postura que no concebía el poema ajeno al estado de las cosas, ahí explica la forma en que concibe el ambiente o ecosistema en el que su poética se desarrolla, en el que la escritura de los poemas es posible:

Creo que los funcionarios públicos involucrados en los casos comentados creen que la razón de Estado es superior a la seguridad del individuo. También sé que no existe un nosotros y un ellos tan radical como sus acciones parecen delimitar. Y entonces escribo poemas, porque no tengo certezas y porque las acciones en el mundo me llevan a preguntarme más cosas de las que resuelven. Porque mi discurso es inestable, mi práctica poética también lo es. (p.21)

Inestabilidad como cualidad de una poética en la que habría más preguntas que respuestas es una de las prácticas más contingentes en el poema contemporáneo: toda vez que el discurso trascendentalista, fincado en la jerarquización se ha desmoronado, al poner sobre la mesa la conflictiva relación acción - persona - lenguaje - mundo conocido.

En ese sentido, en la poética arellaniana es conveniente atender a las señales varias que se presentan en nodos enmarañados de lo personal, lo político, lo público y lo privado, lo común y lo individual y las diversas posibilidades del mundo conocido en que habitan, así como las más infinitas posibilidades del mundo por conocer que la práctica poética provoca al pensar en comunidad. Muy al final del ensayo, Arellano explica:

Más recientemente, un par de años a la fecha, empecé a cuestionar todo lo que la estética trascendental me había enseñado. Como tantos otros, he sido tomado por una poética más inestable que enseñe las marcas del proceso y de la persona que participa en él. Estoy en una búsqueda que privilegia el error como un logro. Mi interés está ahora en una práctica que incluye soportes no convencionales como la animación, el performance, la instalación y una radicalidad en el lenguaje posible para el poema. En ese contexto, mis intereses sociales han podido ser integrados a mi práctica poética. (p.23)


El punto de arribo: otra lengua

Plexo fue editado por el Fondo Editorial Tierra Adentro en 2011, en él hay una diversidad de temas que van de la muerte en un mundo capitalista al cuestionamiento de UFO is art; y en medio, el amor como una posibilidad de leer el universo, hasta que se descubre lo contrario: la ilegibilidad. Lo que se busca es desde diversos modos, llegar a una lengua que dé cuenta de algo, ¿de qué? De lo que intuimos, quizá del amor o de las otros múltiples obsesiones, de las búsquedas, de las ganas de saber algo; explorar lo desconocido, en un intrincado sistema donde lo que se hace, se piensa y se es, están en constante estira y afloja entre lo público y lo privado.

Pero, ¿qué amor?, ¿de qué estamos hablando?, ¿qué se pretende cuando se habla de amor en un mundo que todo lo devora y lo digiere y lo transforma en una canción pop o en una película romántica?

Un poema en dos partes con una canción de fondo, “Escrito en el aire” del que la primera anotación dice “Suscribo sílaba por sílaba Jealous Guy de John Lennon”. El amor se presenta en este poema como una búsqueda, la búsqueda de un lenguaje en el universo infinito, conocer entre señales varias a una persona, señales varias que provienen de las diversas naturalezas de la materia: el aire; al margen de los libros editados con el tema de los métodos de adivinación Bloch Raymond, La adivinación en la edad antigua, FCE, México, 1985.

Un poema donde la búsqueda del amor parece legible, metódica, hasta que no, hasta que sólo queda como una imagen diluyéndose. Donde parece que no es posible que el amor trascienda al mercado, ni a las condiciones de un sistema económico donde todo lo sólido se desvanece en el aire, ¿en qué mundo el amor es posible?, ¿de qué manera la obsesión es la búsqueda del sistema?

                                 I

Cuando nos encontramos
estaba enloquecido en pos de máquinas
adivinatorias: 

               Las líneas de la mano, los naipes,
               el cielo y sus luces nocturnas,
               las líneas de los libros,
               las entrañas de las bestias,
               el agua, las piedras,
               el fuego, las piedras,
               el iris, las piedras,
               los caracoles y los espejos.

El universo era legible 
y todo lo que se necesitaba era un sistema.


A veces, suponemos que el conocimiento sistemático, reglado y metódico material nos dará respuestas sensatas y certeras; y a veces pensamos que sí, que estamos muy cerca de hallar el método, ponerlo en práctica y establecer un sistema para comprender el mundo y hacerlo nuestro: desliz de juventud que muy prontamente trocamos por esa otra certeza, de que siempre estamos a punto de… de que no se puede, que la ilegibilidad es condición si consideramos que ese mundo con múltiples códigos complejamente intrincados entre lo personal, lo político, lo público y lo privado; implica reconocer que la momentaneidad y la inestabilidad son las más acabadas ideas que tenemos para ir tanteando el mundo, y sólo nos quedan imágenes, aproximaciones, posibilidades poéticas que evidentemente plantean preguntas y no siempre responden.

De esta forma el error se asume como un logro, una posibilidad. En la segunda parte del poema, Arellano coloca cuidadosamente las diversas señales de esa revelación:



II
[...]
Ven conmigo a la librería
Lo que yo buscaba no había llegado.
Hay que leer a Raymond Bloch.

               (Bloch, Raymond; La adivinación
               en la edad antigua, FCE, México: 1985)

Y tomando el libro pagaste
mirándome a los ojos.
A pesar de la erudita información 
sobre cómo leer las señales en los cielos
(y Bloch hizo todo a su alcance)
o en lo oscuro de los vientres animales,
los tacones altos y aquello que buscaba
entre libros
escaparon por la puerta principal de mi casa.
Volví a la librería.
El libro buscado sigue perdido.
Ya no leo el futuro en los espejos,
ni en el agua, ni en los nidos de los pájaros.
Te recuerdo descalza en el centro luminoso del mundo.

La posible certeza no puede ser en una lengua productiva, instructiva, determinativa sino en una anomalía, en lengua poética: que no está en los libros de artes adivinatorias, ni está en los métodos para leer los sistemas económicos, ni sociales y se revela como una posibilidad de plantarse en el mundo conocido para explorar el desconocido. Así, una imagen poética se revela en toda su luminosidad ilegible, precaria y momentánea:

Te recuerdo descalza 
en el centro luminoso del mundo.

Y sin embargo, esa certeza de lo que no se conoce, de que muy probablemente sea un error de nuestro sistema adivinatorio, hace posible que el poema se asuma como práctica para resistir y para explorar mundos por conocer en los que no está cancelada ni la acción política ni la exigencia de alegría luminosa y compartida. Lecturas de mundo para lo que como señala, Arellano, estamos habilitados:

Podemos leer señales: vialidad cerrada;
alto total; gire a la derecha.
Conversación entre señales varias: aleteos de pájaros; vientres animales; manchas en la
sangre.
Para eso estamos habilitados:
leer señales y en las rocas hablar.
Por las rocas hablar. Señales de humo
todas, donde hubo fuego.
Donde hubo habla repentina
como un abanico de carne.
Donde hubo tránsito de un cuerpo al otro.
Señales
y en cielo
ruido,
luces de colores.